Amando hasta el final

El día llegaría cuando Dios cumpliría el simbolismo de aquella noche y la sangre de su Hijo sería la señal más grande y completa, pues, así como la sangre en el dintel de las casas salvó al pueblo de Israel, ahora esa sangre derramada por amor nos salva a todos. El sacrificio del cordero y la sangre estaban directamente relacionados con la salvación de la gente.

En esto consistió el amor del cielo para nosotros. El amor sin límites de parte de Dios es que Jesucristo es el cordero de la pascua, sacrificado, inmolado y entregado por todos nosotros (Juan 3:16).

Se nos dice que a la misma hora que el sacerdote soplaría el shofar (cuerno de cordero) a las 3:00 PM, anunciando el sacrificio del cordero, y donde la gente se pasaría para ver el sacrificio, a esa misma hora Jesús dijo: “Consumado es”.

2. La hora más oscura del cielo (vers. 1b).

Por supuesto que no es lo mismo cuando un padre envía a su hijo hacer algunos estudios de los cuales se gradúa con honores y regresa a ellos con su certifica, que el regreso de Jesús al Padre. Dios envió a su Hijo al mundo y ahora se plantea su regreso a su seno (vers. 3). Sin embargo, hay una hora de prueba que tiene que pasar.

Eso es lo que se conoce como la “la hora más oscura del cielo”; la hora cuando Dios y sus ángeles guardaron silencio. Pero esa hora de terribles padecimientos no impidieron que Jesús amara a “los suyos”, haciéndolo hasta el final.

El amor ilimitado de Dios ha pasado la prueba del más inenarrable sacrificio.

Para nosotros leer que la hora del Padre había llegado, pudiera verse como algo sencillo y natural, pero esa hora en el reloj del cielo ha sido la más decisiva de todas las que se conozcan en la tierra.

Aquella hora fue la que marcó el Padre para redimir a esta humanidad inmerecida. Pero lo sorprendente de esto, mis hermanos, es que ese amor ilimitado de Jesús lo llevó a sufrir no solo una hora, de acuerdo con lo que aquí hablamos, sino que fueron seis horas que él duró colgado. En esto consistió su a amor ilimitado.

II. AMAR HASTA EL FINAL ENFRENTA EL DOLOR DE LA TRAICIÓN

1. Satanás trabaja también hasta el final (vers. 3).

Hay cosas que son sorprendentes de este pasaje. Hay preguntas que desafían nuestro entendimiento en esta historia. Por ejemplo, ¿cómo es que Satanás entró en el corazón de Judas quien anduvo tan cerca del Señor? ¿No se suponía que estaba salvado en esos tres años que estuvo con él? ¿No era Judas aquel de “quien mi pan comía” como dice la profecía del Salmo 41:9?

¿No era él el tesorero del grupo lo cual planteaba una gran confianza con su Señor? Bueno, este es uno de esos misterios bíblicos que al final será develado al ver la actitud del traidor. Judas Iscaoriote siguió a Jesús porque vio en él al hombre del nacionalismo; al judío defensor y conquistador político que los libraría del yugo romano. Pero ¿por qué Jesús lo amó hasta el final?

¿No sabía él que Judas lo iba a traicionar? Es acá donde este pasaje tiene su grandeza. Cuando Juan habló que Jesús había amado a los suyos, Judas estaba incluido en el paquete. Jesús no le disminuyó el amor a Judas.

Es más, yo creo que Jesús tuvo por Judas un amor especial, porque si él fue quien creo el infierno para el diablo y sus ángeles, lo último que él deseaba era que Judas le hiciera compañía eterna a Satanás y sus demonios (Juan 17:12).

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