El poder del testimonio

3. En la constancia de la esperanza (vers. 3c)

Nos sorprende cómo Pablo encontró en los hermanos de Tesalónica lo que les falta a los hermanos de Corintios, a quienes escribió su célebre capítulo 13 sobre el amor verdadero.

Esas tres joyas imperecederas: La fe, la esperanza y el amor, eran notorias en ellos. No solo tenían una fe llena de obras, un amor demostrado en el trabajo, sino que además tenían una constancia en la esperanza.

Me gusta esto que Pablo resalta acá. Con mucha frecuencia perdemos la esperanza de ver que sucedan las cosas que más anhelamos. La falta de constancia retrasa la obra del Señor.

La falta de constancia en la esperanza nos hace creyentes fríos y sin entusiasmo. Que el modelo de estos hermanos nos cautive. Nuestro testimonio debe ser reflejado en la fe, la esperanza y el amor.

III. EL PODER DEL TESTIMONIO SE FORTALECE DEL EJEMPLO

1. Imitando a los que le alcanzaron (vers. 6).

El testimonio de los hermanos de Tesalónica era el resultado de una imitación cercana a quienes se constituían sus padres espirituales. Todo discípulo imita a su maestro y esto es lo que vemos acá.

Nada nos da más seguridad en el testimonio como el saber que hombres y mujeres pasaron por la experiencia del encuentro con el salvador y al predicárnoslo hemos comprobado la eficacia y la bendición de imitar el bueno ejemplo que produce el evangelio en el corazón del que lo recibe.

Pero, si bien es cierto que Pablo habla primero que ellos habían imitado a él y sus compañeros, lo más importante es que ellos habían imitado al Señor. El creyente que sigue un proceso de madurez va descubriendo que aun sus maestros tienen fallas, pero que su Señor será su modelo por excelencia. Y los hermanos de Tesalónica habían formado su testimonio bajo el fragor de las pruebas y las dificultades.

Pablo sabía de una gran tribulación que pasaron, pero fue en medio de eso que ellos recibieron la palabra y con gozo en el Espíritu. La experiencia de cómo recibimos al Señor marca nuestras vidas y con ello nuestro testimonio.

2. Siendo ejemplo para los demás (vers. 7).

Me gusta lo que dijo Spurgeon sobre los hermanos de Tesalónica y el cambio que dieron de tal manera que fueron ejemplos a otros. Esto dijo: “Todo el mundo preguntaba, “¿Qué le ha sucedido a estos Tesalonicenses? Estas personas han quebrado sus ídolos: adoran al único Dios; confían en Jesús. Ya no son borrachos, deshonestos, impuros, contenciosos”.

Ellos pasaron de ser imitadores de sus maestros a ser imitados por la gente donde vivían. El testimonio de ellos brillaba más allá de sus casas. Era un testimonio que era visto para todos los de Macedonia, y aun más allá, hasta los que vivían en Acaya, la provincia vecina.

Mis hermanos, no solo es la iglesia la que califica nuestro testimonio, es la gente donde nos movemos. Si tuviéramos que ser ejemplos para ellos, ¿cómo nos calificarían?

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