Dispuestos a testificar hasta la muerte si era necesario, los apóstoles aportaron un nuevo sentido al significado de la palabra testigo (cuyo equivalente en griego era maŒrtys, de donde viene nuestra palabra “mártir”). El primer mártir del cristianismo fue [Ver=] ESTEBAN, quien selló con su sangre el testimonio de su vida y de sus labios, el prototipo de todos los que estiman la verdad de Cristo por sobre todas las cosas ”
Nosotros somos testigos de Cristo hoy
Nosotros también hemos recibido el mismo poder, El Evangelio de la Gracia de Dios, la instrucción de su Espíritu Santo y el mandato de hablar poderosamente de las cosas que hemos visto y que Dios ha hecho en nosotros.
Esto es lo que hace radicalmente diferente al cristianismo de otras religiones, no basta con tener conocimiento intelectual de las normas y reglas de la religión, es necesario “ver”, “tocar”, “experimentar” LA GRACIA Y EL PODER. No son nuestras habilidades o capacidades lo que hace que seamos eficaces, es el Evangelio de la Gracia lo que hizo que el evangelio se propagará por el mundo entero.
El libro de los Hechos es sólo el inicio de la historia, usted y yo la estamos escribiendo hoy, usted y yo somos instrumentos del Evangelio, somos medios por los cuales las naciones vendrán a los pies de Cristo. La Estrategia de Cristo es muy clara y evidente, son aquellos “testigos” de la maravillosa gracia de Cristo los que proclamarán a las naciones estas buenas noticias que transforman, cambian y vivifican.
Cristo no nos mando a ser “camaradas”, “partidarios”, nos mando a ser TESTIGOS, porque sólo vamos a decir, lo que Él puede hacer y nada sobre nosotros es relevante, es centrado en la obra de Cristo pues su Evangelio es PODER DE Dios.
Porque nuestro llamado a ser discípulo es a compartir a otros esta Gracia Redentora, nosotros debemos hacerlo no es nuestras fuerzas, sino en la Gracia de Cristo.
III. Compartir no en nuestras fuerzas es hacerlo:
3. Siguiendo su Plan.
Hechos 1:8 “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”
Quiero que siga la secuencia que el texto mismo nos da. Un discípulo de Cristo es uno que al compartir las buenas nuevas del Evangelio lo hace en el poder de Dios, es decir, usando el Evangelio, La Palabra de Dios y siendo así un “testigo fiel” de lo que Dios hace y no él.
Ahora bien Jesús no sólo equipa a estos hombres con la autoridad y la habilidad, también les otorga un plan. Es un plan sencillo, simple y progresivo. De nos ha explicamos bajo que autoridad vamos a proclamar, se nos ha explicado en carácter de que vamos a proclamar, ahora Jesús explica donde debemos proclamar:
a. En Jerusalén.
Los primeros creyente comprendieron perfectamente que debía predicar primero en Jerusalén, Hechos 2:1 DHH “Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar”.
No salieron a ningún lugar iniciaron su labor misionera dentro de su casa, con los suyos, ahí era necesario que mostraran la luz de Cristo, usted y yo conocemos el resto de la historia de Hechos 2, una gran proclamación mucho más allá de la compresión de ellos mismos fue realizada por cada uno de los que estaba ahí, en Jerusalén, su hogar, su casa con los suyos. Debemos interceder, orar, mostrar un testimonio poderoso a nuestra familia, pero debemos hablarles de Cristo.