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El noviazgo según el diseño divino

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: El noviazgo según el diseño divino

Predicas Cristianas Lectura Bíblica: Génesis 2:18-25

INTRODUCCIÓN:

A la hora de tocar el presente tema del noviazgo, vienen muchas preguntas, todas dignas de consideración, tales como: ¿Qué es el amor, cuál es la diferencia entre estar “empatados” y el noviazgo, a qué edad debo comenzar el noviazgo, cuánto tiempo debe durar un noviazgo, puedo estar de novio con una joven o un joven que no es cristiano, con cuántos novios o novias debo estar antes de casarme, es permitido tener sexo durante el noviazgo?, y así podíamos seguir.

Y cuando pensamos en el noviazgo de hoy comparado con la costumbre bíblica, nos dando cuenta de que había una gran diferencia. En esos tiempos, quien decidía sobre los asuntos sentimentales eran los padres. Así que las parejas no salían a pasear, a ver alguna película o a comerse algún helado. No había tal cosa como salir para conocerse, para ver si había alguna “química”; y si esto no funcionaba, pues cada uno regresaba a casa.

El asunto es que las parejas de ese tiempo salían para irse al matrimonio. Y si esto nos parece extraño y anticuado, déjeme llevarlos al principio mismo de la creación; al tiempo antes que existieran los padres, para que veamos cuál fue el diseño de Dios para un noviazgo que debe ser del agrado divino y finalmente consumarse en el matrimonio.

La pregunta para responder hoy no será con quién me casaré, sino más bien a quién tiene Dios preparado (a) para cada joven a la hora de buscar la persona con quien contraerá matrimonio. Cuáles principios debiera tomarse en cuenta al momento de hacer una elección que me marcará para el resto de mi vida. Veamos, pues, este diseño divino.

I. DIOS PENSÓ EN TU SOLEDAD DESDE EL PRINCIPIO

1. La soledad no es buena según Dios (vers. 18)

¿Por qué a un joven le comienza a acelerar el corazón cuando siente algo por una chica? ¿Por qué sentimos un gran deseo de estar con alguien para compartir lo que somos o lo que tenemos? Porque desde el principio Dios se dio cuenta que “no es bueno que el hombre esté solo”.

Interesante que fue Dios quien advirtió la soledad de Adán. Adán no se había dado cuenta. En nuestra sociedad, la soledad se ha vuelto una experiencia común, sobre todo entre los solteros. Vivimos en el mundo de las parejas. Es cierto que algunos tienen el don de estar solteros y eso no los afecta.

De hecho, existe el don de la soltería, conocido como el don de continencia. Pero eso no es lo común. La verdad es la otra. De modo, pues, que esta situación entre los solteros se envuelve en un manto de soledad y tristeza que oscurece su visión del futuro y de Aquel que en su soberano plan está dirigiendo ese futuro.

La única manera como la soledad puede ser buena es si la tomo para estar en comunión con el Señor. Dios te hizo para tener compañerismo. Tu soledad tendrá que ser el tiempo para que escuches de Dios: “No es bueno que el hombre esté solo”.

2. Dios ha hecho provisión para la soledad (vers. 18b)

Y cuando Dios nos ve en esta soledad sentimental nos da la promesa. ¿Cuál promesa? Pues la misma que le dio Adán: “Le haré ayuda idónea para él”. Me encanta el plan que Dios tiene para cada joven. Saben, los sueños que a veces tenemos en relación con el hombre o la mujer que buscamos dista mucho de lo que Dios tiene preparado. Y el asunto es que Dios no solo nos hará el complemento para nuestra soledad, sino que nos dará una “ayuda idónea” para el resto de la vida.

Los pensamientos del hombre en el asunto de los sentimientos son muy terrenales y algunas veces hasta temporales. De allí viene la simplicidad en decir “veremos hasta donde llegamos”. O los que se casan pensando que pudiera darse algún fracaso.

El asunto es que Dios no patrocina relaciones fracasadas porque desde el principio él pensó en hacerle al hombre la mujer que sería su verdadero complemento. Otra vez, y como ya hemos dicho, el noviazgo es la antesala para el matrimonio. Mientras tanto, lo único que pueda darse entre dos jóvenes es una hermosa amistad, sin derecho y nada más. Joven, no te adelantes al trabajo del cielo.

II. DIOS ESPERA QUE TE PREPARES ANTICIPADAMENTE

1. Que tu mente esté ocupada en su obra (vers. 19)

Dios antes de darte la mujer o el hombre espera que tu mente esté ocupada en su obra. Esta es una manera no solo de llenar tu soledad, sino la manera correcta para conocer la sorpresa de Dios respecto a lo que tiene preparado. Y, sobre todo, que estés intelectualmente preparado para el reto que viene a tu vida.

¿No es interesante que Dios antes de darle a Eva a Adán lo puso hacer un gran trabajo que requirió de sus capacidades y habilidades para ponerle nombre a todas las bestias y las aves del cielo? Esto implicó el uso de la inteligencia y la creatividad mental para semejante trabajo.

Además de esto, la preparación física, emocional e intelectual será necesaria para estar preparados para es gran paso. A qué edad se casó Adán, no lo sabemos, pero lo que si sabemos es que Dios lo hizo listo para asumir esta responsabilidad.

Dios trajo a Adán con la primaria, secundaria, universidad y trabajo para entregarlo a Eva. Joven, Dios no espera menos de ti. El noviazgo es cosa seria. Demanda la preparación para el resto del tiempo que vivirán juntos.

2. Que tu comunión sea íntima con él (vers. 20)

Adán les puso nombre a todos los animales; los llamó por su nombre, pero con ninguno de ellos podía tener compañerismo. Él era un ser distinto a ellos. Él fue creado a imagen y semejanza de Dios, lo que lo hacía distinto a todas las demás creaturas.

La oración “no se halló ayuda idónea para él” es exactamente lo que plantea la necesidad de una compañía adecuada; alguien que fuera como él, con sentimientos propios. Entonces, ¿con quién tuvo comunión Adán en el huerto? La respuesta es obvia. Antes que Adán tuviera su novia, él disfrutaba de una especial comunión con su Padre creador.

Más adelante, cuando Adán pecó contra Dios, se nos dice que Su voz “se paseaba en el huerto, al aire del día…” (Génesis 3:8). La intimidad con Dios precede al regalo que él le tiene preparado al joven en quien se ha despertado el “gusanillo” del amor.

Aquí está la clave de lo que será un matrimonio feliz y duradero. Me temo que muchos jóvenes no viven una profunda relación con Dios y se aventuran a darle el “sí” a la pareja y luego vienen las consecuencias. La pregunta con quién me casaré está sujeta a otra que será de vital importancia: cuánto ama esa persona al Señor la persona de quien me estoy enamorando.

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