Es una orden de nuestro Señor Jesucristo. Y tenemos que estar preparados en todos los aspectos de nuestra vida. Si meditamos bien en Dios, Él esta siempre preparado para todo. Jesucristo ya tiene preparada nuestra morada, tiene preparadas nuestras coronas.
El Señor ya tiene preparada la recompensa de cada uno de nosotros. Y cada una de las bendiciones que nos dará aquí en la tierra y allá en los cielos. Imitemos pues a Dios y obedezcamos su voz y preparémonos.
¿Te encuentras preparado/a para la venida de Dios? Recuerdas la parábola de las diez vírgenes; Dice Mateo 25:10 lo siguiente: “Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”.
Seamos como las cinco vírgenes prudentes
Seamos como las cinco vírgenes prudentes, sensatas y precavidas, mantengamos nuestras lámparas encendidas en el fuego del Espíritu. Porque solo las que estaban preparadas se fueron con el esposo y sabemos que su iglesia o sea nosotros sus hijos e hijas somos la novia, virgen, pura y santa por la cual Él Esposo que es nuestro Señor Jesucristo vendrá a buscar.
Apocalipsis 19:7-8 dice “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos“.
Mantengámonos en Santidad y verdad, que no haya ninguna mancha ni arruga en nosotros, ni mucho menos ninguna contaminación. Examínate en este momento y mira tu vida, tu manera de ser, de vivir, de actuar y pregúntate si tus vestiduras están limpias, puras y santas.
Prepárate para ese encuentro con Él; todos los días mantente como un obrero aprobado el cual no tiene nada de que avergonzarse ante su Dios. La palabra de Dios nos exige que estemos preparados para toda buena obra 2 Timoteo 3:17 dice “a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Conclusión
Hay que estar preparados para ayudar, para extender la mano al necesitado, para cualquier necesidad, para dar el evangelio a tiempo, para dar a conocer mas de Dios, para suplir, para que siempre en nuestros labios hayan palabras de gracia para los demás y un corazón siempre dispuesto para servir a Dios.
Si no estamos preparados para cuando Él regrese, que puede ser en cualquier momento, será muy lamentable. Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes (Lucas 12.47).
Así que no perdamos el tiempo, no seamos negligentes y preparémonos porque Él viene pronto, El Señor vendrá a buscarnos, a llevarnos con Él, para morar eternamente en Su presencia. No lo olvides, no lo ignores, Él no tarda.
© Patricia Borjas. Todos los derechos reservados.
