Queridos amigos, vivimos en un siglo donde la gran sociedad, se encuentra involucrada en la inmoralidad, ajena totalmente a los principios bíblicos y doctrinas cristianas.
La realidad es que, el éxito de hoy se ve reflejado en códigos que dan, de una u otra manera, la espalda a las verdades de Dios. Es el hombre exitoso el trabajador de 20 hs por día, por decirlo así, sin importar la atención familiar; es el fans del grupo aquel joven que malgasta lo que tiene en una noche descontrolada sin medir lo consecuente a ello; es líder perfecto del curso de un colegio aquel muchacho que se atreve a contrarrestar los parámetros educacionales, es admirada la chica conquistadora, es imitado el chico de la moda, quien usa mayormente vestidos ridículos, entre otros ejemplos que se podrían mencionar.
Analizando lo general, nos encontramos envuelto en una sociedad que esta definitivamente administrada por el maligno, tal es la fuerza del mismo que, también encontramos a jóvenes que han perdido la identidad cristiana por seguir tales conceptos y por consiguiente, vemos a grupos en las iglesias, híbridos, quienes vienen y están en la iglesia para sentirse bien o seguir a papá o mamá pero sin comprometerse con Dios; Pues siguen a la masa, quieren hacer lo que hacen todos, y porque tal persona que es el denominado “mejor” practica tales cosas, ellos también buscan hacerlo. Te invito a leer el Libro de Daniel, cap. 1 vers. 1-21.
Jerusalén fue sitiada por el rey Nabucodonosor. En Jerusalén habitaban cuatro jóvenes quienes formaban parte del linaje real, Daniel, Ananías, Misael y Azarías, ellos fueron llevados cautivos a Babilonia. Estando allí, el rey mandó al jefe de los eunucos que durante el periodo de tres años preparase a jóvenes, enseñándoles letra y lengua caldea, para que al fin de este periodo pueda elegir a los más sabios y hermosos para que quedasen en el palacio del rey. Para ello señaló el rey ración de comida y bebida para cada día, entre los jóvenes apartados estaban Éstos cuatros.
Al comienzo de la preparación ya, Daniel, Ananías, Misael y Azarías fueron cambiados a Nombres caldeos: Beltsasar, Sadrac, Mesac y Abed-nego. Pero ellos propusieron no contaminarse con la comida del rey, por tanto pidieron al jefe de los eunucos que se les de legumbres y agua. Y Éste consistió en esto. Al término de los tres años, todos fueron presentados delante del Rey pero a estos cuatros el rey lo hallo diez veces mas sabios que a todos los magos y astrólogos y no encontró a otros como a ellos en ciencia, sabiduría y hermosura. Jóvenes amigos, positivamente afirmó que en medio de este sistema diabólico que vivimos podemos ser vencedores, Dios nos llama para cosas grandes. Hay algo que debemos comprender como cristianos, necesitamos aceptar un desafío extraordinario; SER ÚNICO, SER REVOLUCIONARIO, y éste es el punto clave, ASENTAR NUESTRO PENSAMIENTO Y SER CAPACES DE TOMAR DECISIONES FIRMES Y APROPIADAS.
¿Te ánimas? No siempre debemos hacer lo que hace el otro. No importa que en el colegio, la facultad, el trabajo, el barrio, la ciudad, todos corran para un lado, tú atrévete a ir contra la corriente y no seguir lo que todos hacen sino hacer lo que se debe hacer. Debemos darnos cuenta que la decisión que tomamos hoy, serán el resultado de años futuros.
El Rey de este siglo, el diablo, siempre dará ración de comida para cada día, pero acuérdate, somos del linaje real, estamos en este mundo pero no somos de este mundo, quizás estas atado por cadenas del pecado, de inmoralidad, probaste la ración de la comida del Diablo y quieres salir de esta condición y no puedes. Dios espera que tomes una DECISIÓN FIRME así como tomó Daniel y sus amigos. Ellos se encontraban con toda la presión de un reino extraño pero aun así tomaron la decisión de poner a Dios en primer lugar antes que el rey Nabucodonosor, Y Dios los bendijo.
Para concluir, quiero que comprendamos los grandes propósitos de Dios y entendamos que éstos solo pueden ser cumplidos en nosotros si sabemos TOMAR LA DECISIÓN APROPIADA. No importa si el sistema te cambia de nombre.
TOMA LA DECISIÓN FIRME DE SER DE DIOS Y PARA DIOS, y tu futuro será fructífero, próspero y feliz. Dios te bendiga grandemente.
Leer: Juan 15:18-19; 1º Juan 2:14-17; 1º Juan 4:4-6
