La conquista y retención de la primogenitura ante Dios

El parto evidenció en términos biológicos que Esaú era el primogénito, fue el que nació en primer lugar y por ende, toda la “bendición especial” sería recibida por él, de parte de su padre y familia. Tal hecho pareciera como si el niño Jacob estuviera tratando de cambiar su posición dentro del vientre de su madre y ocupar de primero, el canal del parto y así, alcanzar a ser él, el hijo primogénito.

Jacob desde el vientre luchó por la primogenitura.

El orden biológico de nacimiento puede ser cambiado por el orden que por convicción adquiere una persona delante de Dios. Ser el quinto, el vigésimo segundo o el ochenta y dos en una lista no dice nada, cuando predomina una convicción en ti: ser el primero delante de Dios, pues esto te dará:

  • 1. Levantarte como un líder importante en el mundo espiritual.
  • 2. Levantarte como un líder importante en la sociedad.
  • 3. Recibir una doble porción de lo que otros reciben.

Estos tres aspectos revelan cada uno una posición privilegiada ante Dios. Hemos sido llamados a tomar autoridad en el mundo espiritual y en la sociedad en que vivimos. Jesús ha demandado de nosotros el estar preparados para ser reconocidos como verdaderos guerreros a nivel de las regiones celestes, donde se libran violentas y feroces batallas espirituales entre las huestes de maldad de satanás y las huestes de Dios.

Efesios 6.11-12: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo, 12 porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.

De igual manera hemos de ser luz en medio de este mundo, para que sirvamos de testimonio de la obra de Jesús en nosotros. (Mateo 5.14: “Vosotros sois la luz del mundo”).

¿Qué decir entonces sobre el poder recibir una doble porción de lo que otros reciben? Un primogénito que conoce el beneficio de esta condición vive siempre en momentos de abundancia, cuando algunos tienen uno, él tiene dos, cuando unos tienen tres, él tiene seis, porque siempre recibe doble.

Eliseo no se conformó al pedirle a Elías el mismo poder que le había entregado Dios, quiso tener el doble, eso le rogó a Elías antes de ser arrebatado en un carro de fuego (2 Reyes 2.9: “Te ruego que me dejes una doble porción de tu espíritu”). Esto le permitió multiplicar el número de los milagros que hizo por encima de los hechos por Elias:

  • 1. Separa las aguas del Jordán (2 Reyes 2.14)
  • 2. Purifica las aguas de Jericó (2 Reyes 2.19–22)
  • 3. Hace llenar de aceite las vasijas vacías en la casa de una viuda (2 Reyes 4.1–7)
  • 4. Resucita al hijo de la sunamita (2 Reyes 4.18–37)
  • 5. Neutraliza el veneno de un potaje (2 Reyes 4.38–41)
  • 6. Multiplica el pan para alimentar a cien varones (2 Reyes 4.42–44)
  • 7. Cura la lepra de Naamán, general del ejército sirio (2 Reyes 5.20–27)
  • 8. Hace flotar un hacha perdida en las aguas del Jordán (2 Reyes 6.1–7)
  • 9. Ora y consigue que su siervo vea los ejércitos celestiales dispuestos a su favor (2 Reyes 6.15–17)
  • 10. Hiere con ceguera temporal al ejército de Siria (2 Reyes 6.18–20)
  • 11. Se coloca un muerto en la misma tumba de Eliseo y resucita al solo contacto con los huesos del profeta (2 Reyes 13.21)

Eliseo tenía convicción de ser un primogénito delante de Dios, reclamó porque sabía que había trabajado duro para hacerse acreedor de tan importante nombramiento, su comportamiento de no apartarse de Elías, fue similar a lo ocurrido con Esaú y Jacob.

Eliseo sabía que pronto su maestro iba a ser arrebatado y quería quedar en su lugar, pero con el doble, como se le da a un primogénito. Lo mismo nos ocurre cuando cambiamos de nuestra primogenitura biológica a una primogenitura por convicción. Esta última es bien vista delante de Dios, porque en ella está implícita tu condición de guerrero, tu fortaleza espiritual, tu fe en la acción y tu obediencia a Dios.

Reteniendo la primogenitura

En párrafos anteriores hacíamos referencia a que la primogenitura podía perderse por dos razones, la primera, como resultado de malas acciones y la segunda, por venderla. Coinciden en la vida de Jacob estos ejemplos.

1. Rubén, hijo primogénito de Jacob con Lea, este durmió con Bilha, la concubina de su padre, hecho del cual se enteró su padre y este le retiró esta condición. (Génesis 49.3: “Rubén, tú eres mi primogénito, mi fortaleza y el principio de mi vigor; el primero en dignidad, el primero en poder. Impetuoso como las aguas, ya no serás el primero, por cuanto subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste, al subir a mi lecho”).

2. Esaú, vendió a Jacob su primogenitura por un pedazo de pan y un plato de lentejas. (Génesis 25. 29-34: “Guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, 30 dijo a Jacob: —Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. (Por eso fue llamado Edom.) 31 Jacob respondió: —Véndeme en este día tu primogenitura. 32 Entonces dijo Esaú: —Me estoy muriendo, ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? 33 Dijo Jacob: —Júramelo en este día. Él se lo juró, y vendió a Jacob su primogenitura. 34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; él comió y bebió, se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”).

En cualquiera de las dos condiciones existe un menosprecio manifiesto a la bendición otorgada por Dios, poniéndola por basura y restándole importancia. ¿Cómo pueden las personas rechazar tal bendición? En los dos relatos Dios nos revela alguna de estas causas:

  1. Envilecimiento y Dureza de corazón.
  2. Altanería y Autoritarismo.
  3. Mentalidad metalizada. (Amor al dinero y todo cuando puede obtenerse a través del mismo).
  4. Olvidar el pacto de Dios con los hombres a través de Jesucristo.
  5. No estar apto para ser un primogénito de Dios.

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