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Nacidos para ser discípulos

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: Nacidos para ser discípulo

Predicas Cristianas Lectura Bíblica de Hoy: 2 Timoteo 2:1-7 [vers. 2 (énfasis)]

DISCÍPULOS – INTRODUCCIÓN:

No sé quién escribió la diferencia entre ser un miembro de la iglesia y un discípulo de Cristo, pero me pareció interesante y aquí se los dejo. “El miembro suele esperar panes y peces; el discípulo es un pescador. El miembro lucha por crecer, el discípulo lucha por reproducirse. El miembro se gana; el discípulo se hace. El miembro quiere que le sirvan; el discípulo se atreve a servir.

El miembro le gusta ser halagado; el discípulo halaga con su servicio y su sacrificio. El miembro entrega parte de sus ganancias; el discípulo entrega su vida. El miembro puede caer en rutina; el discípulo está en constante actividad. El miembro espera que se le asigne tarea; el discípulo es solícito en tomar responsabilidad.

El miembro murmura y reclama; el discípulo se niega a si mismo y obedece. El miembro es condicionado por las circunstancias; el discípulo aprovecha las circunstancias para ejercitar su fe. El miembro reclama que le visiten; el discípulo visita.

El miembro vale para sumar; el discípulo vale para multiplicar. Los miembros son trastornados por el mundo; los discípulos trastornan el mundo. Los miembros suelen ser fuertes como soldados en trincheras; los discípulos son soldados invasores. El miembro hace hábitos; el discípulo rompe moldes.

El miembro sueña con la iglesia ideal; el discípulo logra la iglesia real. El miembro predica el evangelio;  el discípulo hace más discípulos. El miembro espera un avivamiento; el discípulo es parte del avivamiento.

Al miembro se le promete una almohada; al discípulo se le ofrece una cruz. El miembro dice “ojalá”; el discípulo dice “heme aquí”.  El miembro es valioso; el discípulo es indispensable”.¿Somos miembros o discípulos? En el presente texto Pablo nos da las razones más poderosas para entender que soy llamado a ser discípulo. Veamos.

I. UN DISCÍPULO NACE POR MEDIO DEL ESFUERZO

a. “…esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”. No le dice en tus fuerzas.

No hay conquistas sin esfuerzo. Dios pudo haber entregado a los israelitas la tierra prometida después de sus cuarenta años de peregrinaje en el desierto.

¿A caso no merecían esto después de semejante tiempo de pruebas? Sin embargo, unido a la seguridad de la entrega de la tierra, a Josué se le dice en varias ocasiones que se esfuerce: “Esfuérzate y sé valiente” (Josué 1:6). Pero no solo que se esfuerce, sino que sea “muy valiente” (vers. 7). Y le vuelve a decir no solo que esforzara, sino le dio la orden: “Mira que te mando…” (vers. 9)

Recordemos que Josué fue discípulo de Moisés. La vida de aquel discípulo estuvo rubricada por la consistencia. No puede formarse discípulos sin que exista esta actitud del espíritu.

Contamos de parte de Dios con todos los recursos, pero el esfuerzo es la parte humana para lograr los éxitos. El multimillonario John Morgan, de los siglos anteriores, lo expresó así: “Lograr el éxito, no por herencia, sino por el esfuerzo personal, es el más grande regocijo de la vida”.

(Diccionario de Virtudes y Pecados, pág. 34). El discipulado de Cristo tiene que pagar el precio del esfuerzo. Esto es el antídoto contra la “pereza espiritual”.

b. Discípulo, el esfuerzo es en la gracia de Cristo

Muchos de los esfuerzos humanos para lograr ciertos objetivos se basan en las capacidades intelectuales y en habilidades naturales. Por lo general hay esfuerzos extremos.

Otros se basan en la amplia tecnología disponible. Pero en el campo espiritual, el esfuerzo que se aplica para hacer la obra del Señor está respaldado por la gracia del Señor.

Muchos de nosotros estaríamos de acuerdo en señalar que el gran enemigo del esfuerzo es la falta de constancia. Tenemos una cantidad de programas inconclusos. Metas que nos propusimos al comienzo del año, pero sin lograrlas.

En el campo del discipulado a lo mejor ponemos a prueba lo mejor que sale al mercado, pero no vemos los resultados. A Timoteo se le pidió que se esforzara frente a las enormes responsabilidades que tenía por delante, pero con la bendición que tal esfuerzo lo haría fusionado dentro de lo que ofrece la gracia de Cristo.

No lo haría solo. Y aquí es bueno recordar que, aunque la gracia nos presenta una salvación gratuita, el discipulado, como lo dijo el Dr. Billy Graham, “lo costará todo”. No puede haber discipulado sin esfuerzo alguno. Y nuestro esfuerzo está respaldado por gracia de Cristo para completar la Gran Comisión en nuestra generación.

II. UN DISCÍPULO NACE POR MEDIO DEL EJEMPLO

a. “…lo que has oído de mi ante muchos testigos”. ¿Qué es lo que oye la gente de nosotros?

Un discípulo tiene la autoridad de su testimonio. Pablo ha sido el hombre que no ha tenido complejos en decir que sean imitadores de mí como yo lo soy de Cristo. En la ocasión, cuando escribe a los filipenses, les dice: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced…” (Filipenses 4:9).

Los que tenemos la responsabilidad de formar discípulos debiéramos considerar las implicaciones de estas palabras. Recibir, oír y ver es lo que un discípulo necesita para ser formado. Pero ¿qué había oído Timoteo de su mentor espiritual? Muchas cosas.

Timoteo estuvo presente cuando Pablo dio su discurso a los ancianos de Éfeso. Esto fue lo que Timoteo escuchó de su discipularor (Hechos 20:18-21; 32-35). En la tarea de formar discípulos, los pastores tenemos la responsabilidad mayor.

El ministerio discipular de la iglesia debe estar en manos del pastor. Qué bueno es oír noticias de nuestros discípulos. El carácter del discipulador será lo que más afectará al discípulo. El discipulado cristiano demanda un carácter ejemplar.

La falta de un buen carácter les hace daño a los discípulos. Pablo dijo a los gálatas: “yo traigo en mi cuerpo las marcas de Cristo”.

b. Un discípulo debe poseer la pasión por las almas perdidas.

Una de las cosas que le recomendó Pablo a su discípulo Timoteo fue que hiciera “obra de evangelista”. Entre sus grandes encargos, el que no pudo olvidar, fue aquel donde Pablo le dijo: “Que prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo…” (2 Timoteo  4:2). ¿Había sido Pablo un ejemplo para Timoteo en este sentido? Por supuesto de muchas maneras.

Uno de esos casos tuvo que ver cuando Timoteo y Silas llegaron a Corinto para unirse a la tarea. Lucas registra unas palabras que deben tocar muy hondamente la vida de un discipulador:

Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo”. (Hechos 18:5).

El asunto es que no podemos hacer discípulos si no vamos. Los pastores tenemos que organizar de tal modo nuestro tiempo que no perdamos la bendición de conducir regularmente a personas a los pies de Cristo.

Al hacer eso, les estamos enviando a los discípulos la señal de un buen ejemplo. ¿Somos ejemplo en esto?

III. UN DISCÍPULO NACE PARA REPRODUCIRSE EN OTROS

a. “…esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.

Esto deber ser el asunto más notable de una iglesia, descubrir a esos hombres fieles y usarlos. Lo transferible viene por medio del encargo. Timoteo ya estaba formado ¿y ahora qué?

Bueno, Pablo le va a pedir que no se quede con lo que recibió. Que ahora tenía un nuevo reto, un nuevo encargo. Ante él había una nueva visión del discipulado.

Es aquí donde todos fallamos. En los programas que comenzamos sobre este tema pareciera quedarnos en formar solo a los “Timoteos”.

Pero el asunto es que debe darse todas las generaciones de discípulos. De allí la importancia del encargo. Cuando uno lee las dos cartas a Timoteo pronto descubre la cantidad de encargos que Pablo le presenta a su discípulo.

Si bien es cierto que todos son importantes, este que tiene que ver con la formación de los discípulos, pareciera ser el más grande.

Con este encargo Pablo quería asegurarse que el evangelio que había recibido del Señor, el mismo que había anunciado, seguiría a través de quienes fueron sus primeros discípulos. Esto fue lo mismo que hizo el Señor con los suyos. El encargo de la Gran Comisión descansaba en los once. Si ellos fallaban, fallaría todo el programa.

b. Hay que encontrar a los hombres fieles, discípulos

Timoteo ahora es responsable de trasmitir la revelación divina dada por Pablo a hombres fieles con un carácter aprobado. Los hombres fieles no están a la vuelta de la esquina ni vienen en paquetes listos para ser usados. Note que no dice de hombres “santos” o “sabios”, sino fieles. Fieles en pensamientos, motivación y práctica.

Los hombres fieles son los que nos aseguran iglesias estables. Muchas veces por el afán de los números podemos pasar por alto este encargo apostólico.

No podemos darnos el lujo de tener como líderes a personas que están viviendo una doble vida. Tengo que pensar que Timoteo tuvo cuidado en este trabajo. La selección de tales hombres aseguraría el carácter de la obra misma.

No se nos dan los nombres de los discípulos de Timoteo, pero ellos serían tan fieles como Pablo y Timoteo. La generación “hombres fieles” debe ser asegurada porque de ella depende el crecimiento estable y seguro de la iglesia.

Nos asombramos cómo después que murió Josué se levantó otra generación que no conoció al Señor. Salvemos nuestra generación a través del trabajo de “los hombres fieles”.

IV. UN DISCÍPULO NACE PARA VIVIR EN DISCIPLINA

a. La palabra disciplina tiene su origen en la palabra “discípulo”.

Veamos como se aplica la disciplina en estos tres ejemplos: el soldado, el atleta y el labrador. El discípulo debe tener el sacrificio de un soldado.

En esta determinación se incluía el sufrimiento. El soldado que se prepara para defender a su patria está determinado por el juramento de su lealtad, abnegación y consagración a su deber.

Esto le exigirá los sufrimientos propios de los entrenamientos, del combate en sí, y del sacrificio de estar lejos de sus amados. Le hará muy bien a la iglesia que tengamos discípulos que sufren penalidades como buenos soldados de Cristo.

La lealtad y la abnegación debieran ser sellos distintivos de un discípulo de Cristo. Un soldado se levanta temprano para cumplir con su deber. Un soldado es fiel porque juró dar su vida por defender de su patria. Esta es la misma demanda para un discípulo de Cristo.

b. El discípulo debe poseer la mentalidad de un atleta.

Los hombres y las mujeres que están siendo levantados al pódium de la premiación en los llamados juegos panamericanos que se celera este julio y agosto del 2019 en Lima-Perú, saben que detrás de sus medallas ha estado un arduo y penoso trabajo de disciplina.

Pablo, al pensar en esta mentalidad de atleta, ha dicho también lo siguiente: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre…” (1 Corintios 9:26-27).

El discipulado cristiano demanda” “golpear” el cuerpo para que sea efectivo. El atleta tiene un solo objetivo en su mente: ganar una medalla de oro. El discípulo sabe que al final de su jornada recibirá también su corona de gloria.

c. El discípulo debe poseer la paciencia del agricultor.

El labrador trabaja muy duro en la preparación de la tierra y en la siembra de su semilla. Su labor está rubricada por la paciencia y la constancia. El fruto no llega inmediato. Habrá que esperar el tiempo que la misma naturaleza determina para que todo esto ocurra.

Mejores ilustraciones no podrían ser dadas para aplicarlas al campo del discipulado. Jesús tuvo la paciencia de tres años, y no fue sino hasta después de su resurrección cuando vio la cosecha de su discipulado.

CONCLUSIÓN:

Al final de este pasaje Pablo le dijo a Timoteo estas palabras: “Considera lo que te digo, y el Señor te de entendimiento” (vers. 7). ¿Y qué fue lo que le dijo a Timoteo? ¿Qué es lo que le dice el Señor a la iglesia de hoy? En la Gran Comisión Jesús ha dicho: “Id y haced discípulos…”. 

Jesús nuestro modelo por excelencia para hacer discípulos, nos muestra que la esencia del discipulado radica en gastar tiempo con el discípulo. Él produjo hombres extraordinarios de hombres ordinarios. Lo mismo hizo Pablo. Uno de esos grandes discípulos fue Timoteo.

Pablo se invirtió  en él desde su misma conversión haciéndolo un discípulo modelo, tanto así que le escribió dos cartas, llegando a ser verdaderos manuales pastorales.  El discipulado de Pablo lo caracterizó la entrega y la  excelencia. En qué consistió su secreto. Por qué es tan importante 2 Timoteo 2:2

Cuál es el precio que debe pagarse para lograr que cada creyente sea un real discípulo. Somos miembros de una iglesia para ser parte de su vida y compañerismo, pero ante todo somos primero discípulos. Saque de su mente que usted es solo un miembro de la iglesia y piense más en ser un discípulo de Cristo.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.

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