Enfrentando Los Temores

“Habla y no calles”cuando veas que cerca de ti está alguien que no tiene esperanza de la vida eterna y que pudiera ir por la “puerta ancha”, rumbo a una eternidad sin Cristo.

“Habla y no calles”cuando veas como el pecado es expuesto por esta sociedad complaciente, llamando a la bueno malo y a lo malo bueno; aceptando como natural la práctica de los pecados que el Señor tanto odia y que fueron la causa por los Jesús dio su vida en la cruz.

“Habla y no calles”porque tú posees la noticia más inigualable que jamás se haya escuchado.

“Habla y no calles” porque de eso dependen tus recompensas celestiales.

III. ENFRENTAMOS LOS TEMORES CONFIANDO EN LA PROMESA “PORQUE YO ESTOY CONTIGO”

Pablo ya había experimentado la presencia de Dios en su vida. Lo que hasta ahora ha hecho se debe a la confianza que poseía en esta divina promesa. Pero por la misma razón que le había dicho “no temas”, ahora le recuerda que no está solo en todo lo que está haciendo. Alguien ha dicho que desarrollar una mayor conciencia de la presencia de Dios en nuestras vidas, es la base fundamental de una vida sabia y temerosa de Dios, pero que de igual forma, vivir sin la conciencia de Dios es el principio de la degradación y corrupción del ser humano ( Ro. 1:28). Pablo experimentaba lo primero.

Suena interesante que las veces que el Señor nos ha hablado de esta promesa, lo ha dicho en clara referencia al trabajo de la evangelización. En la Gran Comisión, después que especificó el alcanza universal del evangelio y la tarea del discipulado, nos dice: “He aquí yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt. 28:19-20). Ahora hace lo mismo con Pablo por cuanto su pasión fue la salvación de su pueblo y el de los gentiles (Ro. 10:1; 15:18, 19). Así que el temor por hablar la palabra de Dios debe disiparse cuando al momento de compartirla, la promesa de su presencia se nos hace presente.

Es cierto que en la vida la compañía de un ser amado es importante. Los esposos sabemos apreciar altamente esto. Los padres y las madres saben cuánto representa la compañía de un hijo obediente y amoroso. El novio y la novia valoran altamente la presencia de su amado, sobre todo en la etapa de ir acoplándose el uno y el otro para una vida juntos por siempre. Pero nada es comparable con la dulce presencia del Señor en nuestras vidas. Los temores no podrán ser parte de la vida si reconocemos al que nos ha dicho: “Porque yo estoy contigo”. Considere quién dos da esta promesa. Si él nos hubiera dado un ángel, sería bueno. Pero es él en persona que se dio.

IV. ENFRENTAMOS LOS TEMORES CREYENDO QUE “NINGUNO PONDRÁ SOBRE TI LA MANO PARA HACERTE MAL”

Como quiera que haya sido ya Pablo había experimentado pedradas y azotes en las ciudades previas donde había estado. Literalmente traía las marcas de Cristo sobre su cuerpo. Aquí el Señor lo consuela asegurándole protección mientras va a realizar el trabajo. Esta es otra promesa confortadora. Los que anuncian el evangelio se exponen más al peligro que ningún otro. Si no lo cree, léase la historia de los mártires y de los que siguen sufriendo por causa del evangelio. Pero el propósito de esta promesa es darnos ánimo cuando por su causa seamos rodeados de los más reales peligros.

El asunto es que nadie nos podrá hacer daño sin el permiso de Dios. Hemos dicho que el temor tiene la misión de paralizarnos y ver peligros y enemigos por todas partes. Pero a lo mejor donde hemos encontrado enemigos a lo mejor encontraremos amigos. Esta promesa nos asegura que Dios está en control de todo en nuestras vidas. La promesa tiene implícita la idea que cualquier cosa que nos pasara sería porque él mismo lo permitió y al final resultará para bien de nosotros mismos. ¿No fue así lo que pasó con Job? Amado hermano, usted cuenta con la protección del cielo mientras les habla a otros de Cristo. ¡Hágalo siempre!

V. ENFRENTAMOS LOS TEMORES DANDO POR UN HECHO QUE “YO TENGO MUCHO PUEBLO EN ESTA CIUDAD”

Esta es otra promesa reveladora. Aunque ya Pablo estaba viendo mayores frutos en Corintios que los que vio en Atenas (v. 8), parece que el fantasma del fracaso estaba todavía presente, así que mientras cualquier pensamiento negativo vendría a su mente en torno a seguir alcanzo gente para Cristo, oyó en la misma visión estas palabras: “Porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”. El Señor le dijo que no sólo tenía pueblo, sino “mucho pueblo”. Esto tuvo que ser muy reconfortante para Pablo. Ahora su ánimo se va a levantar y los resultados serán notorios. Si bien es cierto que en Atenas no hizo mucho, de manera que Lucas nos dice: “ Y así Pablo salió de en medio de ellos” (Hch.17:33), ahora nos dice: “Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios” (v. 11).

El hecho de saber que el Señor tiene mucha gente en las ciudades que nos parecen inalcanzables es confortador. Por lo general nosotros no vemos lo que Dios ve. La tendencia humana es siempre pesimista, aun en la vida del creyente. Nuestro deber es ser obedientes a la palabra. Los resultados siempre le pertenecen al Señor. La obra es del Espíritu.

CONCLUSIÓN:

En la Biblia aparece más de 350 veces la expresión: “No temas” o algo parecido. ¿Por qué esto? Porque hay una generación y una época que está dominada por la ansiedad y un continuo sentido de fracaso. Y es en medio de esa orden divina dada a Pablo que el Señor se acerca también en visión y le dice: “Yo estoy contigo… nadie te hará daño”.

¿Cuál es su temor hoy día? Usted también puede hacer suya esta promesa. Aplíquela y el temor huirá.

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