Medicina Divina

Ahora, someterse a la Palabra significa hacer cambios en nuestra vida

Por ejemplo, si usted se queja mucho y lee: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Filipenses 4:4, tendrá que cambiar para someterse a esa Palabra, tendrá que arrepentirse y cambiar su actitud para no perderla de vista, pues “la lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?Mateo 6:22-23

Y si su ojo está enfocado en la enfermedad no habrá luz para echarla fuera, pero si los ojos se fijan en la Palabra, todo su cuerpo se llenará de luz y vendrá la sanidad, pero por supuesto que para mantener centrada la atención en la Palabra se necesita esfuerzo y un compromiso real con el Señor.

Ninguna persona pondría un frasco con remedio en el bolsillo esperando que eso le sane, pero espiritualmente hablando, algunas personas lo hacen, lloran, oran y le piden a Dios que los sane, pero se olvidan del remedio durante la semana pues se tomaron una dosis el domingo cuando van a la iglesia, y esto es porque no entienden cómo puede afectar sus cuerpos físicos el poner la Palabra en sus corazones, no ven cómo algo espiritual puede cambiar algo natural.

Dios ya no tiene que hablarnos con voz de trueno pues vive en los corazones de los creyentes, así que nos habla desde adentro, y cuando se trata de asuntos como la sanidad, ni siquiera tenemos que esperar que Él hable pues ya ha hablado diciendo:

  • Yo soy Jehová tu sanadorÉxodo 15:26
  • la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonadosSantiago 5:15
  • llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados1 Pedro 2:24.

Dios ya hizo lo suyo, ahora debemos hacer nuestra parte, tomar la Palabra y ponerla en nuestro ser interior para que nos cambie desde adentro, pues “el hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosasMateo 12:35.

Eso significa que si queremos que nuestro cuerpo mejore, hoy debemos empezar a cambiar nuestro interior tomando la Palabra de Dios para depositarla en nuestro corazón, y si la enfermedad ataca su cuerpo, podrá recurrir a la Palabra de sanidad de su interior, y echar fuera esa enfermedad.

Comience a hablar con palabras de sanidad, de vida, de fe, y de esperanza, nunca más con palabras de enfermedad, aflicción, o desánimo, como dice el Señor:

Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios”, hable la Palabra de Dios y declárese sano en el Nombre de Jesús; quizás no resulte fácil, pero debe hacerlo para que la fe obre desde su corazón y desde su boca, “porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzadoRomanos 10:10-11.

Abraham fue por todos lados llamándose a sí mismo padre de una nación grande durante años, aunque ya era viejo y no había tenido hijos, ¿Por qué lo hizo?, porque creyó “ y llama las cosas que no son, como si fuesenRomanos 4:17, estaba convencido de que Dios era poderoso para hacer todo lo que había prometido; no estaba tratando de creerle a Dios, ni estaba pensando en lo que le había dicho, sino que había establecido la Palabra en su corazón, y esa Palabra se hizo más real para él que las cosas que podía ver.

Si todavía no tiene esa fe para recibir sanidad, permanezca en la Palabra hasta que la tenga, pues “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de DiosRomanos 10:17

Lea, estudie, medite, y escuche la Palabra de Dios sobre la sanidad hasta que sea más real que los síntomas de la enfermedad, no se tambalee por incredulidad y sea como Abraham que:

tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justiciaRomanos 4:20-22.

Tenga esa clase de fe en la medicina divina, entienda que cuando empieza a tomarla se inicia el proceso de sanidad, tome la determinación de continuar firme en la Palabra hasta que pueda ver y sentir los efectos del poder sanador de Dios, y si el diablo le sugiere duda e incredulidad, o que la Palabra no está dando resultados, reprenda esos pensamientos “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo2 Corintios 10:5.

Diga en voz alta: Reprendo al diablo, lo ato y le prohíbo entrar en mi mente. No voy a creer sus mentiras. Dios ha enviado su Palabra para sanarme, y su Palabra es verdad. Esa Palabra empezó a obrar en mi cuerpo desde que la creí, mis días de enfermedad se han terminado pues Jesús llevó mi enfermedad a la cruz, y fui hecho libre para siempre.

Y ahora, permanezca firme hasta que su sanidad se complete:

porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santosEfesios 6:12-18

pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminosSantiago 1:6-8.

© Ricardo Hernandez. Todos los derechos reservados.

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