El Trabajo De Las Parteras

Como hemos visto la vida cristiana comienza  como toda vida con el nacimiento, el nuevo nacimiento.  Para explicarlo más sencillo, una persona puede saber toda la Biblia de memoria, componer canciones, hacer las mejores ofrendas, pero si no tiene a Cristo en su corazón nada de esto servirá para hacerle crecer en una vida que no tiene. Quizá le ayuda de muchas maneras y será bueno que lo haga, pero de ninguna manera esto le servirá para sentirse más cerca del Señor.

Dio nos ha proveído de los medios para el disfrute de la vida cristiana. No debemos dejar que el recién convertido compare su estado con otros, por que las comparaciones no son buenas y quizá ese triunfo y gozo que vemos en otros no sea más que fingido. Cuando nos medimos con otros cristianos, debemos tener en cuenta que no siempre las cosas son como se ven, simplemente por diferencias de carácter, algunos exhiben una seguridad que no tienen, de lo cual quizá ni se dan cuenta. También debemos de pensar que Dios actúa distinto con cada uno, por razones que en general desconocemos.

Es bueno saber estas cosas al principio de la vida cristiana, cuando pensamos que los triunfos de la primera hora continuarán indefinidamente.

Para crecer saludablemente es necesario que tomemos en cuenta que se necesitan tres cosas: 1) la oración, que es la respiración del alma. 2) La lectura de la palabra que es la alimentación y 3)el testimonio que es el ejercicio. De esas tres cosas precisamos en nuestra vida física y también en nuestra vida espiritual.

1. Desde que Caín y Abel rindieron culto a Dios hasta la última frase del Apocalipsis, la oración está presente en toda la Biblia. Ello responde a un impulso natural del alma, pues vemos que algo similar aparece en todas las religiones y culturas, aunque adopte formas tan diferentes. La oración es el encuentro de nuestras almas con Dios. Casi siempre hablamos de lo que es la oración privada, pero la Biblia muestra claramente que también debemos orar junto con otros. Jesucristo dijo que él está presente donde se reúnen dos o tres en su nombre. En algunos casos será de mucha ayuda ofrecernos a acompañar a alguien para compartir esos momentos especiales. La iglesia debe dedicar tiempo a orar, y tener reuniones y grupos especiales para ello. Hay formas muy distintas de hacerlo y debemos aprender a adaptarnos. Hay que tener sabiduría para lo que se presenta en oración. El que ora debe hacerlo en nombre de todos, debe hacerlo en el lenguaje de todos y mencionar aquellas cosas que todos coincidieron, es muy grave hacer mal uso de ese momento sagrado para lucimiento personal o peor aún para hacer una crítica o sermonear a los demás. Hay que tomar en cuenta cuando presentamos nuestro pedido o gratitud, que se está haciendo en público y muchas cosas es mejor mantenerlas en privado y por supuesto debe usarse un tono de voz que todos oigan.

2. Tan importante como respirar es alimentarnos, por eso debemos leer la Biblia que es el alimento espiritual, pero no solo aconsejar al nuevo creyente que lea la Biblia, si no explicarle: ¿Por qué? ¿Para que? Como y que debe leer.

A. Para conocer a Dios. En este libro se narra toda la obra divina, sin este conocimiento nunca sabríamos quien es en realidad aquel en el cual hemos creído y por el cual su nombre invocamos.

B. Para conocer la voluntad de Dios. En este libro encontramos como se debe vivir una vida cristiana, y como es inspirado divinamente, en sus páginas encontramos la respuesta para mucha de las situaciones que atravesamos.

Para saber que obedecer. Para un cristiano solo es obligatorio lo que está en la Biblia. No tiene que creer algo que no está escrito en ella. Lo importante es leer la Biblia con un espíritu de obediencia. Hay que instruir al nuevo creyente que aunque estén escritos en la Biblia hay mandatos que solo tenían que ver con la época y las circunstancias en que se escribieron.

Tenemos que ser claros con los nuevos convertidos y decirles que nadie entiende toda la Biblia, porque es un mensaje de inteligencia perfecta. Al principio encontraremos cosas que no entendemos o hasta quizá parezcan contradictorias, pero tomemos en cuenta que la Biblia no está equivocada, puede ser un problema de traducción o interpretación, por lo cual debemos estar solícitos a ayudar a los que no entienden.

3. El último tema que es el testimonio, para nosotros los cristianos es la acción de transmitir a otros el mensaje del evangelio, especialmente a través de nuestra propia experiencia. Pero es importante estar seguros de que estamos dando a conocer algo que es bueno y que queremos que los demás obtengan.

Los recién convertidos muchas veces están tan gozosos por su salvación que quieren compartir con todo el mundo de lo que Jesús hizo en sus vidas y gloria a Dios por eso. Pero nosotros como iglesia nuestro deber es ayudarlos para que puedan llevar un mensaje más efectivo. Por supuesto que el cambio efectuado en sus vidas es el mejor testimonio que ellos pueden tener, pero con las palabras debemos de ser cuidadosos y saber que decir y que callar y ese discernimiento solo lo adquirimos por medio del Espíritu Santo, a medida que vamos creciendo en el conocimiento de las escrituras.

Es necesario que como iglesia nuestro testimonio no haga tanto ruido que no puedan escuchar nuestra predicación, pues lo que hacemos dice más que lo que decimos, y eso atrae o desanima a los recién convertidos, según sea el caso.

1. Alimenta

Mateo 24:45-46: ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?  Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

La última instrucción que Jesús dejó a los suyos antes de regresar al cielo, fue que permanecieran juntos, el mismo había formado un grupo de doce los cuales llamó apóstoles para que fueran los líderes de un grupo mayor de ciento veinte,  y estos luego de la multitud de miles que se congregó por su trabajo en el día de Pentecostés. Desde entonces el cristianismo no es concebible sin que los cristianos se reúnan. Eso significa que cuando una persona entra a formar parte del cuerpo invisible de Cristo, que es su iglesia universal, no puede eludir el hecho de que también debe entrar a integrar un cuerpo local junto con aquellos a quienes desde ese momento puede llamar con derecho “hermanos”.

La iglesia existe para alabar a Dios, para predicar a los perdidos, pero también para capacitar a los salvados y  ayudar a los necesitados.

El evangelio no termina cuando recibimos a Cristo, en realidad allí empieza, debemos trabajar para perfeccionar los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe del conocimiento del Hijo de Dios, esto evitará las falsas doctrinas y hará crecer espiritualmente a cada uno y a todo el cuerpo.

En la iglesia encontramos a los que tienen más experiencia y conocimiento que nosotros. Ellos nos ayudan a descubrir el don que Dio nos ha dado y desarrollarlo, de manera que nosotros mismos nos afirmemos y podamos servir mejor a los demás, creyentes y no creyentes.

Así hermanos debemos ser claros y entender que fuimos salvos para servir. No somos salvos por buenas obras, si no salvos para buenas obras.

Cuando alcanzamos el crecimiento, estamos listos ya para alimentar, no es el deseo de Dios que nos quedemos siendo bebes, El quiere personas grandes y hermosas que alimenten y no se olviden de donde las rescató.

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