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Luchando por un Sueño

Texto de la Predicación: Marcos 8:31-36

Un sueño puede convertirse en algo maravilloso para nuestra vida.  Todos hemos tenido sueños en algún momento de nuestra existencia, en lo espiritual o en lo secular, pero no todos hemos tenido el valor  o el estímulo suficiente, que se necesita para convertir, aquel sueño, en una realidad.

Tener un sueño, sea personal o profesional, grande o pequeño  y esforzarse por convertirlo en realidad,  le da un mayor y verdadero significado a nuestra vida y nos permite luchar sin rendirnos.

Este sueño  imprime a nuestras  actividades cotidianas un mayor sentido de propósito. Y cuando nuestro sueño lo comparten  las personas con quienes vivimos o trabajamos, entonces es doblemente emocionante. Y si nuestros sueños no lo comparten entonces es un reto todavía mayor.

La vida tiene que ser algo más que salir a trabajar y percibir periódicamente un sueldo. Existe el deseo de más significado y propósito. Todos queremos que nuestra vida y por tanto nuestro trabajo, tengan importancia, sean parte de una visión más amplia, y sentir que estamos contribuyendo a la realización de ese ideal.

Sin embargo y lamentablemente todavía…  el mundo está lleno de personas negativas, estas personas tienen miles de razones para explicarle a uno por qué no se realizarán sus sueños y muchas veces lo hacen con un poder de convencimiento increíble.

Jesús tenía un sueño. Salvar a la humanidad, este sueño le permitía soportar, insultos, rechazos, y todo lo terrible que le sucedió. En lo secular que sueño tienes tú. En lo espiritual cuál es tu sueño. Cuando una persona no tiene sueños por lograr, se desanima y por lo general termina en la mediocridad.

Para poder alcanzar un sueño se necesita:

1. Saber quien soy. Si yo estoy seguro de lo que soy otros me van a identificar como lo que soy. Marcos 8: 29 “Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.” Juan 6: 69 “Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”

2. Saber que quiero. Lucas 19: 10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Solo cuando tengo muy en claro que es lo que quiero, logro luchar, y esforzarme, cuando no sabemos lo que queremos cualquier cosa nos desanima.

3. Saber que cuesta lo que quiero. Marcos 8:31 “Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.”  Cuando una persona sabe lo que cuesta lo que quiere se prepara y esto hace que no se desanime en el momento de pagar el precio.

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