La Fortuna de la Juventud

1. Esforzarse para escuchar (v. 9).

El presente versículo en muy descriptivo en esta historia. Hay dos palabras distintas que nos demuestran el esfuerzo que hizo Eutico para permanecer despierto, pero no pudo. La primera palabra es “rendido” y la otra es “vencido”. Estas dos palabras en el griego vienen de la misma raíz  que significa: traer algo abajo o ponerlo en contra de algo. Las dos palabras nos hablan de una  lucha previa.  ¿Sabe usted cuánto batallaría este joven para no  quedarse dormido? Y esto era así  porque el sermón de Pablo era muy largo. Así que este joven luchaba para estar despierto. La verdad de nuestros tiempos parece ser otra. No siempre hay esa lucha, por cuanto se quieren tener las cosas rápidas. Considere los ejemplos con el dinero, estudios, carros, amores.  Hay jóvenes que  quieren todo fácil y por eso hoy muchos viven sus propias desdichas.  El resultado de esta desidia se ve en muy pocas metas alcanzadas. La lucha que  mantuvo Eutico por no dormirse es una buena referencia para que el joven cristiano se esfuerce. La orden es “mira que te mando que te esfuerces…”. Es una fortuna cuando el  joven cristiano escucha, estudia y  aplica la palabra. En esto hay mucho galardón.

 2. Esforzarse a pesar del cansancio (v. 8).

Para el tiempo cuando Pablo estuvo en aquel lugar, tuvo que ser el verano, pues correspondería al mes de Abid (abril), según el v. 6. Si esto era así, y tomando en cuenta que aquel lugar estaba atestado de personas, el calor tenía que ser insoportable. Semejante calor era aumentado por el humo de las lámparas (v. 8).  ¿Por qué no suponer que Eutico buscaba un poco de aire fresco en medio de tanta gente? Así que a  pesar de lo incómodo del lugar aquel joven se encontraba en la reunión. Hoy asistimos a una generación que lo que más busca es la comodidad, y aún así no están dispuestos a esforzarse para estar en las cosas del Señor. Observe también que  Eutico asistió al servicio de noche, lo cual podía indicar que todos  trabajaban, incluyéndolo a él. A esto debe agregarse que el culto no fue de una  o dos horas, sino  hasta la media noche. Todos nosotros sabemos que las mejores horas para estar despierto es por la mañana. La noche se hizo para el merecido descanso. Cada  noche plantea un gran esfuerzo. ¿Hasta dónde me esfuerzo por estar despierto en las cosas del Señor?

III.  ES UNA GRAN  FORTUNA CUANDO UN JOVEN DESCUBRE  LA NUEVA OPORTUNIDAD QUE LE PRESENTA LA VIDA

1. Hay que sentir dolor por el que cae (v. 9, 10).

La palabra  para “alarmados” denota una especie de tumulto, provocar confusión, alboroto o llorar con grande espanto. Así lloraban en ese tiempo, y así lloraron por el joven Eutico. ¿Llorarían así cuando murió Ananías y Safira? La forma cómo lloraron a este joven nos revela el carácter que poseía. Era alguien muy amado. La iglesia del Señor debe tener un gran amor por sus jóvenes. Debemos tenerlos en muy alta estima porque todos los que hoy somos adultos podemos recordar cuán importante fue el apoyo que nos dieron en aquellos tiempos. Nada tiene más valor en la vida cristiana que contar con hermanos que nos aprecien altamente. Y si se trata de nuestros jóvenes, el asunto aún es mayor. La Biblia nos recomienda que tengamos dolor por el caído y que lo hagamos volver de mal camino. Así lo dice Santiago: “Sepa que el que hace volver a un pecador del error de su camino salvará su alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados” (Stg. 5:20). El dolor que tuvieron los hermanos de Troas por la caída de Eutico debe ser el mismo dolor de la iglesia por el joven de hoy.  Es deber de la iglesia sostenerlos, apoyarlos, orientarlos y velar para que no se caigan.

 2.  El valor de la nueva oportunidad (v. 10).

Una de las cosas fascinantes de esta historia es la intervención de Pablo en la resurrección de este joven. Note que él fue el último en descender para atender al caído. Como alguien que es dueño de la escena, toma las cosas muy calmadas. Pablo sabía que aquella caída era mortal, pero no se alarmó como los demás. Al mejor estilo de su Maestro cuando murió Lázaro, descendió para resucitar al muerto de modo que ese hecho trajera más honra y gloria al nombre del Señor.  Si revisamos todos los demás casos, Pablo ha sido la  única persona que batió record de resucitar a alguien en el tiempo más breve. Al mejor estilo de los profetas de antaño se tiró sobre Eutico y al instante ya el muchacho estaba vivo.

Deja un comentario