Inicio » Predicas Cristianas » Justo Cuando más lo Necesito

Justo Cuando más lo Necesito

Hechos 23:1-12

INTRODUCCIÓN:

¿Te has preguntado por qué Dios espera venir a darnos  ánimo justo cuando estamos viviendo el  peor momento de nuestras vidas? ¿Por qué no viene antes o por qué no viene después? Bueno, el asunto es que  Dios no tiene prisa, y en algunos casos hasta  retrasa su venida cuando hay alguna situación donde se esperaba su presencia con urgencia. ¿Recuerda cuando murió Lázaro? Aunque él sabía de la gravedad de su especial amigo,  y de la muerte que venía en camino,  retrasó  el viaje dos día más porque su plan no era  sanar al enfermo, sino resucitar al que  moriría (Jn.11).

La razón por la que el Señor llega cuando más lo necesitamos, y no tanto cuando nosotros queremos, es porque él tiene mejores cosas para darnos. Así tenemos que al Señor las circunstancias no lo presionan ni lo toman por sorpresa.  En el caso de Pablo, cuando todo pareció estar en el punto más crítico, Dios vino a  él. Vino justo cuando sus pensamientos podrían estar buscando alguna  respuesta y cuando experimentaría el dolor del golpe recibido.

La aparición del Señor en aquella oscura cárcel fue la más importante  respuesta para aquellos que pensaban que  Pablo era un desamparado a quien nadie quería por ser muy malo.  Nunca dudes de la capacidad de Dios para venir a tu vida de acuerdo a cómo él lo ha programado. No  podemos evitar sentirnos angustiados, desilusionados y desanimados, pero Dios es capaz de proporcionar su luz  justo cuando más lo necesitamos. Confíe en el Señor que él enviará su dirección  cuando usted se sienta más confundido. Entonces, ¿por qué el Señor no viene antes para darnos ánimo cuando pasamos por una crisis? ¿Qué significa su activa  presencia cuando estamos encerrados, sufriendo por representar su nombre?

I. DIOS SE HACE PRESENTE PARA ANIMARNOS EN  LOS MOMENTOS DE MAYOR CRISIS EN LA VIDA 

1. “A la noche siguiente se le presentó el Señor…”  v.11. 

¿Se dio cuenta de este detalle? El Señor no vino cuando Pablo pasó la primera noche en el “hotel presidencial”, sino la segunda noche,  cuando ya tuvo tiempo de reflexionar, orar y descansar en el Señor. No sabemos qué pensó Pablo en esa primera noche en la fortaleza, pero conociendo su carácter no creemos que estuviera allí quejándose. No se preguntó si era la voluntad de Dios haber ido a Jerusalén o si les hubiera hecho caso a sus amigos que le rogaron que no fuera. Lo que si creemos es que él estaba convencido que aunque estaba preso en esas cárceles romanas, no aptas para un ciudadano como él, el Señor acudiría en cualquier momento para apoyarlo. Y así sucedió. Cuando usted pasa por alguna crisis seguramente le gustaría contar en ese momento con alguien muy especial, pero la  verdad es que no siempre se da eso. Cuánto desea un hijo o una hija  la presencia de su madre o su padre en un momento de crisis, pero nada es más confortable que al lugar donde padecemos acuda el mismo Señor para fortalecernos y animarnos. Nada supera su presencia.

2. “Ten ánimo…” v. 11b.

Aunque si bien es cierto que Pablo tenía un carácter indoblegable (hablando ahora positivamente), él era un ser humano. Y si el Señor le dijo que tuviera ánimo es muy probable que en esa segunda noche Pablo estuviera desanimado. Pero, ¿qué pudo desanimar a un hombre con su temple y talante? No fue por estar encerrado, pues ya había pasado por eso con un ánimo que contagió a los demás presos (Hch. 16:11-40).  Tampoco estaba desanimado porque podían venir a cortarle la cabeza antes de tiempo, pues ya había declarado hasta donde estaba dispuesto (Hch. 20:24). Es probable que un eventual desánimo pudiera haber venido por la dureza de corazón de su propia gente, quienes obstinadamente rechazaban el mensaje de la cruz. En Romanos 9:1-3, Pablo habla de su amor y pasión por su gente, hasta querer hacerse anatema para ganárselos a todos. Así que el Señor le dio las palabras más importantes: “Ten ánimo, así como lo has hecho bien en Jerusalén, también lo harás en  Roma”.

Las palabras “ten ánimo”  son las que necesitamos porque con frecuencia somos presa del terrible mal del desánimo. En algunos este mal es más frecuente que en otros. Ten ánimo cuando el médico te dé un mal diagnóstico, cuando pierda su trabajo, cuando te reprueben en tus clases, cuando tenga una desilusión sentimental, cuando tu estado inmigratorio no avance… tenga ánimo porque las mismas consolaciones divinas que sostuvieron a Pablo, lo harán con usted. No se desanime porque a usted lo respalda el mismo Dios que hizo los cielos. Aprópiese de su fortaleza y avance.

II. DIOS SE ACERCA  PARA DAR ÁNIMO CUANDO POR SU CAUSA PADECEMOS  INJUSTAMENTE

1. Golpeado por hablar bien v. 2, 3. 

La integridad se enfrentará siempre con  la arrogancia donde quiera sea exhibida. Tratar de callar un testimonio intachable ha sido la tarea del enemigo, representado acá por este malvado sumo sacerdote. Dice el comentarista  Hacket que el método de silenciar al orador, golpeándole en la boca,  es común en el oriente hasta hoy día. Este hombre, como juez que representaba a Dios, cometió un acto infame al mandar a golpear a Pablo al principio de su defensa sin escuchar sus argumentos. Los escritores de aquel tiempo describen la acción  de Ananías como típica de un hombre cruel y rapaz, completamente indigno de su oficio. Pero como se va a notar, esta acción no silenció al hombre que estaba persuadido de seguir hablando la palabra de Dios en presencia de estos religiosos, los intérpretes de la ley. ¿Cuál hubiera sido su reacción si al comienzo de su testimonio le den la bienvenida con un golpe en la boca? ¿Seguiría hablando? Hay tantas cosas que producen el desánimo y el ser tratado injustamente es una de ellas. Frente a esto, escuche la voz del Señor: “Ten ánimo”.

Deja un comentario