Entra tú y toda tu Casa en el Arca

1. “Pero Noé halló gracia ante los ojos del Señor” (Gn. 6:8).

Todo el asunto del arca de la salvación no fue idea de Noé; las medidas y el diseño fueron de Dios. Noé pudo haber corrido la misma suerte de todos los hombres, a menos que Dios lo hubiera escogido. Aunque de él se dice que era “perfecto en sus generaciones”, y que era “justo”, la palabra que marca la diferencia en su vida es “gracia”. Noé “halló gracia” delante de Dios. Él, por ser pecador, merecía también el juicio y la condenación como el resto que pereció. Pero Dios vio que su corazón era distinto. Él le mostró a Noé el camino a la salvación. Convirtió la oscuridad de aquel momento en luz para su vida y su familia. Por supuesto que la gracia de Dios no viene sola. La visión que Dios tuvo de la humanidad que luego sentenció a morir bajo el diluvio, fue aterradora: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (v. 5). ¿Qué vio, pues, Dios en Noé? Vio a un hombre que en medio de aquella sociedad perversa, pudo caminar con él. Vio a un hombre de fe quien le creyó a Dios (He. 11:7). Asegúrese de hallar gracia delante de Dios más que en los hombres. Asegúrese de ser hallado por Dios. Si él le habla hoy venga al arca de su salvación.

2. No somos salvos por ser buenos.

La gracia jamás se manifiesta a alguien porque ser “buena gente”. Algunos han visto esto en la vida de Noé. Si la Biblia nos dice que “no hay ningún justo, no hay ni siquiera uno”, entonces la justicia que los hombres practican no es para su salvación, sino para vivir en medio de los hombres. Este fue el caso de Noé. Así que mientras Dios no vio a ninguno justo debido a su maldad, si encontró en Noé una fe para salvación. He allí la diferencia. Y esto concuerda con lo que Pablo dijo: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe…” (Ef. 2:8). Dios nos trae salvación por gracia y nuestra respuesta es la fe. Pero ni siquiera nuestra fe viene de nosotros mismos. “No es de vosotros” se refiere no solo a la gracia sino también a la fe. Tenemos que creer para ser salvos pero como estamos muertos en pecado no podemos creer. Dios tiene que dar vida a nuestro seco corazón. Dios tiene que dar vista a nuestros ojos ciegos. Dios tiene que dar entendimiento a nuestras mentes entenebrecidas. Por lo tanto, toda la obra de salvación es un milagro de Dios. El hombre natural no puede entender las verdades espirituales (1 Co. 2:14). La gracia de Dios tiene la misión de despertarnos a ella.

3. En el arca de la salvación por la gracia salvadora (Jn. 6:44).

Que no se nos olvide esta verdad. Si estamos en el arca de la salvación hoy, usted tiene que saber que es porque Dios le extendió su gracia. Usted no llegó al Señor por su propia cuenta. Juan 6:44 nos revela una de los asuntos más gloriosos de la Biblia. Jesús dijo que ninguno podía venir a él, a menos que el Padre interviniera en todo eso. Cuando Dios le hace la invitación de venir al arca de la salvación es porque usted está perdido. Así que lo que Dios hace es convencernos que Jesús murió y se levantó de la tumba por amor a usted. Si no hubiera sido por la gracia de Dios, Noé habría muerto en sus pecados. Así que, el arca en sí es una representación de la gracia divina. A Noé se le ordenó que pusiera la puerta del arca a un lado (Gen. 6:16). Esto representaba una sola entrada. El arca no tuvo varias puertas, como tampoco hay muchas puertas para la salvación. Jesús dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo…” (Jn. 10:9). Noé entró por la puerta hacia adentro del arca. Tú tienes que venir a la salvación a través de Cristo. Jesús también dijo: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta” (Mt. 7:13). ¿Ha entrado por esta puerta?

III. LO TERCERO QUE VEMOS LA SEGURIDAD DE ESTA INVITACIÓN

1. Dios está dentro del arca (7:1).

Hay algo muy interesante en todo esto. Debemos observar que Dios no dijo: “Ve y entra en el arca”. Él dijo más bien “ven dentro del arca”. ¿Cuál es la diferencia? Esta es una invitación que ofrece una enorme seguridad porque no habla que Dios se quedaría afuera vigilando. Al momento cuando Dios le da la orden de entrar, le asegura que ya él ha entrado en el arca. No había ningún temor de parte de Noé y su familia porque Dios estaba dentro del arca acompañando en la travesía que implicaba todo aquel diluvio. Pero note que en Génesis 8:16, Dios llama a Noé a salir de la barca. Él estuvo con ellos desde el principio y ahora lo está también al final. Hay una seguridad preciosa cuando alguien acepta la invitación que Dios extiende. Ahora vea este otro detalla. Cuando todos entraron, no fue Noé el que cerró la puerta, fue el mismo Dios. Dios cerró la puerta porque él es quien controlaba la puerta. Una vez hecho esto, Dios la selló de manera que estuvieran seguros adentro hasta que llegaran a su destino. La Biblia nos muestra a un Dios que sella para la seguridad de nuestras almas. La Biblia nos recuerda que fuimos sellados para el día de la redención (Ef. 4:30). Ahora estamos seguros.

2. El poder de Dios que sostiene.

¿Qué es lo que podía dar seguridad a aquel cajón flotante frente a la furia de las olas donde no había ningún lugar donde podía posarse? Fue obvio que el Señor se encargó que el arca navegara en medio de la tormenta desatada por la ira divina hasta llevarla a un lugar seguro. Se nos dice que las aguas del diluvio sobrepasaron hasta unos 22 metros a las montañas más altas. Sin embargo, en la medida que las aguas se elevaban, también se elevó el arca. Qué bueno es recordarnos que “donde abundó el pecado, sobre abundó la gracia” (Ro. 5:20). Por seguro que aquel viaje tuvo que ser muy duro. Los mareos tuvieron que venir una y otra vez. Los olores y los ruidos de tantos animales tuvieron que ser permanentes. Y la verdad es que Dios nunca nos prometió un viaje sin problemas, pero si nos ha asegurado que el aterrizaje sería seguro. El arca no naufragó porque él mismo Dios del universo iba en ella y la protegió con seguridad. Esta es la misma promesa para todos los que aceptan su invitación.

CONCLUSIÓN:

Noé sobrevivió porque creyó a Dios y entró en el arca por fe. Él podría haber dudado de la integridad y la capacidad del Arca. Podría haber desconfiado en las promesas de Dios. Él podría haber quedado afuera y habría muerto con el resto. Pero, cuando la invitación de Dios vino a él, Noé entró en el arca por fe y fue salvado. Quiero llamar su atención sobre un último pensamiento. Cuando Dios cerró la puerta de esa arca, Noé estaba en el interior mirando hacia afuera, y el mundo estaba en el exterior mirando hacia adentro Sólo había un arca y que sólo había una puerta. Así que sólo hay una manera para ser salvo, la manera de Dios. Sólo hay una manera, la del Señor Jesucristo, quien dijo: “Yo soy la puerta.” (Jn. 10:9). Venga hoy por esa puerta, y será salvo, y allá descanso para su alma.

4 comentarios en «Entra tú y toda tu Casa en el Arca»

  1. Pido al Todo Poderoso que este mensaje llegue al maximo de gente posible, asi como que haya más hombres trasmitiendo este tipo de verdades.

    SHALOM

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  2. Gracias Pastor, esta prédica fue la respuesta a la palabra que necesitaba para una familia. Que Dios lo bendiga grandemente! Maria Yanina.

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