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Elías, un hombre como nosotros

Predicas Cristianas

1 Reyes 17:1; Santiago 5:17-18

INTRODUCCIÓN:

¿Cuál es el hombre que más admira de todos en las Escrituras? ¿Por qué lo admira? ¿Sabía usted que lo que más vemos de esos “gigantes bíblicos” es que eran hombres como nosotros? La gente como Moisés, David, Daniel, Pablo y otros, nos parecen inalcanzables. Pero la verdad es que ellos eran tan humanos como nosotros. Ellos nacieron y crecieron como lo hicimos todos. Ellos comían y bebían como nosotros. Ellos trabajaban y dormían como todos nosotros. Ellos lloraban y se reían como lo hacemos todos. Ellos sentían y reaccionaban como todos nosotros.

Ellos eran seres humanos como nosotros. No eran dioses provenientes del Olimpo con poderes sobrenaturales. Y uno de esos hombres, considerado como el más grande de los profetas, no pudo ser más humano para ilustrarnos que ninguno de ellos nos superó en nuestra condición natural. Lo que aquí expresamos quedará dibujado en la vida del personaje que proponemos para una serie de sermones. Nos referimos a Elías, cuyo nombre significa: “Jehová es Dios”. Con este personaje en mente comenzaremos una serie, cuyo título sería: “Elías, un hombre de fuego y confrontación”.

El propósito de este mensaje es para que veas cómo Dios puede tomar a alguien insignificante y llevarlo a una vida de mucho valor. Que no importa cuál sea tu trasfondo social, cultural o económico, Dios puede cambiar todo para levantarte y hacer de ti un hombre o una mujer de bendición para muchos. Con la presente serie nos proponemos descubrir cómo el carácter de Elías, tan parecido al nuestro, puede ser usado cuando obedece y se sujeta a la voluntad de Dios. ¿Qué tuvo de extraordinario este hombre con “pasiones como las nuestras” para que Dios lo convirtiera en el más grade profeta? Veamos.

I. UN HOMBRE CON UN ORIGEN DESCONOCIDO

1. De humilde procedencia v. 1.

El texto nos habla de “Elías tisbita”. Nadie conoce hasta hoy ese lugar. Así que Elías salió de no se sabe dónde. Pero aunque se desconoce su procedencia, sí sabemos que estaba cerca de Galaad. ¿Y cómo era esa región? Bueno, se nos dice que su propio nombre en hebreo significa “crudo o accidentado”.

Los investigadores han ubicado ese lugar como perteneciente al área septentrional de Transjordania, es decir, en la parte oriental del río Jordán. Por lo tanto, y de acuerdo a esta ubicación geográfica, Galaad era un lugar de aislamiento y una vida al aire libre, donde el resultado sería que la gente de allí fuera vigorosa, bronceada por el sol, y de fuerte musculatura debido al trabajo de esos campos. Tal descripción pareciera ir acorde con el carácter de Elías. Su propia vestimenta nos indica su humilde procedencia.

Era todo lo contrario a alguien que procediera de algún lugar refinado, sofisticado y delicada ascendencia. Así que cuando Elías entró en escena y comenzó su ministerio, sus métodos, sus gestos y su mensaje eran tan ásperos y rudos como su humilde origen. Dios no tiene preferencia en escoger a sus siervos de donde sea, lo que importa es el llamamiento que hace para usarlos.

2. De humanidad comprobada (Stg. 5:17-18).

Santiago logró darnos una de las visiones más cercanas a la vida del profeta cuando nos dice: “Elías era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras…”. De acuerdo a esto, Elías era un simple mortal. Por tener un temperamento tan ardiente llegó a sufrir de ataques de depresión. Llegó a vivir en soledad, aunque estaba tan cerca de Dios.

Era un hombre valiente, pero también manifestó ser un hombre miedoso. Se mantuvo en las alturas, pero también llegó a huir en el valle.

En el ejemplo de Elías nos damos cuenta que Dios no está interesado en gigantes espirituales para usarlos para su gloria. Lo que él busca es a personas que obedezcan su palabra y le sigan. No supimos más nada de Elías antes, sino cuando apareció en la escena en la vida de Acab. Elías era un don nadie que salió de la nada, pero fue escogido por Dios para que hiciera su voluntad y llevara su mensaje a una nación rebelde.

La verdad es que Dios no necesita de ricos, educados, inteligentes u hombres de una gran influencia. Lo que él necesita es de un hombre que se ponga en la brecha y quiera hacer su voluntad. Un hombre que se pueda parar en presencia de un malvado rey y su esposa y le traiga el mensaje que Dios le ha dado a conocer. Tu y yo debemos ser los “Elías” modernos.

II. UN HOMBRE CON UN ESPÍRITU VALIENTE

1. Confrontando a un gobernador perverso v. 1.

De acuerdo a la información de 1 Reyes 16:30, 33, Acab fue el rey que lideró la maldad en Israel en sus más altas proporciones. No hubo otro rey que lo igualara. Su perversidad llegó al extremo cuando edificó una imagen de Asera, lo que produjo la ira de Dios por semejante desviación moral. Pero su reputación de maldad creció cuando se casó con Jezabel, la representación bíblica del mal en su lado femenino.

Ella, junto con otro grupo de personas que adoraban a Baal, introdujo este tipo de idolatría al pueblo Israel. ¿Puede imaginarse lo puede surgir de un matrimonio donde los dos esposos son malos con maldad? La dirección de estos gobernantes llevó a Israel a una total depravación, alejándose de los mandamientos de Dios.

De modo, pues, que fue a este rey y a su esposa que el profeta Elías, el hombre de piel tostada proveniente de las montañas, que apareció con un mensaje divino. Imagíneselo en escena. Sin usar algún protocolo por la investidura del rey, sin pestañar y que se le quebrara la voz, le dijo al malvado rey que no llovería por tres años. El evangelio requiere de un gran coraje para ser expuesto. De valentía para predicarlo.

2. Confrontando una religión perversa.

¿Por qué Elías profetizó que por tres años no llovería en Israel hasta que él dijera? Bueno, Baal era el dios cananeo de la fertilidad. Cuando tronaba y llovía, anunciaba su presencia. El culto a Baal ocurría en las cimas de las colinas, lugar de abundante vegetación. La gratificación de la carne a través de actos sexuales entre los ministros de Baal, formaban parte de la adoración.

Pero además, entre los horribles ritos a Baal estaban los sacrificios humanos. Si no llovía, ellos sacrificaban a alguien de modo de aplacar la ira del dios Baal. Así que los actos que se hacían en presencia de este dios, que representaban la falsa religión, eran verdaderas ofensas contra el Dios verdadero.

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