Y para completar el cuadro de la terrible sequía ahora nos encontramos con una muerte prematura: El hijo de la pobre viuda ha muerto repentinamente. Qué manera de probar la fe de esta mujer. Qué situación se la ha presentado ahora al profeta. ¿Cómo sería su reacción frente a una prueba sobre otra? ¿Cuál es el escenario de esta primera resurrección en la Biblia?
I. EL ESCENARIO DE ESTA RESURRECCIÓN NOS MUESTRA LO IMPREDECIBLE DE LAS PRUEBAS
1. Un periodo lleno de pruebas (vers. 17)
El autor del libro hace una descripción que nos revela la magnitud de lo que estaba pasando en la región de Israel: “Y del hambre era grave en Samaria” (1 Reyes 18:2). La Biblia no describe acá que estaría comiendo la gente como en otras situaciones.
Pero la palabra “grave” nos da una idea de la magnitud de aquella escena. Ninguno de nosotros a lo mejor ha experimentado el terrible impacto que produce el hambre Nuestros hijos han sido muy bendecidos al tener comida en abundancia para escoger y en no pocas ocasiones hasta les sobra y se pierde.
Sin embargo, esta no fue la situación durante los años que Elías profetizó una de las grandes sequías registradas en la Biblia. Así que la viuda de Sarepta pasó por la prueba del hambre. Junto con su hijo estuvo al borde de la muerte por no tener que comer.
Pero también ella conoció al verdadero Dios en medio de la prueba. Una y otra vez ella fue a la tinaja y había harina y también fue a la vasija y había aceite. No escaseó ni una cosa ni la otra.
Lo que antecede a una resurrección es la prueba de la muerte. La sequía es un escenario de muerte. Pero el que surja vida en medio de ella es la mejor demostración del poder de Dios.
2. Lo repentino de la prueba (vers. 17)
No sabemos por qué y de qué murió el hijo de la viuda. Lo que sí sabemos es que fue todo muy repentino. Tan rápido fue la muerte que ni siquiera dio chance de orar por él. El texto nos dice simplemente que la enfermedad fue muy grave, la misma palabra con la que se describe el hambre que reinaba en el momento (18:2).
Imagínese por un momento toda esta escena previa a la resurrección. Algunos días atrás ella estaba preparada para la muerte de su hijo, que incluía la suya también (vers. 12). No es lo mismo esperar la muerte cuando se sabe que es segura, sea por enfermedad o por hambre, que enfrentarla de repente.
Nadie está preparado para la muerte, y si es prematura como el caso de este joven, menos. ¿Qué es lo que había ocurrido acá? Bueno, que la llegada del profeta detuvo la muerte por hambre. El lenguaje mortuorio de la viuda fue cambiado en un lenguaje de vida. Ahora todo es vida.
El niño con rostro pálido, marcado por los estragos del hambre, ahora está rosado y con el reflejo de la lozanía juvenil. Pero como la muerte no da tregua, ahora regresa “mortalmente”. Usted debe saber que cuando las cosas están mejor, debe prepararse para enfrentar aquello que es repentino.