CONCLUSIÓN:
Hay pruebas que sacuden todo nuestro ser y muchas de ellas parecieran robar la esperanza. Eso lo vivió esta viuda cuando el hijo que amaba se murió repentinamente. Pero Dios no nos dejará ser probados hasta donde no podamos dice la palabra (1 Corintios 10:13).
Este hijo muerto y luego resucitado por medio de la oración del profeta, representa todo aquello que debe ser traído también al Señor para que él lo transforme; para que le de vida.
Muchas cosas podrán estar muy mal con usted y solo el milagro de Dios podrá darle nueva vida. Entonces, haga como hizo la viuda. Traiga aquello que está muerto o se está muriendo en su vida.
Dios sigue estando vivo y él lo podrá cambiarlo. Crea que el poder de la oración y la palabra trabajan juntos para “resucitar” aquello que está en alguna sequía de su alma. Traiga su pena a Cristo hoy.
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Iglesia Bautista Ambiente de Gracia, Fairfax, VA