Encarando el Desafío

Julio Ruiz

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Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Predica de Hoy: Encarando el Desafío

Predica Cristiana Lectura Bíblica: 1 Reyes 18:1-19

INTRODUCCIÓN:

Después de un período de tres años de estar escondido de la vista pública, primero en el arroyo de Querit y después de Sarepta, ahora Elías vuelve de nuevo al centro de de la palestra pública. Cuando apareció por primera vez ante el trono del rey Acab y anunció la sequía, era un hombre con una fe insipiente. Sin embargo, después que pasó las tres pruebas: sequía del arroyo, la tinaja de harina vacía y el hijo de la viuda muerto, Elías quedó transformado en un auténtico hombre de Dios. Esto era así porque hay un enemigo muy grande que Elías tendrá que enfrentar.

No lo era Acab, aunque por causa de su desviación vino la sequía. El enemigo más grande era Jezabel, la terrible esposa del rey Acab que estaba destruyendo a todos los profetas de Jehová. Esto era para el profeta de Dios el desafío mayor. Elías fue sustentado por los cuervos y por una viuda. Había una aparente “comodidad” en medio de toda esta crisis. Una de las tendencias que se da cuando encaramos una prueba, es la quedarnos en la pasividad.

¿Cuál es el desafío mayor?

Es pensar que ya todo está resuelto. Pero si entendemos que hay un propósito detrás de las pruebas, entonces debemos estar preparados para el desafío mayor. ¿Cuál es el desafío mayor?

En el caso de Elías era enfrentarse a los profetas de baal que dirigían el dueto maligno que estaba al frente de Israel. Era encarar uno de los desafíos más grande que se haya conocido en Israel, pues ese pueblo escogido provocó la ira de Dios adorando a dos abominables ídolos: Baal y Asera. Ver a Elías haciendo esto será algo extraordinario en este pasaje. Encontramos en esta historia la manera cómo Dios nos llama para encarar los desafíos mayores. Veamos la manera.

I. HAY UN LLAMAMIENTO DE DIOS PARA ENCARAR EL DESAFÍO

1. El tiempo señalado por Dios (vers. 1ª)

El tiempo señalado por Dios es perfecto. No hay “mudanza ni sombra de variación” en él, como dice Santiago. El escritor de este libro comienza diciendo: “Pasados muchos días…”,lo cual equivale a decir que era muy cercana a la fecha cuando regresaría la lluvia. Fue en esos previos días cuando “vino palabra de Jehová a Elías…”. No sabemos si esto había sucedido antes, pero Elías espera ese glorioso momento. Él sabía que su Dios vendría para notificarle del regreso de las lluvias, lo cual confirmaría la exactitud de su profecía. Esto nos llena de gran consuelo.

Las promesas de Dios son reales y en su tiempo se cumplen. Ni se atrasa ni se adelanta el reloj del Señor. Es posible que nuestra mente se olvide de muchas cosas, pero no sucede con la mente de Dios. La sequía hizo su trabajo.

Israel ha entendido que baal no es tan poderoso como se los hizo creer Acab y su malvada esposa. No llovió por ese tiempo y el ídolo en quien habían puesto su confianza no les trajo la lluvia durante ese tiempo. Es bueno recordarnos que Dios sigue en control de todo. Que si hemos de encarar desafíos mayores después de pasadas las pruebas, él está allí y cumplirá su propósito en nosotros.

2. La orden señalada por Dios (vers. 1b)

Note este detalle interesante. Al principio el Señor le dijo a Elías: “Ve, escóndete”. Ahora le dice: “Ve, muéstrate…” ¿Cómo se sentiría alguien que le dijeran que vaya a encontrarse con su enemigo que lo está buscando para matarlo? ¿Iría usted a ese encuentro? Pues esto sucedió con Elías. Su archienemigo Acab, por información de siervo Abdías, le ha dicho que “no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte…” (vers. 10).

Sin embargo, la orden de Dios para el profeta es clara: “Ve, y muéstrate a Acab…”. Esta orden es todo un desafío. Si alguien sabía del enojo del rey Acab y Jezabel es Elías. La rabia de Jezabel era tan grande que estaba matando a los indefensos profetas del Señor, pero la cabeza que más deseaba era la de Elías.

¿No es un desafío ir a verle la cara a tu enemigo quien tiene sed de venganza y determinación de destruirte? Pero esto es lo que encontramos en la Biblia varias veces. Dios siempre sorprende con sus decisiones, pero todas están determinadas bajo su soberana voluntad. No hay que temer a sus órdenes. Él sabe quién es tu enemigo.

3. La promesa señalada por Dios (vers. 1c)

Dios jamás te llamará a encarar un desafío sin que te respalde con su promesa. ¿Qué dice la Biblia sobre las promesas divinas? Bueno que ellas son reales, verdaderas y siempre se van a llevar a cabo (son en el sí y amén) del cual nos ha hablado Pablo. Hasta ahora ninguna de ella ha dejado de cumplirse. Pero hay que decir que las promesas divinas se llegan a cumplir en la medida que estemos viviendo una vida consagrada, comprometida y totalmente obediente a Dios.

Nos parece que Elías era un candidato a través de quien Dios cumpliría su promesa. ¿Cuál era la situación de Elías? Que su reputación estaba puesta en entredicho si la lluvia no regresaba según el tiempo que él mismo había determinado.

Si bien es cierto que él tenía agua y alimento, su preocupación tuvo que estar latente, pues ya muchos se enterarían que él era el responsable de aquella terrible situación que había traído la sequía. Pero Dios le ha dicho que hará llover sobre la tierra. Un creyente puede enfrentar su mayor desafío cuando sabe que las promesas de Dios lo respaldan. Nada nos detendrá.

II. DIOS TIENE EN ALGÚN LUGAR A OTRA PERSONA PARA QUE NOS AYUDE A ENCARAR EL DESAFÍO

1. “¿No eres tú mi señor Elías?” (vers. 7)

Es muy fácil para nosotros sentir que estamos solos en medio de a las continuas batallas que libramos. Sin embargo, podemos saber, así como en días de Elías, que Dios tiene sus siervos, y muchas veces se encuentran en los lugares más inesperados. No se desespere hermano. No estás solo en seguir al Señor. Hay muchas personas de buen corazón que se están arriesgando por servir al mismo Señor que tú amas y sirves.

Antes del encuentro con Acaba hay un Abdías en escena. Es interesante que su nombre signifique “siervo de Jehová”, porque a juzgar por lo que hasta ahora ha hecho, este hombre “era en gran manera temeroso de Dios” (vers. 4).

Es muy curioso, y llama mucho la atención, que dentro de la corte real más corrupta y pagana que había visto Israel hasta ese entonces, aparezca un hombre que amaba a Dios hasta el punto de arriesgar su vida protegiendo a los profetas verdaderos de Dios. Así que por alguna razón especial Dios le tenía el centro mismo de donde salía la adoración que ofendía a su nombre. Dios hace la provisión requerida para enfrentar los desafíos. La provisión de un “Abdías” es la manera cómo Dios se vale para enfrentar al enemigo.

2. “Di a tu amo: Aquí está Elías” (vers. 8)

La fortaleza que ha adquirido Elías a través de las pruebas lo ha hecho un hombre más valiente de lo que era antes. Abdías le ha dicho al profeta que Acab respira amenazas de muerte contra él. Que “no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte” (vers. 10). Sin embargo le dice a Abdías que vaya avisarle a su amo que él va al encuentro. Aquí hay algo interesante. Si bien es cierto que Elías conocía el poder de Acab y su mujer, también es muy cierto que el profeta sabe el tamaño del poder del Dios a quien sirve.

Así que mientras Abdías temía porque le cortaran la cabeza, Elías va a enfrentar al hombre por cuya causa Dios ha enviado tan terrible sequía. No siempre tenemos el coraje de un hombre como Elías. Necesitamos fortalecernos para enfrentar al enemigo de nuestra alma. Acab y Jezabel representan el poder de las tinieblas. No podemos enfrentarnos a ellos en nuestras propias fuerzas, y menos en la carne. Usted no podrá decir “di a tu amo: aquí estoy yo” si no vive en plena comunión con Dios. Por cuando “vuestro adversario el diablo anda alrededor buscando a quien devora”, debemos enfrentarlo con el poder de la oración de Elías.

3. Salvando a los que se puedan (vers. 13)

No era fácil para un creyente mantenerse fiel a sus principios cuando él era una especie de mayordomo para Acab y Jezabel, uno de los matrimonios reales más idólatras que se conozcan. Pero la lucha tuvo que ser más cuesta arriba para este siervo temeroso de Dios, pues la malvada Jezabel estaba erradicando el culto a Jehová para implantar el culto a baal. La situación era sumamente difícil para mantener no solo la fe en esos tiempos de idolatría colectiva, sino el poder detener la masacre que estaba ejecutando esta mujer con los profetas del Señor.

Pero Abdías se las ingenió y pudo salvar a por lo menos unos cien de ellos con pan y agua (vers. 4). Esta observación es muy interesante pues se trata de alimentar a tanta gente en medio de aquella terrible sequía y la gran hambre que era tan notoria.

¿De dónde sacaba el agua? ¿Le robaría el pan del palacio para alimentar a esos siervos de Dios? Bueno, como quiera que haya sido, Abdías es claro ejemplo que Dios tiene su gente aún en los peores lugares para que el testimonio de su palabra no quede avergonzado. No estamos solos en esta cruzada que tenemos contra el mal. Dios tiene a otros hombres en la otra trinchera confesando su nombre.

III. DEBEMOS TOMAR LA DECISIÓN DE ENCARAR EL DESAFÍO

1. “Vive Jehová de los ejércitos… que hoy me presentaré ante él (vers.15)

Elías escuchó todo el temor del cual era preso Abdías. Él escuchó que si Abdías le hablaba a Acab que se había encontrado con Elías, sin traerlo a él, sería un hombre muerto (vers. 9). Elías había escuchado de todos las naciones y reinos donde el rey había ido a buscarle (vers. 11). Así que era lógico que este siervo tuviera este temor, sin embargo vea la resolución que toma Elías. El versículo 15 nos recuerda lo mismo que él había dicho cuando por primera vez estuvo en presencia del rey Acab (17:1).

Dos cosas le producen el coraje al profeta para enfrentar la furia del rey. Por un lado el saber que su Dios vive. Eso era un contraste con los dioses de baal y asera, que eran fabricaciones humanas. El Dios de Elías vivía y acababa de ser testigo de eso por la vida que trajo al hijo de la viuda. Pero el otro coraje lo venía porque Elías vivía no en la presencia del rey Acab, sino en la presencia del Dios de Israel. No habrá nada que nos detenga cuando vivimos en presencia de un Dios que es vivo y verdadero. La resurrección de Cristo es garantía de victoria.

2. “¿Eres tú el que turbas a Israel?” (verss. 16-17)

Ahora imagínese la escena. El impaciente Acab ha oído que Elías quiere verle por información de su siervo, y tomando, a lo mejor soldados y caballos que todavía le quedaban, se decide ir al encuentro más esperado. Hace ya tres años que ha querido esto, ahora es la oportunidad para enfrentar al hombre que, según él, es el causante de todos los males que padece la nación de Israel. Esto parece un duelo final.

Pero Elías no tiene temor y él también va a este encuentro. A primera vista aquello parecería un choque de trenes, pues si el rey tenía un carácter que revelaba su maldad y ambición, Elías tenía el suyo que había formado entre la espesura del campo y la relación con su Dios. La palabra “turbar” acá se traduce en algunos pasajes como “víbora, áspid, o serpiente”.

En otras palabras, Acab no deja dudas en cuanto a lo que siente por este hombre al encontrarse con él. No tenemos idea de cómo el enemigo de nuestras almas nos odia. Todo aquel que se declare amigo de Dios, se constituye en enemigo del diablo. Pero que el enemigo nos acuse de turbar al mundo por nuestra decisión de servir al Señor es un gran elogio. Así acusaron a los cristianos dos mil años atrás (Hch. 4).

3. Los que verdaderamente turban (vers. 18)

Los estudios bíblicos nos enseñan que Acab, como era de esperarse, comenzó con una acusación con la que pensó aplastar al profeta desde el principio. Sin embargo, Elías no es de los que se queda cayado y menos delante de este rey. “No me eches la culpa de lo que está pasando” le respondería. “La verdad es que Dios trajo este juicio de la sequía por personas como tú” fue la respuesta osada del profeta.

Elías afirma que la razón del juicio de Dios tiene un solo responsable, y ese era Acab. Elías parece decirle: “Por tu causa, y solo la tuya, Dios ha represado los cielos porque tú has quebrantado el primer mandamiento de la Biblia (Ex. 20:3) que expresamente prohíbe que se tengan otros dioses que no sea él”.

Amados, hay una gran verdad en esto. Cuando los gobernantes desvían a sus gobernados, apoyando todo tipo de prácticas que van en contra de lo que Dios aborrece, esa nación debe prepararse para el juicio divino. Elías confrontó al rey gobernante de esta manera. El culto a baal que su esposa había traído, y él como esposo irresponsable lo había permitido, ahora ha generado la falta de vida y la terrible hambre. Es por esto que el profeta se enfrenta convencido que le asiste la verdad ante este corrompido rey. El creyente es también un hombre de decisión. Hay que enfrentar la injusticia con decisión.

CONCLUSIÓN:

Elías fue un hombre como nosotros, lo afirmó Santiago. Pero sus pasiones no fueron obstáculo para servir al Señor. Al contrario, utilizó sus propias debilidades para que Dios se perfeccionara en él y lo hiciera un hombre de carácter fuerte y de coraje invencible. Fue preparado en Querit y Sarepta a través de pruebas duras, pero que sirvieron para moldearlo y hacerlo un hombre equipado para enfrentar el mayor de los desafíos. No era cualquier cosa enfrentar a Acab y a la malvada Jezabel. Pero Dios lo equipó en la soledad para que se enfrentará en público con los enemigos de Dios.

El desafío de Elías fue enfrentar una idolatría nacional que vino bajo el visto bueno de los gobernantes de Israel, el pueblo que había conocido a Jehová su Dios. El desafío fue enfrentar a un pueblo que había dejado los mandamientos, en especial el primero que habla de no tener dioses ajenos delante de Dios. Aquella no fue una tarea fácil, pues el profeta tuvo que enfrentar la furia del rey y luego la de su esposa. Pero su valiente determinación hizo posible que el pueblo cambiara de opinión.

Como Elías, todos nosotros enfrentamos desafíos. No sé cuál será el suyo, pero debe tenerlo. El llamado de esta historia es a enfrentar al malvado Acab y Jezabel, una encarnación del mal, a través del poder y la autoridad del Dios vivo en cuya presencia también nosotros estamos. Enfrente su desafío hoy con la autoridad de Dios.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.

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Julio Ruiz
Autor

Julio Ruiz

Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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