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Discipulos de la Verdad

Sin fe es imposible agradar a Dios. Los que no tienen fe son desagradables a Dios. Pues es necesario que quien se acerca a Él crea que existe, y no solo que existe, sino también que galardona, recompensa, paga abundantemente a los que lo buscan.

Aquellos que desagradan a Dios son los que no pueden creer que Dios existe y menos que El recompensa. A muchos les conviene creer que no hay Dios, es decir un Ser Supremo y Soberano, Omnipotente, y que no hay paga para el que hace lo bueno ni tampoco para el que hace lo malo. De esta manera tratan de vivir según su voluntad.

Pero ocupémonos de aquellos que creemos que Dios existe:

El que tiene fe, tiene en su corazón la convicción de dos cosas, que rigen su consciencia y sus actos como dijimos que: Dios es, y que el pagará, abundantemente al bueno como al malo. Esta convicción lo lleva a obedecer la Palabra.

El pueblo de Israel tenía la Ley y los Profetas, y quería cumplirla sin Fe; Estos cayeron en incredulidad. La incredulidad es lo contrario a la Fe. Si tú dices que obedeces y practicas la Palabra es porque tienes Fe; si te esfuerzas en obedecerla y practicarla caes en incredulidad y condenación. El que se esfuerza no tiene fe. Fe es lo contrario a esfuerzo, a falta de confianza, a temor. El temor me ata, me liga. La Fe me libera. Lucas 1: 72 al 75 “Para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santo pacto; Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, que nos había de conceder, que librados de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos. En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días.

Quién trata de, esforzándose, practicar o cumplir la Palabra, ésta se convierte para el mismo en Ley, y quién cumple toda la Ley pero falla en un punto esta condenado (Santiago 2:10-11). La fe nos libra de la condenación. Y la Palabra no es Ley de condenación sino Ley de libertad. Si yo creo que él es, Dios, y que es galardonador me puedo acercar con Fe. La Palabra, Dios, se hizo carne para acercarse a nosotros. El, se acercó al hombre para revelarle quién era y como era, en la Persona de Jesucristo. Si tú crees en Jesús y le conoces entonces practicas, caminas, vas con la Palabra, no te es un desconocido. Te da tranquilidad estar con El, haces lo que te dice porque crees en El, y sabes que sabes que es cumplidor de sus promesas: eso es Fe. 

Mi Fe va creciendo no por esfuerzo sino por confianza. Amo a esa Persona Divina, creo a lo que me dice y sin darme cuenta, sin resistencia hago lo que me pide. Ahora Dios se agrada de mí. Ese andar de acuerdo junto a El, produce una transformación en mí, vista por los otros. Mi cambio va generando atracción o rechazo, los que me rodean me aceptan o me rechazan, me creen o me niegan, como a El, Juan 15:18-19″ Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que ha vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.”

Esa relación de fe me afirma, y me pasa a distintos niveles, a medida que crece en mí. Crece, cada vez que practico con confianza lo que me pide, Mateo 10: 40-42. Ahora soy un discípulo de Cristo. Los discípulos son aquellos que le creen (Marcos 16: 17).

Los discípulos son los testigos de Dios, testifican que Dios existe y es galardonador.

Los discípulos son maestros; enseñan con sus vidas que la Palabra es fiel y verdadera.

Los discípulos producen confianza en los otros para que también se acerquen a Dios. San juan 17:20 “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”.

Los discípulos son los primeros en creer, en venir hacia El, en obedecer y practicar.

¿Qué discípulo puede enseñar sin haber obedecido y recibido el galardón? Ninguno.

Un discípulo es uno que hizo y puede entonces enseñar a otros, quién es Dios y como es cumplidor, porque tiene las marcas en su vida.

No puede ser discípulo quién no tenga las marcas. El que se hace maestro sin ser llamado tiene mayor condenación (Santiago 3:1)

Porque Dios llama a sus discípulos según todo lo que hemos hablado, que enseñan con sus ejemplos. El maestro que nos es llamado a enseñar no es llamado porque no tiene hechos, es uno que dice (repite) pero no hace, quién oye y no hace, es incrédulo es decir no tiene fe, y recordamos que Fe es lo contrario a Incredulidad, que Fe es lo contrario a condenación y que Incredulidad es igual a condenación.

Todo lo que enseña el Verbo Encarnado en los evangelios, el discípulo lo creyó y lo hizo y Dios lo galardonó. Ejemplo: Dios dice, por la boca del profeta Juan, en Lucas 3:11, que el discípulo que tenga dos túnicas debe dar una al que no tiene.

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