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Jesús purifica el Templo

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Predicas cristianas predica de hoy: Jesús purifica el Templo, la casa de Dios

Predica Cristiana lectura bíblica de hoy: Marcos 11:15-19

Introducción

Estos versículos de la Palabra de Dios encierran una gran enseñanza de Dios para su pueblo. Podemos aprender sobre la purificación que en forma física necesitan algunos templos en el mundo, así como la purificación espiritual que cada uno de nosotros debemos tener en nuestro cuerpo, que es templo del Espíritu de Dios.

Es importante para entender esta enseñanza recordar que nuestro Dios es Santo y puro. Por tal motivo, se agrada de la limpieza.

Veamos algunos versículos sobre esto.

Salmos 24:3-4 “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón”

Salmos 51:7 “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve”

Salmos 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”

Eclesiastés 9:8 “En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca te falte ungüento sobre tu cabeza”

Mateo 5:8 “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”

Lo primero que aprendemos de este relato es que los templos, es decir, los edificios dedicados a las actividades de Dios, tienen una gran importancia para nuestro Dios. Y es nuestro deber cuidarlos y respetarlos.

Jesús acudía continuamente al templo Lucas 21:38. “Y todo el pueblo venía a él por la mañana, para oírle en el templo” Lucas 19:47 “Y enseñaba cada día en el templo; pero los principales sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo procuraban matarle”.

Los primeros cristianos

Los primeros cristianos tenían por costumbre reunirse cada día en el templo. Hechos 2:46,47 “Y preservando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”

Pedro y Juan acudían al templo. Hechos 3:1 “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración”

La Palabra de Dios nos enseña que cuando Jesús entró al templo y se percató de lo que estaba ocurriendo. Se enojó, reprendió y echó fuera con autoridad a todos los que estaban vendiendo y comprando. Y además les recordó que su casa, es casa de oración y no un local de reunión para negocios. No es para vender o promocionar productos, no es para fiestas, no es para comer, no es para jugar. Él dice mi casa, será llamada CASA DE ORACIÓN NO CASA DE RECREACIÓN.

Esto claramente nos enseña que Dios nos pide cuidar y respetar la casa de Dios.

Debemos cuidar la limpieza de la casa de Dios, para que sea un lugar agradable. Debemos cuidar que la casa de Dios cumpla con el deseo de nuestro Señor Jesús. Es decir, la casa de Dios debe ser un lugar de oración. Un lugar donde cualquier persona necesitada del auxilio de Dios pueda tener comunión con Él a través de la oración. El templo de Dios debe estar abierto para acoger a los hambrientos y sedientos de Dios.

El Salmo 84, es una excelente exhortación y nos da las razones por las cuales debemos venir a la iglesia.

  • 1)    El alma lo necesita (v.2a “Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;)
  • 2)   Porque debemos adorar a Dios (v2b “Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo”)
  • 3)   Porque Dios escucha nuestras oraciones (v.8 “Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha oh Dios de Jacob”)
  • 4)   Porque es mejor estar ahí que en un lugar de maldad (v.10 “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad”)

¿Con qué actitud venimos a la casa de Dios?

Debemos venir dispuestos a adorar a Dios, a escuchar la Palabra de Dios, a hacer oración, a encontrarnos con Dios.

Porque respetamos el templo (la casa de Dios) entramos en silencio, nos quedamos quietos para escuchar la Palabra de Dios. No corremos, no jugamos, apagamos nuestros celulares o los ponemos en vibración, no hacemos mucho ruido, no entramos y salimos a cada rato.

Es una gran bendición tener una iglesia donde adorar a nuestro Dios, pero también es una gran bendición cuidar y respetar nuestra iglesia con todo nuestro amor a Dios.

Nuestro templo físico debe estar limpio y purificado

La otra enseñanza que Dios nos quiere dar es que no solamente nuestro iglesia, nuestro templo físico debe estar limpio y purificado por Él, sino también nuestro cuerpo que es el templo del Espíritu Santo 1 Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”

Por un momento reflexiona que es lo que ve Jesús hoy en su templo, tu cuerpo, ¿qué mira en tu corazón? ¿Lo has contaminado? ¿Lo has ensuciado? Examina tu interior y deja que Él de vuelta y arroje todo aquello que tenga que arrojar para limpiarte y purificarte. Dile Señor aunque me duela, purifica mi vida. Te dejo limpiar todo lo que sea necesario: actitudes, miedos, pasiones desordenadas, vicios, para que pueda tener una comunión perfecta contigo.

Pidamos a Dios lo mismo que David le pidió en Salmos 139:23-24 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”

Sólo Jesús a través de su sangre puede limpiarnos 1 Juan 1:7b “y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”

Es tiempo de ser radical, es tiempo de ser diferentes, es tiempo de prepararnos para encontrarnos con nuestro Dios. Tenemos a un Dios puro, santo, perfecto y nosotros no podemos permitirnos contaminarnos ni en carne ni en espíritu, necesitamos perfeccionarnos cada día, exigirnos cada día limpieza y santidad. 2 Corintios 7:1 “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”.

Conclusión

Debemos dejar que el Señor nos limpie profundamente, desde nuestro interior, para no ser reprendidos por él, como reprendió a los fariseos. Lucas 11:39 “Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y maldad”

Dios está buscando un pueblo santo, limpio de corazón, de conciencia, de espíritu. Recuerda que tu cuerpo es templo del Espíritu de Dios, asegúrate de mantenerlo limpio, no sea que uno de estos días el Señor te mire, te visite y tenga que reprenderte.

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