El Camino a la Excelencia

Es legítimo aplaudir los logros de nuestros hijos, sean estos en el campo académico, económico y hasta familiar. Por supuesto que nos interesan las ganancias, sobre todo si ha habido legitimidad en alcanzarlas. En la vida luchamos por alcanzar aquellas cosas a las que las ponemos en la lista de las ganancias. Sin embargo, cuando solo nos concentramos en lo que nos da ganancia, nuestra vista está corta, porque nuestro Señor quiere llevarnos más allá de donde estamos ahora. El camino de la excelencia nos plantea el reto de ir más allá de nuestros logros.

Ilustración: El arquero Timothy Howard de la selección americana del futbol de Brasil 2014, dijo lo siguiente. “Lo más importante en mi vida es Cristo”. Y luego afirmó: “Es más importante para mí que ganar o perder, o si estoy jugando o no. Todo lo demás es sólo un extra”.

2. La importancia de las pérdidas v. 8.

En lo que Pablo está afirmando pudiera pensarse que hay una contradicción. ¿Cómo puede alguien hablar de pérdidas cuando ha logrado tan altas ganancias? ¿Cómo puede alguien tirar por la borda lo que tanto le ha costado alcanzar? ¿No son acaso los aplausos, las medallas, los trofeos, los diplomas lo que más se buscan? Pero cuando en la vida se plantea un cambio de perspectiva sobre lo que hasta ahora somos o tenemos, bien pudiera darse un rumbo distinto. Pablo declaró hizo la declaración “estimo como pérdida” cuando descubrió que había algo más grande y de mayor importancia que sus mismos logros.

Es más, fue tal el descubriendo de lo más valioso para su vida, que al pensar en todas las cosas que lo habían hecho un ganador, no ahorró palabras para decir que lo tenía por “basura”. La verdad de esta determinación es que en la vida cristiana debiéramos estar preparados para las renuncias si el camino que se nos abre es hacia la excelencia. Y es que el llegar a apreciar más nuestros logros, nuestros éxitos, nuestras aspiraciones, sin darle el lugar que esas cosas deben tener en nuestras vidas, comparándolas con Cristo, nos hará creyentes muy terrenales, pero lejos de llegar a la excelencia. ¿Qué es lo que está dispuesto a perder para lograr la excelencia?

III. EL CAMINO HACIA LA EXCELENCIA TIENE COMO OBJETIVO FINAL APROPIARSE DE JESUCRISTO

¿Por qué Pablo llegó a esta conclusión? ¿Por qué fue tan radical consigo mismo?

1. Un conocimiento mayor v. 8b.

En los estudios biblicos encontramos que cuando Pablo dice que sus logros los tiene como pérdida, es porque encontró algo mejor. Ahora vive con una ganancia superior. Él descubrió que lo nuevo en su vida se debe a “la excelencia del conocimiento de Cristo”. El conocimiento de Cristo siempre tendrá que ser más excelente. Es un conocimiento que excede a todos los demás. Pablo se refiere a un conocimiento a través de una relación. Es una intimidad donde él podía hablar y ser dirigido por él en toda su vida. Y este es el conocimiento al que nos pide que lleguemos. De nada sirven todos mis demás conocimientos si no conozco bien a Cristo. De nada sirve todo lo que he logrado, sino logro conocer a Cristo. Conocer a Cristo es el tesoro más grande. Su palabra nos revela la excelencia de su conocimiento. Esta debiera ser nuestra búsqueda y nuestra entrega.

2. Ser hallado en él v. 9.

Antes las personas podían hallar a Pablo como un fanático religioso capaz de perseguir a Cristo. Ahora él no quiere saber otra manera para ser hallado que no sea en Cristo. ¡Qué gran diferencia! ¿Cuál es el lugar donde un creyente debiera ser hallado? Bueno, desde el punto de vista terrenal hay los lugares donde vivimos y nos movemos; pero desde el punto de vista espiritual, el creyente debe ser hallado en Cristo. Que cuando le busquen para algún trabajo grande o pequeño, le hallen en Cristo; que cuando el diablo me busque, me halle en Cristo; que cuando la tentación me busque, me halle en Cristo; que cuando el Padre envíe al Hijo, sea hallado en él. Que si cuando me busquen, me hallen en Cristo, entonces encuentren a un auténtico cristiano. “Ser hallado en Cristo” es la meta más grande. Que no seamos hallados haciendo lo que es contrario a nuestra experiencia con él. Sigamos el camino más excelente.

3. Experimentar el poder de su resurrección v. 10.

Los estudios biblicos nos enseñan que cuando Pablo habló de su pérdida por la ganancia de Cristo, quiso ir hasta lo máximo en esa ganancia. No se conformó solo con conocerle, y ser hallado en él, sino que quiso ser uno con él en sus padecimientos, “llegando a ser semejante a él en su muerte”. Pero sobre todo, Pablo quería vivir en el poder de la resurrección, lo que llegó a ser la coronación de la vida de Cristo. La meta final del creyente es vivir en el poder de la resurrección. No es vivir bajo el poder de los temores, de los fracasos, de las tentaciones, de la incertidumbre. Vivir bajo el poder de la resurrección es ser victoriosos sobre el pecado. La única manera de vivir una vida de santidad es vivir bajo el poder de la resurrección. Este es el punto donde debemos llegar. Esta es la cúspide en nuestra búsqueda de una vida de excelencia. ¿Cuál es el poder que domina su vida?

CONCLUSIÓN:

La pregunta que surge de este tema es: ¿Qué es lo que en realidad tiene importancia para nosotros? ¿Será el alcanzar una posición social más elevada, ganar mucho más dinero, buscar engrandecer su familia, hacerse de un nombre o buscar fama? El desafío de este texto es que veamos que los aplausos por nuestros logros y los éxitos no serán nada sin Cristo. Esa fue la experiencia de Pablo.

Lo que hemos logrado pudiera ser considerado como lo “mejor”, pero no nacimos para esto sino para lo excelente. Lo excelente esta en Cristo. Si no logramos eso, lo demás no tiene mucha importancia. Esa es tu meta. ¿Está buscando usted lo mejor o lo excelente? La excelencia se encuentra en el conocimiento de Cristo. ¿Lo tiene usted?

(571) 251- 6590

1 comentario en «El Camino a la Excelencia»

Deja un comentario