Hágase tu Voluntad

Por un lado tenemos una concepción inadecuada de lo que es la voluntad de Dios cuando pensamos en aplicarla, pues pudiéramos ver a Dios como un ser caprichoso que si no hacemos lo que él nos dice, nos castiga. Y por otro lado, es ese deseo de querer ver a Dios obrando en nuestras vidas a la brevedad posible.

La verdad es que no tenemos paciencia para esperar en Dios. No son pocos los que desearían que Dios les diga audiblemente qué hacer, dónde trabajar, dónde vivir, con quién casarse… ¡pero ahora! Sin embargo, nada de eso ocurrirá si primero no estoy en sintonía con Su voluntad.

El problema por el cual no siempre conozco la voluntad de Dios es porque mi propia vida es un reflejo de otra cosa. ¿Quiere usted experimentar la voluntad de Dios? Por favor lea Romanos 12:2. Cuando usted aplica este texto, no sólo comprobará esa voluntad, sino que descubrirá que ella es buena, agradable y perfecta. Entonces si orará: “Hágase su voluntad”.

II. “HÁGASE TU VOLUNTAD COMO EN EL CIELO”, LA MÁS GRANDE OBEDIENCIA

1. La voluntad de Dios se cumple en el cielo (Salmo 103:19-21).

Si bien es cierto que en el cielo se dio una vez una rebelión, creando con ello la infernal figura del diablo y sus demonios, el cielo sigue siendo un lugar donde se cumple cabalmente la voluntad de Dios. Nadie allí protesta sus decisiones. Hay una felicidad perpetua de todos sus habitantes en querer cumplir con la voluntad de Dios.

Considere que mientras más rango poseen los ángeles, más sumisos se hacen a la voluntad de Dios. El salmista nos da un vistazo de esa obediencia celestial cuando describe la forma cómo los ángeles, siendo aún “poderosos en fortaleza”, ejecutan la palabra de Dios.

Hay una abnegada obediencia de todas esas criaturas a su Creador, cuando él los llama “Ministros suyos”, quienes forman parte del “gran ejercito de Dios”. Todos ellos cumplen y hacen su voluntad.

Bien pudiera uno imaginarse cuán listos estarán los ángeles para hacer la voluntad de Dios, y el agrado de sus corazones cuando están ejecutando la voluntad de Dios, aún aquellas misiones que incluyeron la muerte de los hombres (2 Samuel 24:16). Sin embargo vea el contraste: en la tierra su voluntad no se cumple y con frecuencia es olvidada. ¿Por qué esta diferencia?

2. La voluntad de Dios en el huerto del Edén (Génesis 2:8).

Cuando Jesús dijo: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, puso de manifiesto que la voluntad de Dios se cumplió de una manera perfecta antes que se abriera una brecha por el pecado. El texto de Génesis 2:8 nos dice que el hombre fue puesto en el Paraíso de Dios donde la obediencia era perfecta.

Así que hubo un tiempo cuando la criatura y el Creador vivían en una perfecta armonía, donde el hombre hacía siempre la voluntad de Dios, y donde todos sus designios eran completamente buenos. Era el tiempo cuando no había ninguna línea divisoria entre el cielo y la tierra, pues la voz de Dios se paseaba con toda libertad en el huerto del Edén.

Fue el tiempo cuando la más genuina pureza reinaba sobre la tierra y cuando la felicidad era la nota distintiva del Paraíso divino. Pero la petición, “como en el cielo”, significa que el tiempo llegará cuando todo volverá a ser otra vez restaurado.

El asunto es que Dios no ha dejado de ser Rey arriba y abajo. Y su voluntad que fue cumplida al principio, se cumplirá en el futuro. El momento está por llegar cuando el hombre solo querrá vivir para agradar a Dios, pues su “voluntad da gozo”.

3. ¿Cómo se hace la voluntad de Dios en el cielo? (Salmo 73:25).

El salmista hizo la gran pregunta que sirve como guía al momento de reconocer el dominio de Dios, su morada y sus designios. Ojalá que la misma certeza que él tuvo sea la que abunde en nuestros corazones cuando se nos plantee el reto de hacer la voluntad de Dios.

Deja un comentario