Perdonados para Perdonar

En estas sociedades de alto consumo y de enormes demandas pareciera ser muy difícil mantenerse en una solvencia de las deudas. Tenemos siempre una deuda. Pero si esto es así en el plano humano y terrenal, imagínese la deuda que tenemos con Dios. Jesús dijo: “Perdona nuestras deudas…”.

En esta oración hay una palabra en plural que nos habla no solo de una deuda sino de muchas deudas. Si revisamos las “deudas” que tenemos con Dios, la conclusión a la que llegaremos es que a Dios le debemos todo.

Le debemos a Dios la vida que nos ha dado. ¿Ha leído el Salmo 139 para darse cuenta como Dios se ha asegurado de darme la vida? Pero a Dios le debemos el sustento de la vida. ¿Ha leído Mateo 6:26-30? Y sobre todo, a Dios le debemos la gran deuda de nuestros pecados? Sin duda, esta es la deuda más grande, y, ¿cómo podíamos pagarla?

2. ¿Cuáles son esas deudas?

“Nuestras deudas”, es una palabra común para deudas legales. Aquello donde hay un compromiso por algo que quité prestado o que compré a crédito. Pero aquí se utiliza en deudas morales y espirituales a Dios.

Somos pecadores que hemos ofendido a Dios. “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23)”. Este es el gran texto que define la condición de la humanidad. Ya el sabio Salomón lo había dicho, al referirse que no hay nadie en a tierra que haga el bien y no peque (Ec. 7:20).

El profeta de antaño lo había descrito de una manera muy gráfica al decirnos que en el hombre no había cosa sana: “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga…” (Is.1:6).

El pecado es cual cáncer que ha invadido todo nuestro ser y se ha convertido en la gran deuda que tenemos contra Dios. Hay una obligación contra Dios que necesita ser saldada. Y Dios es el único que puede pagar la deuda que le debo.

Yo no puedo pagar esa deuda, por lo que me declaro en “banca rota espiritual”. La buena noticia es que Dios cancela al momento la deuda y no tendré que esperar algunos años para mejorar mi “crédito”. Su gracia es mi nuevo “crédito”.

3. ¿Qué significa el perdón de la deuda?

“Perdónanos nuestras deudas”, significa: “enviar lejos, descartar, limpiar, quitar”. De esta manera, la palabra “perdonar” significa hacer borrón y cuenta nueva, perdonar, cancelar una deuda. Es la figura del Antiguo Testamento cuando el sumo sacerdote ponía las manos sobre el macho cabrío y lo enviaba al desierto llevando los pecados confesados (Lev. 16:20-22).

Así, pues, el perdón de nuestros pecados es la acción que pone en liberación al que ha sido esclavo del pecado, que vive bajo el dominio de Satanás, y, finalmente, a espaldas de su Dios. Así que recibir el perdón de los pecados es la única garantía que nos hace hijos de Dios, con el glorioso resultado de tener la vida eterna.

El perdón se logra por medio de la justificación que Dios hace al pecador arrepentido. En este sentido, hay un perdón que es permanente por los pecados pasados, presentes y futuros.

Esto es la garantía que nuestra salvación no se pierde. Pero a la vez hay un perdón temporal. Todos los días me enfrento a pecados que cometo contra mi Dios. Es allí donde debo orar siempre: “Perdónanos nuestras deudas…”. El perdón de nuestros pecados es lo que nos hace hombres y mujeres libres.

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