Dejemos de Correr

Estamos cómodos en saber que somos salvos, estamos cómodos en venir a la iglesia una o dos o tres veces por semana, y nos hemos relajado de tal manera que nos quedamos dormidos cuando llega el momento de hacer lo que Dios nos ha mandado. Entonces, tal como en el caso de Jonás, las tormentas empiezan sacudir nuestra zona de comodidad. Empezamos a tener dificultades y problemas, y aunque lo permitamos o no, estas cosas casi siempre también afectan a los que nos rodean. Entonces lo que nos sucede es tal como los marineros en este pasaje, todos empiezan a hacer esa pregunta que estoy seguro muchos hemos oído en muchas ocasiones, todos preguntan “¿por qué?” Estoy casi seguro que en algún punto de nuestra vida todos hemos oído esta otra pregunta “Si Dios tanto te cuida, entonces ¿por qué permite que te sucedan esta cosas?

Esto mismo es lo que le estaba pasando a Jonás, todos le estaban preguntando ¿por qué? En muchas ocasiones a nosotros se nos hace esta pregunta, y aunque sabemos la respuesta, podemos hacer al menos una docena de excusas para justificar nuestras acciones. Todos sabemos a lo que fuimos llamado, todos sabemos que servimos a un Dios justo, al Dios todopoderoso, pero no obstante esto, con frecuencia le ignoramos. Pero como podemos leer, ese no fue el caso aquí.

En este punto de este acontecimiento histórico, Jonás no trato de hacer mas excusas. Jonás reconoció que él era el responsable por lo que estaba sucediendo a su alrededor. En muchas ocasiones nosotros hacemos lo mismo, reconocemos que estamos mal en algo, reconocemos que necesitamos ayuda, entonces buscamos ayuda de los que nos rodean. Tal como los marineros de este pasaje, ellos hacen todo lo posible por ayudarnos tratando de guiar el barco hacia un puerto seguro. Pero, sepamos que si existe una lección que debemos aprender en lo que nos esta sucediendo, entonces Dios no nos permite escaparnos fácilmente.

En el caso de Jonás ellos trataron de guiar el barco al puerto, pero Dios no lo permitió. ¿Saben por qué? Porque Dios todavía no había acabado con la lección que Él tenia para Jonás. Él estaba a punto de enseñarle a Jonás una lección que nunca se le olvidaría. Jonás tenía que aprender el significado de la palabra compasión. Ahora fijémonos en un detalle; los marineros en este instante demostraron más compasión de la que Jonás había demostrado. Aunque ellos sabían que Jonás era el responsable por lo que les estaba sucediendo, ellos demostraron su compasión tratando de guiar la barca al puerto. Este acto demostró más compasión de la que demostró Jonás, al rehusar ir a la tierra de sus enemigos y de llamarlos al arrepentimiento. Quiero que nos demos cuenta de algo muy importante aquí. Todos podemos ver que Jonás estuvo mal, que cometió un error grande en pensar que se podía esconder de Dios. Pero lo más importante aquí, es que Dios puede usar hasta nuestros propios errores para glorificarse. Aquí tenemos a un grupo de hombres paganos que al principio estaban clamando con voces a sus dioses falsos para que les salvaran, pero terminaron llamando el nombre del todopoderoso, inclinaron sus corazones a Él y reconocieron que no existía ningún otro Dios que les pudiera salvar.

Según continuamos con nuestro estudio bíblico encontramos lo que muchos encuentran difícil creer, y esto es que eventualmente ellos tiraron a Jonás fuera de la barca. ¿Por qué sucedió esto? Porque era la voluntad de Dios. Esto es algo que les sucede a muchos cristianos hoy en día. Puede ser que estemos confrontados con problemas o situaciones; somos confrontados con tormentas en nuestra vida, pero nos encontramos seguros y cómodos en nuestra barca. Tratamos de pasar la tormenta, pero al no hacer la voluntad de Dios la tormenta se pone aun peor. Las personas que nos rodean eventualmente se cansan, y acabamos siendo arrojados en la mar. Esto fue exactamente lo que le paso a Jonás, él fue arrojado en la mar en medio de una gran tormenta.

No sé cuantos aquí han estado en una tormenta en alta mar, pero les puedo decir por experiencia propia que es algo alarmante e impresionante. Ahora, hubiese sido bien fácil que Dios permitiera que Jonás se ahogara, pero este no fue el caso. Dios no permitió que se ahogara. Dios tenia más en reserva para él. Dios tenía un gran pez que se lo trago y Jonás vivió en su vientre por tres días y tres noches. Muchas personas encuentran esto muy difícil de creer o dicen que es algo imposible, pero como he repetido en numerosas predicaciones i estudios bíblicos, nada es imposible para nuestro Dios. Por si acaso existe alguna duda, les quiero decir que Jesucristo mismo usa el acontecimiento histórico de lo que le paso a Jonás para ilustrar su resurrección (Mateo 12:39-40).

Al igual que todos los que estamos aquí reunidos, y todo cristiano alrededor del mundo, Jonás fue llamado a que llamara a las personas al arrepentimiento. Jonás tenía que aprender una gran lección aquí, tal como todos nosotros también debemos aprender nuestra lección de hoy. Tenemos que aprender que las cosas de Dios no son para ignorarlas, que lo que Él nos ha llamado hacer no es un juego. Tenemos que darnos cuenta que fuimos llamados a predicar el evangelio a todas las partes del mundo. Fuimos llamados a servir a Dios, pero no como esclavos, sino como sus hijos. Él nos ha llamado a que le sirvamos, y como hijos amadores de su padre, debemos hacerlo sin titubear. Es tiempo de dejar de correr, porque podemos correr, pero no nos podemos esconder. Y si corremos, entonces debemos estar listos a pagar las consecuencias, porque al correr puede ser que nos encontremos en el medio de una gran tormenta.

Para concluir. Los estudios bíblicos nos enseñan que Jonás se dio cuenta de que había actuado incorrectamente, cuando trato de esconderse de Dios. Jonás se arrepintió, y oro, y Dios lo saco del vientre del pez. Entonces Jonás hizo lo que Dios le había instruido, él le llevo el mensaje de salvación a la ciudad de Nínive.

Lo que sucedió después de que Jonás llamara al pueblo de Nínive al arrepentimiento, no puede ser descrito de otra manera que no sea un milagro. Digo esto porque como podemos apreciar en nuestro estudio bíblico la ciudad de Nínive se arrepintió y se volvieron de sus malos caminos.

Nosotros podemos desconocer la razón por la que Dios nos ha llamado; puede ser que no sepamos la razón por la que nos ha dicho que hagamos las cosas, pero Él si la sabe. Como cristianos es hora de que aprendamos que no importa la distancia que podamos correr, Dios siempre estará presente. Como cristianos tenemos que obedecer la voluntad de Dios en todo momento, no existe ninguna excusa para no hacerlo.

Es hora de que nos unamos como el cuerpo de Cristo y hagamos su voluntad. Es hora de dejar de correr, y tenemos que reconocer que somos sus hijos, que somos Su pueblo, y que debemos obedecerles como hijos fieles. Dejemos de correr y hagamos lo que Él nos mando hacer.

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