Predicas Cristianas
Prédica de Hoy: Enseñar a los hijos
Predicas Cristianas… Lectura Bíblica: 3 Juan 1:2-7
Introducción
Como cristianos sabemos que cuando alguien desea direccionar la Palabra en la dirección que más le conviene, lo que se hace es buscar algunos versículos, acomodarlos de manera que digan lo que se desea enfatizar, y ya está.
El tema es que se extraen los versículos fuera del contexto, y de esta manera no se presenta el escenario en el cual se dijo y es probable que se cambie el sentido en que fue dada.
Por ejemplo, si vemos Proverbios 1:8 nos dice: “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre”. Generalmente, esto se les lee a los chicos cuando uno quiere que obedezcan a sus padres. Y está sobreentendiendo que el padre y la madre lo están instruyendo, aconsejando, y guiando en el camino del Señor para que sea un buen cristiano, obediente a la Palabra, y sujeto a los mandatos que el Señor dejará en ella.
El problema se nos presenta, como pastores, cuando el niño nos dice que ni el padre le instruyó para llevar una vida cristiana bajo la guía de la Palabra de Dios, ni mi madre le dirigió por el buen camino de Dios. Por eso es que siempre decimos que, como padres, necesitamos ser buenos ejemplos ya que no se puede enseñar lo que no se vive, ya que esa enseñanza carece de autoridad espiritual y moral.
Enseñar a los hijos – La educación
La Biblia pone mucho énfasis sobre la educación, y también sobre los educadores. Tanto en el Antiguo Testamento como en Nuevo Testamento, simplemente leyendo Deuteronomio 6:7-9, 2 Crónicas 15:3, Hechos 18:11, y otros pasajes podemos verlo. También habla de los verdaderos maestros y de los falsos, a consecuencia de la influencia que estos tienen sobre sus alumnos.
La Palabra habla de esto a causa de lo importante que es la influencia que tiene, o puede tener, un maestro sobre aquellos a quienes enseña. Y allí está la importancia de que éste sea un creyente verdaderamente convertido a Cristo, edificado y sobreedificado en la palabra de Dios, ya que si no está verdaderamente convertido, puede transformarse en un religioso.
Como los muchos que tiene el cristianismo, y solo enseñará doctrina de hombres bajo la ley, y no la sana doctrina de la Gracia por medio de Jesucristo, ya que “poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” 2 Corintios 9:8.
Como “el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios” Hechos 18:9-11
Los padres – Enseñar a los hijos
Cada uno de nosotros, como padres, tenemos la responsabilidad de enseñar la Palabra tal como Dios la dejó escrita. “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos” Mateo 5:18-19.
Los padres cumplimos un rol fundamental en la preparación para sobrellevar la vida de relación que tenemos como seres humanos inmersos en una sociedad que trata de hacer lo que a cada uno mejor le parece y conviene. Y también el rol es fundamental en la educación cristiana de nuestros hijos, porque esa es una de nuestras mayores responsabilidades ya que por lo general ni siquiera en los buenos colegios se enseña este tipo de cosas.
Bendecirlos y no maldecirlos
Algo que muchas veces no se tiene en cuenta es la necesidad de bendecirlos y no maldecirlos. Y seguramente ya muchos estarán pensando que como cristianos es imposible que un padre haga tal cosa. Pero la realidad es que sin darse cuenta lo hace.
Por ejemplo, para bendecir a nuestros hijos es fundamental enseñarles a ofrendar, traer la primicias al altar, dar limosnas, y a diezmar tal como manda la Palabra y no como nos parece.
Haciéndoles entender que deben ser hacedores de la Palabra, ya que “el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” Santiago 1:25, pues de esta manera están sembrando en los cielos vida ya que debemos “recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir” Hechos 20:35, y esto les permitirá prosperar económicamente.
Otra de nuestras obligaciones es enseñarles a distinguir entre lo esencial y lo superfluo. “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” 1 Timoteo 6:8-10.
Lo que estamos diciendo es que debemos tener presente cuáles son las cosas esenciales para vivir, como es la ropa, alimentos, vivienda, etc. Y cuáles no, como un vehículo de mucho valor, un plasma de 42 pulgadas, la escuela privada, etc. Entendiendo que cuando hablamos de ropa, la que necesitamos no necesita ser de una marca exclusiva, ni alimentos servidos en un restaurante, o la vivienda en un country exclusivo.
Enseñar a los hijos – Cosas que en realidad no son tan necesarias
Muchos padres se autopresionan, o son presionados por sus hijos que están “necesitando” de cosas que en realidad no son tan necesarias. Y esta “necesidad” está motivada por creer lo que la publicidad apunta como esencial, o porque algún amigo lo tiene y cuenta maravillas. Pero que en realidad no lo son.
Por ejemplo, muchos dicen que sin aire acondicionado no se puede vivir, cuando la realidad es que sin aire no se puede vivir, y por supuesto, si este está acondicionado será mucho más confortable, pero no es indispensable.
El más rico no es el que más tiene
No debemos olvidar que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Es por eso que hay gente que logró la independencia financiera y la felicidad con muy poco, pudiendo vivir tranquilamente con un ingreso pequeño, del cual aparta antes que nada la parte del Señor y cumple con sus mandatos.
Es bueno darse gustos en la vida, pero sabiendo que se trata de satisfacer un anhelo, y no de gastar en cosas imprescindibles. En un tiempo donde el mundo vive creándote necesidades, debes tener la capacidad de discernir qué cosas son verdaderamente imprescindible, y cuáles no lo son para tu vida. Esto es fundamental, primero para que puedas vivir feliz con lo que ya tienes, y segundo para poder crecer al disponer de recursos que sean utilizados en función de tu proyecto personal.
“Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo” 2 Juan 1:8
Mira por nosotros mismos significa, no se dejarnos influenciar por los demás. Significa que no nos “enganchemos” en la corriente del mundo generalizada, y nos ocupemos de desarrollar nuestro propio criterio, el cual debe objetivo y responsable primeramente para con la obra del Señor, como para con nosotros. Pues muchos pierden el fruto de su trabajo por dejarse arrastrar por las malas influencias en donde se mueve, en vez de concentrarse en crecer y progresar en lo que hacen.
Enseñar a los hijos – La recompensas
Para no perder el fruto de nuestro trabajo y recibir galardón completo, lo que hagamos nos debe producir dos tipos de recompensas. Una inmediata, la que se disfruta ahora, con la que puedas vivir con tu familia, aprovechando las oportunidades laborales que se te presentan y no desperdiciándolas.
“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración” Romanos 12:11-12
Segundo, una recompensa posterior que se disfruta en la vejez, pudiendo vivir con todos los recursos necesarios para esa etapa de tu vida.
La responsabilidad de enseñar a los hijos
El Señor nos ha dado, como padres, la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos la obediencia a la Palabra de Dios. Y aunque sea una gran responsabilidad, es también un privilegio que el Señor nos confíe el cuidado de los hijos. Pues también son hijos de nuestro Padre Celestial.
Conclusión
Por medio de nuestro ejemplo y enseñanzas nos aseguramos de que nuestros hijos comprendan lo que es, y lo que hace un padre recto. A medida que obedecemos los mandamientos del Señor y le servimos a Él, les ayudamos a nuestros hijos a prepararse para cumplir con su papel como padres y madres en el futuro.
Cuando les enseñamos a nuestros hijos la Palabra de Dios, les estamos presentando una protección espiritual que durará toda su vida. Les está proporcionando verdades mediante las cuales podrán juzgar sus propios hechos. Pues “Las obras de sus manos son verdad y juicio; Fieles son todos sus mandamientos, Afirmados eternamente y para siempre, Hechos en verdad y en rectitud” Salmos 111:7-8
“Yo, yo hablé, y le llamé y le traje; por tanto, será prosperado su camino. Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu. Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir” Isaías 48:15-17.
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