He decidido ser un ejemplo

..Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5) oímos hablar de amor en la actualidad, no podemos evitar pensar el mal significado que este mundo ha dado a esta palabra. El amor, como tantas otras cosas buenas que Dios nos ha dado, ha sido confundido y su significado verdadero casi se ha perdido. La palabra amor se usa liberalmente en nuestra sociedad. Cuando hablamos, en ingles especialmente podemos usar frases como “I love that car” (yo amo ese carro), para querer decir que nos gusta ese carro. De esta manera se confunde en si lo que es gusto y amor. El problema que tenemos es nuestro idioma es un tanto limitado cuando se trata de expresar ciertos palabras.

En el idioma griego existen 4 palabras identificar las distintas clases de “amor”.

• “Eros”- El amor carnal amor es el amor erótico, puede existir en el matrimonio o fuera de el.
• “Fileo”- Amor entre padres e hijos (filial).
• “Storge”- Afecto tierno de amistad.
• “Ágape”- Amor de Dios. Connota sacrificio y es totalmente desinteresado.

Las tres primeras clases de Amor pueden ser experimentadas por el hombre natural, será un amor interesado y ego-centrista. El amor “Ágape” es el amor que está solamente en los creyentes y debe obrar en ellos tal como el de Dios. Es el mayor de todos los dones y debemos dejar que su efecto produzca los resultados que quiere producir. Este es el amor del cual se habla en: (Juan 3:16; I Corintios 13, I Juan 4:8, 16). La Biblia nos insta a crecer y abundar más y más en este amor. (I Tesalonicenses 3:12).

Amor, regalo de Dios para los que creen en El Amor (Ágape), una la palabra con más profundidad que el mar y más altura que los cielos. El amor (Ágape y Filial- I Tes. 4:9-10) debe ser parte de del creyente. Es así porque la misma Biblia dice que este es el mayor de los dones “Y ahora permanecen la fe, la esperanza, y el amor, estros tres; pero el mayor de ellos es el amor” (I Corintios 13:13). Tal y como la fe es un ingrediente principal en la vida del creyente, el amor es también. Deben estas dos cualidades ir tomadas de manos en el corazón del cristiano pues de la misma manera que la fe es don de Dios (Efesios 2:8), el amor también lo es para con Dios y los hombres, “la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5). El amor de Dios se manifestó sobre para nosotros aún sin merecerlo. Porque en otro lugar dice “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amo, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo…” (Efesios 2:4-5).

De la misma manera en que nuestra relación con Dios y los demás debe estar basada en la fe (Hebreos 11:6), nuestra relación con Dios y los demás debe también estar basada en el amor. Pero como dijimos anteriormente, el Amor es el mayor.

Porque el Amor no dejará de ser.

En I Corintios 13:13 dice que están la Fe, la Esperanza y el Amor, pero el mayor de estos es el Amor. “El amor nunca deja de ser” (I Corintios 13:8). Cuando venga lo perfecto (Cristo y su reino), no tendremos necesidad de tener mas fe “pues la fe es la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). No tenderemos que tener mas esperanza pues nuestra esperanza bienaventurada es la venida de Cristo (Tito 2:13) y una vez llegada, ¿para que esperarla? Pero el amor nunca dejará de ser. El amor no pasará porque “Dios es Amor” (I Juan 4:8; 16). Para que el amor deje de ser, Dios mismo tendía que dejar de ser y eso es imposible pues Dios es eterno. El es el Alfa y la Omega, El principio y el fin. (Isaías 41:4; Apocalipsis 1:8).

Manifestación de amor de Dios

• Provee salvación: Muy distinto a las demás religiones, nuestro Dios es quien se acerca a nosotros y esto lo vemos claramente “Porque de tal manera amo Dios al mundo que dio a su hijo único, para que todo el que en el cree, no se pierda mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Dios ofreció a su Hijo Jesucristo en propiciación por nuestros pecados (I Juan 4:10).

• Nos hace sus hijos: El amor de Dios es más grande que ninguno otro. Es tal ese amor que nos amó cuando éramos pecadores y nos dio de su Espíritu (I Juan 4:13). Nos ha hecho sus hijos (I Juan 3:1). Nos ha hecho su familia (Efesios 2:18-19) y (Romanos 8:14-16). Solamente son hijos, familia y herederos aquellos que han recibido a Jesucristo como lo expone la Palabra. Por la fe en Cristo recibimos la salvación de parte de Dios y nos convertimos en sus hijos (Efesios 2:8-9).

• Nos da vida: Dios nos ha dado vida juntamente con El (Juan 10:10). Dios no solamente nos da vida sino que nos da vida eterna.
Manifestación de nuestro amor hacia Dios

• Es en respuesta a su Amor: Nuestro amor hacia Dios no es pura casualidad, es producto del amor que el tuvo por nosotros

• Debemos amarle con todo nuestro ser: (Salmo 116:1,2; Marcos 12:29,30)

• Nos abre el camino para amar a nuestro prójimo: El amor que nosotros ponemos hacia Dios, aún cuando este amor ha sido don de Dios para nosotros, nos pone en posición de poder amar a nuestro prójimo (Marcos 12:30-31)
Manifestación de nuestro amor hacia los demás

• Es producto de nuestra relación con Dios: Si tenemos una buena relación con Dios entonces podremos tener una buena relación con los demás. Una relación vertical saludable es necesaria para tener una relación horizontal saludable. (I Juan 4:7-10)

• El amor debe ser como así mismo: El amor hacia nuestro prójimo debe ser un amor tal como el que sentimos por nosotros mismos. El amor debe comenzar desde nosotros e ir tocando todos los que están a nuestro alrededor. Desde nuestra familia inmediata hasta los desconocidos mas lejanos. (Levíticos 19:18)

• Debe ser la imagen del amor de Cristo: El amor hacia nuestro prójimo debe ser tal como el amor que Cristo tuvo por nosotros. Es un mandamiento ” Amaos unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12).

• Es saludable: El amor que nosotros mostramos hacia nuestros familiares, hermanos y conocidos sirve de salud y bendición para sus vidas. Aún científicamente se ha llegado a comprobar que el amor es necesario para la salud de los individuos.

Amados amaos los unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. I Juan 4:7-8

ESPÍRITU: Al hablar del espíritu, no me refiero a la recepción del Espíritu Santo, sino al espíritu cristiano; a aquél espíritu que se caracteriza a quienes son guiados por el Espíritu de Dios.

El espíritu humano puede dividirse en las áreas de la conciencia, la intuición espiritual y la adoración.

• La Conciencia: Es la primera parte del Espíritu; ella nos dice si algo es bueno y correcto o malo e incorrecto; al entregarnos al Señor Jesucristo nuestra conciencia queda bajo la influencia del Espíritu Santo quien nos enseña la diferencia entre lo bueno y lo malo; poco a poco empezamos a darnos cuenta de lo que debemos o no debemos hacer y nuestra manera de vivir cambia. Sin embargo, en ciertas personas este cambio nunca se lleva a cabo de una manera definitiva y es como si ellas nunca se desarrollaran ese sentido de saber de cómo es verdaderamente la vida cristiana, mientras que en otras la condenación nunca termina.

Al enseñarles lo que la Biblia dice, parecerían conocer todo lo correcto pero este conocimiento no produce ningún verdadero cambio en su vida; es como si hubiera algo que obstaculizara la compresión de lo que Dios les dice o les guía a hacer. Muchas veces esa condición indica que hay puertas abiertas al reino de las tinieblas que han venido o bien a través de generaciones pasadas o a través de alguna experiencia que la misma persona ha tenido.

• La Intuición Espiritual: En la segunda del espíritu sentimos el amor que Dios nos tiene. Si esta área está sana, sabremos intuitivamente que Dios quiere darnos buenas cosas y que no está en contra de nosotros, esperando que nos equivoquemos para castigarnos. Por el contrario, sentiremos que Él es bueno, que podemos confiar en Él, que está listo a guiarnos a pastos verdes (Salmo 23) y que quiere darnos el fin que esperábamos (Jeremías 29:11) Hay personas que no pueden sentir ese amor de Dios, esto sucede cuando hemos dejado los ejercicios espirituales, y comienzan abrirse las puertas al reino de las tinieblas.

• La Adoración: La tercera parte de nuestro espíritu es el área de la adoración. Todos tenemos la necesidad de adorar; necesitamos a algo o a alguien más grande y poderoso que nosotros, a quien adorar. Los Israelitas se hicieron becerros dorados y se inclinaron a ellos, los honraron como a seres más grandes y fuertes que ellos, haciéndolos sus ídolos. Estos ídolos sirvieron para llenar esa necesidad de adorar que Dios nos dio para atraernos a Él.

Nos dio esta capacidad y necesidad para que le busquemos y para que Él a su vez pueda encontrarse con nosotros. Muchos de nosotros nos sentimos inhibidos en nuestra adoración, no podemos adorar a Dios libremente; esto puede ser indicar que hay puertas abiertas en nuestra adoración, la Biblia dice: que el que se acerca a Dios crea que le hay. (explicaciones peculiares)

El apóstol Pablo al referirse al fruto de Espíritu Santo, en Galatas 5:22-23, describe los nueve elementos que lo conforman: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre templanza. Con lo cual nos está enseñando que un cristiano lleno del Espíritu Santo puede desarrollar en su vida un carácter perfecto.

El lenguaje despectivo e hiriente; así como el vivir malhumorado, son hechos que no se pueden justificar en un cristiano, pues el remedio está en ser llenos del Espíritu Santo. Si tenemos problemas porque tenemos un espíritu violento, rencoroso o inclinado a cosas malas; si somos maliciosos, torpes o mentirosos; el remedio es buscar el rostro del Señor en forma persistente hasta ser llenos del Espíritu Santo. Y cuando esto suceda, nuestra vida cambiará como cambia la noche cuando llega el día.

FE: Como creyentes estamos llamados a crecer en la fe. Este crecimiento es parte esencial del andar cristiano. La Biblia misma nos enseña que “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). El apóstol Pablo nos habla en su segunda carta a los Tesalonicenses y les dice que su crecimiento en la ‘fe’ es motivo para dar gracias a Dios (II Tesalonicenses 1:3). Así que como vemos, podemos entender que la fe es un ingrediente no solo necesario sino primordial en la vida del creyente que desea agradar a Dios en su vida.

¿Qué es la Fe?

El escritor a los Hebreos es quien mas claramente nos habla acerca de lo que es la Fe. “Es pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1). Por lo tanto si meditamos en este verso, podemos concluir que la fe en cuanto a lo que se espera o no se ve es:

Seguridad Firme
Esperanza segura
Convencimiento Total

Aunque en la Biblia se le aplica la Palabra Fe a la doctrina o enseñanza desde un punto de vista general tal como vemos en Efesios 4:5, dice: “Un Señor, una Fe, un bautismo”. Judas 3, “la fe dada a los santos”. También en Colosenses 1:23 nos dice: “Si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe”. En este caso estaremos haciendo énfasis en la Fe que cada creyente ha demostrado desde el principio y que es necesaria para la vida espiritual.
Tipos de Fe.

Fe natural o humana

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