Reflexión de nuestra salvación

a) Temor a Dios.

Lucas 23:40. Aquel ladrón arrepentido reprendió al que estaba ultrajando a Jesús diciendo: ¿Ni aún tú temes a Dios? En otras palabras, ¿No tienes temor de Dios? ¿Ante la misma muerte y la eternidad, no sientes miedo, no sientes pánico?

Lógicamente que el enemigo quiere que consideremos que el temor es señal de cobardía y debilidad, pero pensemos en la vida sin Dios por toda la eternidad y temamos. Con mucha razón el mismo Señor Jesús nos exhortó a huir de la ira venidera.

b) Reconocer ser culpable.

Aquel ladrón declaro ser culpable cuando dijo: “Nosotros a la verdad justamente padecemos porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos” (Lucas 23:41). Nadie podrá ser salvo a menos que reconozca su culpabilidad.

c) Reconocer el poder de Jesucristo.

Aquel ladrón declaró que Cristo era justo, que estaba pagando un castigo pero sin tener la culpa. Escuchen lo que dijo: “Mas éste ningún mal hizo” (Lucas 23:41). Sí, Jesús era el santo de Dios, un hombre sin pecado.

d) Confesar y creer que él es el Señor y Salvador.

Aquel ladrón confesó que Cristo era el Señor cuando dijo: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino” (Lucas 23:42). Pienso que incluso se puede notar un indicio de la resurrección, porque Jesús iba a morir en ese momento, pero aquel ladrón dijo que se acuerde de él cuando venga en su Reino, y para eso tenía que resucitar de entre los muertos, ¿Verdad?

En una palabra él confesó y creyó que Jesús era el Señor. En Romanos 10:9 leemos: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo“. Si usted está dispuesto a confesar y creer en Jesucristo, entonces será salvo.

Ante la confesión del ladrón arrepentido Jesús le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). ¿No quisiera usted también creer en él ahora mismo y recibirle en su corazón por fe?

CONCLUSIÓN

Nosotros estamos envenenados por el pecado, moriremos a no ser que haya una medicina para salvarnos. La Biblia nos menciona cuál es esa medicina (Romanos 10:9-10).

Aquel ladrón en la cruz no podía hacer nada para salvarse, estaba crucificado y pronto iba a morir, pero habían dos cosas que no las tenía clavadas: su lengua y su corazón, de tal manera que con su lengua confesó y con su corazón creyó. Tampoco usted puede ganar la salvación por obras, pero sí puede confesar que Jesús es el Señor y Salvador y creer en su corazón que Dios le levantó de entre los muertos. ¿Lo hará?

© Wilson Miranda. Todos los derechos reservados.

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