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Entras al santuario

Predicas Cristianas

Predicas Cristiana Lectura Bíblica: 2 Crónicas 27:1-6

Introducción

Hallamos que uno de los grandes problemas que deben enfrentar los creyentes, una de las tentaciones más grandes, es la que el enemigo les presenta a través de la exaltación de su orgullo, llevándoles a una elevada posición de vanagloria que les hace descender de su posición en Cristo a una exaltación puramente carnal y cuyo fin no es otro que la muerte espiritual marcada por el pecado.

Muchas veces los creyentes pretenden llevar una vida acorde a los mandamientos del Señor. Pero no lo hacen porque no sienten un verdadero amor por aquel que entregó su vida en sacrificio para darnos la vida eterna. Sino porque cumplen los mandamientos como un simple acto de religiosidad, como quien quiere cumplir con Dios para que su propia conciencia no tenga que recriminarle y no por amor al Señor.

Lo malo de todo esto es que esa tranquilidad de cumplir en estas condiciones es lo que aprovecha el enemigo para hacerles creer que son los mejores y exaltarles el ego. Cuando han llegado a esta situación, el paso siguiente es sencillo, pues a continuación viene el querer ocupar lugares que no les han sido asignados. O cumplir funciones para las que nunca fueron convocados, allí debemos recordar que “cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” Santiago 1:14-15, y cuando esas actitudes se concretan, el enemigo les ha ganado esa la batalla.

Pues les hizo caer en rebeldía y desobediencia, con el agravante de que con ellos caen sus familias pues no corrigen sus caminos ni quitan los altares erigidos durante años.

Trasfondo

Para ubicarnos un poco en el momento de este pasaje debemos saber que el rey Uzías, padre de Jotan, comenzó su reinado de muy buena manera ya que “hizo lo recto ante los ojos de Jehová2 Crónicas 26:4.

Y no solo que se consideró como quien ha logrado su máximo galardón, sino que además  “persistió en buscar a Dios …..; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó26:5.

Este rey fue prosperado en todas sus cosas, y así pudo llevar a cabo todos sus emprendimientos mientras que mantuvo sus ojos puestos en Dios y solamente le obedecía a Él y sus mandamientos.

Ese es el momento donde el peligro para el creyente se halla en su máximo exponente.

Es el momento en que todas las oraciones tienen la respuesta esperada, donde el Señor se manifiesta a través de visiones, revelaciones y Palabras. Donde la comunión es tan perfecta que sentimos que la gloria del Señor nos abraza, y su presencia es permanente junto a nosotros.

Pero no son estas cosas las peligrosas. ya que esta debería ser la situación real y permanente de todo hijo de Dios. Ya que su palabra nos dice que “todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréisMateo 21:22, y “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetasAmós 3:7. Además, sabemos que “el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado1 Juan 3:24.

El peligro de ese momento esta en nuestro propio corazón

Debido a que la palabra de Dios nos dice claramente que “engañoso es el corazón más que todas las cosasJeremías 17:9. Y es éste quien escucha la voz del demonio que comienza a exaltarle al punto de asumir que lo que le esta sucediendo es por él y no por la gloria de Dios.

El hombre fuerte se afianza en ese momento, y le lleva ha hacer cosas que no debiera. Esto fue lo que le sucedió al rey  Uzías, que “cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso2 Crónicas 26:16. Comenzando allí la destrucción que le llevaría a la muerte. “Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada” (vers. 21)

Los que prefieren escuchar la voz del enemigo

Este es el fin de aquellos que prefieren escuchar la voz del enemigo que los exalta, en vez de escuchar la voz del Señor que les quiere guiar hacia la bendición. Terminan solos y apartados pues no aceptan ser exhortados o corregidos. Asisten a iglesia en iglesia envueltos en su propio pecado por no cumplir con lo que el Señor les manda y pretender hacer más de lo que Él les permite.

Finalmente, podemos ver que de nada les sirve todo el bien que pudieran haber hecho. Las riquezas ni la fortaleza que hayan logrado, frente al pecado de su propia exaltación. “Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes. ……, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios2 Crónicas 26:17-18.

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