Cristo Prepara El Almuerzo a Sus Discipulos

Solo Jesús puede guiarte donde puedes encontrar lo que buscas. Jesús no conoce la derrota. Él es el vencedor. Nunca ha perdido un caso. Nunca ha perdido una batalla. Él es invicto. Él es victorioso y en Él, siempre vencemos. Pero no con nuestras fuerzas. Vencemos con Cristo.

JESÚS PREPARA EL ALMUERZO A SUS DISCÍPULOS:

En el Salmo 23, leemos “Aderezas mesa delante de mí, delante de mis angustiadores”.

Es posible que creamos que Jesús podría en un sentido figurado arreglar la mesa para los que le aman y le siguen, pero en esta ocasión no era en sentido figurado. Era realidad. Dice la palabra de Dios que cuando Juan le reconoció, Pedro corrió hacia su Maestro amado. Al llegar donde él estaba se dio cuenta que él ya había encendido el fuego, y había un pez siendo preparado sobre las brasas.

No sé si alguna vez has estado en algún restaurant que realmente te haya impresionado, ya sea por la comida, el servicio, el local o la originalidad de los alimentos. Yo cambiaria mil veces cualquier experiencia culinaria que parezca muy especial, por el gran privilegio de comer frente al mar, de las manos de mi amado Salvador Jesucristo. La experiencia más parecida a lo que vivieron los discípulos, es la Santa Cena. Recordamos el día que Jesús tuvo la última cena antes de ser sacrificado. Él dijo “Haced esto en memoria de mi”. En la Santa Cena podemos recordar que él ofreció su vida por nosotros, y recordamos que él no nos dejó huérfanos. Él nos envió un consolador. Y no se olvido de nosotros, ya que pronto le veremos aparecer en las nubes.

Mientras eso sucede, sabemos que Él siempre estará listo para darnos lo mejor. Él mismo intercede al Padre por lo que nosotros necesitamos. Él nunca nos ha dejado ni nos dejara. Así como preparo el almuerzo a los discípulos, de la misma manera preparara las bendiciones para nosotros de acuerdo a su voluntad.

¿No será hermoso pasar la eternidad junto a alguien que nos ama tanto y se preocupa por lo que necesitamos? Él pronto regresara en las nubes por los que le confesamos y estamos esperándole. Pero mi pregunta es, ¿qué será de ti? No solo quiere ayudarte con lo que necesitas en este mundo. Él quiere que estemos con él eternamente. Él dijo, “En la casa de mi Padre, muchas moradas hay. Voy pues a preparar lugar para vosotros.” Él siempre está pendiente de cada necesidad. Él viene pronto.

Si Él viniera hoy, ¿querrías quedarte? Yo no deseo pasar ni un solo minuto sin su presencia. Por eso le he aceptado y espero su venida. ¿Y tú? ¿Estás listo? Hay quienes solo se conforman con las cosas terrenales. Pero las de más valor… las dádivas eternas, solo él puede darlas. Esas son las que realmente valen. Todo lo terrenal será destruido. Dice su palabra que hagamos tesoros en el cielo.

¿No te gustaría saber que él no solo puede servirte la mesa, sino que también puede preparar una morada celestial para ti, para cuando este lugar sea inhabitable?

La palabra de Dios dice, “Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado” Él nos busco primero… Él entregó su vida por ti. Ahora es tu turno de corresponder y entregarle tu vida. Él quiere aderezar tu mesa de bendiciones, pero primero quiere que le entregues tu corazón.

CONCLUSIÓN:

Los discípulos pusieron a los pues de Cristo la pesca completa, para que él dispusiera de ella.

Cuando llegaron donde estaba Jesús, pusieron a su disposición los peces que habían pescado con su ayuda. Después de eso, Jesús los vuelve a comisionar para llevar el Evangelio primero a los de Jerusalén, y luego a todo el mundo.

EL LLAMAMIENTO Y LOS DONES SON IRREVOCABLES

Cuando Dios nos llama, nos llama para toda la vida. Somos nosotros los que le rechazamos en muchas ocasiones. Pero cuando reconocemos nuestro error y regresamos a él, siempre seremos recibidos con los brazos abiertos, como hace un padre cuando el hijo prodigo regresa a casa.

LLAMAMIENTO:

Dice su palabra, “Amístate ahora con Dios, y tendrás paz, y por ello te vendrá el bien” ¿Deseas sentarte a la mesa de bendiciones de Dios preparada para los que le aman? Si la respuesta es un sí, entonces quiero preguntarte ¿si ya le pediste que venga a tu corazón? Su palabra dice que Él intercede al Padre por nosotros, y un día vendrá por los que le confesamos. ¿Estarás tú en ese grupo? ¿Quedaras sentarte a su mesa el día del banquete celestial?

Si no tienes la seguridad, búscale mientras aún puede ser hallado. Dile sí Señor. Quiero que vengas a mi vida. Quiero sentarme en tu mesa. Quiero venir al Padre por medio de ti. Yo deseo saborear esas bendiciones que tienes preparadas para mí. Límpiame, perdóname, hazme una nueva criatura. No deseo regresar a ser lo que antes fui, deseo obedecerte y servirte Señor.

Si deseas hacer esta oración, pasa al frente. El Padre ha estado esperándote por mucho tiempo. Si abres tu corazón, escucharas como él te habla al corazón y te dice, bienvenido a casa. Te esperaba desde hace mucho tiempo.

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