No estacionarse

La consecuencia de esta decisión es que se quedaron atascados en la ciudad de Harán, por un tiempo y por razones que la biblia no nos menciona.

Harán era el último lugar de vida civilizada antes de llegar a la tierra de Canaán y se encontraba aproximadamente entre los 960  y 1120 km de Ur; y si calculamos que el viaje de Abram desde Ur hasta Canaán fue de 1650 km, nos damos cuenta que se quedo atascado cuando ya llevaba recorrido mas de la mitad del camino.

c) Las transiciones son complejas y pueden llegar a provocarnos muchas cosas, como: temor, frustración, futilidad. Dios quiere que crezcamos espiritualmente y para que esto suceda, sencilla y claramente nos corresponde obedecer sus instrucciones.

El querer adecuar la voluntad de Dios a nuestra voluntad, va a ser un error fatal que tendrá como desenlace el estancamiento. Básicamente ni avanzas, ni retrocedes; no necesariamente estas sufriendo o en problemas, pero en el fondo de ti sabes que no estás creciendo, que estas atascado.

Caes en una rutina en la que no solo no estas activo sino que tampoco tienes ganas de intentarlo, te acostumbras a los problemas que antes te inquietaban y te resignas a llevar la vida de esa manera. No podemos intentar justificar esta actitud.

d)  Mateo 11:12 nos hace ver que el reino de los cielos, los valientes lo arrebatan, es decir, gente de acción; esto es todo lo contrario al estancamiento. La obediencia plena a Dios siempre será la vía segura que nos librara de quedarnos a mitad del camino.

II. La renuncia a los obstáculos que impiden el progreso. (Génesis 11:31, Josué 24:2)

a) El nombre de Taré significa, “el que se retrasa” o “demora”.

b) Mencionamos anteriormente que la palabra de Dios había sido clara en la vida de Abram, pero ya sea por decisión propia o influenciado por su padre, la biblia no lo menciona, Abram sale junto con Taré.

En Génesis 11:31 menciona que se quedaron en Harán a pesar de que el destino era Canaán. De alguna forma Tare estaba retrasando el viaje de Abram, podemos pensar que no había nada de malo que él llevara a su padre consigo; la respuesta es tan simple como el hecho de que esa no había sido la voluntad de Dios desde un inicio.

Pudieron ser muchas razones desde la perspectiva de Dios, tal vez el hecho de que Abram tenia que iniciar desde cero lejos de su familia, independizarse, el que no era sabio que existieran dos jefes de familia tomando decisiones, etc… El tiempo que permanecieron ahí no se conoce con exactitud pero lamentablemente Tare murió en ese lugar; Ni en Ur, ni en Canaán, sino a mitad del camino.

c) Taré representa para nosotros, aquellos obstáculos, pensamientos, hábitos o actitudes que nos están frenando y estancando en un lugar, espiritualmente hablando, donde no es la voluntad de Dios que estemos. No es prudente aferrarse a este tipo de cosas que lo único que traerán a nuestra vida es perdidas en muchas áreas.

d) Recordemos el plan y propósito de Dios en nuestra vida y encontraremos ahí, si lo que estamos haciendo es realmente la voluntad de Dios o sin querer, tal vez hemos estado dando vueltas en el mismo punto, ya sea en una situación en nuestro presente o incluso en nuestro pasado que nos esta impidiendo ir hacia adelante, y nos mantiene varados en el camino, en lugar de haber llegado a nuestro destino.

Aplicación:

Cuando Abram por fin sale de Harán, había adquirido muchos recursos, él pudo haberse sentido satisfecho estableciéndose permanentemente ahí; pero Dios aparece en la escena nuevamente; porque en ese periodo de estancamiento también pierde a su padre y seguidamente de esto él re emprende el camino.

Esta parte de la historia de Abram nos muestra que sin importar quienes seamos o el gran propósito de Dios en nuestra vida, etapas como Harán serán una trampa de arena que necesitamos evitar; por la sencilla razón que no es el punto de llegada a donde Dios nos lleva.

Un comentarista menciona algo muy real: “Solo Dios conoce la multitud de cristianos que han salido de Ur camino a Canaán, para quedarse atascados en Harán. Nada más triste que llegar a un punto de nuestras vidas donde nos demos cuenta que hemos desperdiciado el tiempo, los recursos, los dones y el potencial que Dios nos dio, por quedarnos en la mitad del camino.

Me conmueve la misericordia del padre que nunca deja de decirnos, “no es tarde aun”, que lo que necesitamos, es avanzar y Él se encarga de abrir mares y derrotar ejércitos a nuestro favor.

Conclusión:

Evitar el estancamiento requiere de solo dos cosas que están a nuestro alcance:

  • Obediencia total a Dios.
  • La renuncia a todo aquello que nos atasca.

© Jonathan Marin Cano. Todos los derechos reservados.

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