¿Cuantas veces?

Soberanía de Dios 

Dios es Dios y hace como Él quiere. No pienses como Naamán que los milagros se producen con grandes movimientos o expresiones. Piensa que tal vez en lo profundo de su corazón le resultaba mas satisfactorio el honor hacia su persona o condición humana, que la curación misma de su enfermedad.

Eliseo ni siquiera salió a recibirle, envió a un humilde siervo con la respuesta. Si buscas una respuesta de parte del Señor a tu necesidad, no esperes honores. Pes tal vez con el mas humilde de los siervos o en la mas humilde casa del Señor llegará a ti.

Pero debes estar en un mismo espíritu, debes sintonizar tu corazón para recibir con claridad la voz de Dios. El orgullo, la soberbia, la rebeldía y el pecado en general interfieren la comunicación, por ello es que debemos quitarlo de nuestras vidas si queremos una respuesta correcta.

La solución de Eliseo

La solución de Eliseo era muy simple, “Lávate y serás limpio”. Tan simple fue su respuesta como puede obrar Dios un milagro. La respuesta era simple pero requería una obediencia. Dios no puede obrar si no hay obediencia. Si quieres algo de Dios, pues haz lo que Dios te mande en su palabra.

No debes dudar o cuestionar la guía de Dios. No trates de esconder la voluntad de Dios tras tu propio deseo. Cuando la persona llega a Cristo con el corazón dispuesto a someterse a la voluntad de Dios, por dura o difícil que esta sea, para que este sane su dolencia u obre el milagro, recién allí es donde comienza su verdadera esperanza.

Recién allí es cuando deja que Cristo obre bajo las condiciones que Cristo les imponga, recién allí estará el barro en las condiciones en que lo necesita el alfarero para moldearlo según su voluntad.

Mira que simples son los métodos de curación de Dios, “Lávate, y serás limpio”. De igual forma te curarás del pecado y sus enfermedades. “Cree, y serás salvo” (Hechos 16:31). “Arrepentíos y seréis perdonados, y bautícese” (comp. Hechos 2:38).

Los diez leprosos que curó el Señor

En Lucas 17:16 vemos que de los diez leprosos que curó el Señor, solo uno regresó para agradecerle. Naamán no solo agradeció, sino que reconoció el poder de Dios para obrar milagros, y mas aún, reconoció que no había otro Dios sobre la tierra (vers. 15).

Muchas veces quizás escuchaste o viste los milagros o el poder de Dios cambiando la vida de una persona, y esto aún no te es suficiente. Esto no te ha convencido totalmente. Ahora deja el pasado y vive el presente. Vive esta nueva oportunidad que Dios te brinda de tener tu propia experiencia con el Señor.

Si tienes una necesidad, ahora es el momento de clamar al Señor por ella. Si como la esclava de Naamán sientes el orgullo de ser un hijo de Dios, sal a la calle a llevar el mensaje de salvación.

Háblale al mundo del Dios que salva para vida eterna, y que tiene poder para obrar milagros. Si lo haces con fe, el Señor te respaldará.

Eliseo rehusó recibir algo por su obra, así es el Señor, solo quiere como paga mostrar un nuevo convertido. Solamente le interesa que le reciban como su Señor y Salvador personal, arrepentidos de su vida pasada y hechos nuevas criaturas viviendo en santidad.

Seguramente que habrá quienes como Giezi, el criado de Eliseo, tratarán de aprovecharse de las circunstancias o de la disposición del creyente. Pero si estás atento a la voz del Espíritu Santo podrás discernir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto. Tampoco debes cargar tu corazón con esto , pues la justicia es del Señor, y siempre la veremos.

Conclusión 

Si necesitas un milagro del Señor, haz como Naamán. No esperes que sea Él quien venga a ti, sino ve tu a buscarle. Búscale con un corazón humillado, aleja la soberbia y el orgullo de ti.

Sométete a Su voluntad sin dudas, se barro suave y moldeable. Obedece Su guía, mirando no solo la apariencia externa, sino mirando en lo profundo del espíritu. Por último, recuerda que lo más importante es Su pedido espiritual. Es decir, que vivas en el camino de la santidad y el amor de Cristo.

© Reenier Gonzalo Prado. todos los derechos reservados.

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