c. Jesús debe llegar al centro (vers. 19c)
Esta escena es maravillosa. Jesús quería que lo vieran y lo conocieran y creyeran en él y lo amaran. No siempre Jesús entra sin pedir permiso en nuestras vidas. Por lo general él es un caballero. Apocalipsis 3:20 nos muestra a un hombre tocando la puerta para entrar.
Se ha dicho que la única puerta con una sola cerradura es la del corazón y el quien puede abrirla es la persona misma. Pero hay momentos como estos que Jesús no tiene que tocar la puerta, primero para demostrar que él ha resucitado y que él se hace presente para animar a los que están profundamente llenos de temor.
Mis hermanos esto es lo que hace Jesús. Él viene al centro de nuestras vidas, de nuestras reuniones, de nuestros negocios y de nuestras necesidades. Nadie más se acercará de esta manera para ayudarnos.
Cualquiera que tocara la puerta en aquella noche (algunos piensan que era la media noche) era considerado como un sospechoso. Bueno mi oración también es que el Señor te ayude en tu miedo. Ponlo en el centro de tus temores y se irán de ti.
II. CONSIDEREMOS EL HECHO DEL GOZO DE VERLE OTRA VEZ
Nada trae más tristeza al corazón cuando la esperanza de tener algo que ha sido tan nuestro se pierde, se va, se muere. Ninguna cosa es más desalentadora que la muerte prematura de alguien a quien se ha amada tanto. Nada produce más dolor y congoja que el saber que hemos perdido aquello que nos daba mayor seguridad.
Esta fue la experiencia de los discípulos. Pero vea como aquel cuadro sombrío y lleno de miedo cambia y el salón oscuro donde estaban los acorralados se enciende de luz y hay un estallido de un gozo indescriptible. ¿La razón? Cristo vive.
El texto dice que después que los discípulos comprobaron que era él, por cuanto les había mostrado sus cicatrices (considérese cuan grandes serían, pero sobre todo como la prueba irrefutable que había resucitado), ellos se regocijaron. ¿Quién se puede imaginar esta alegría? ¿Quién puede producir esta escena? Era el Señor, ¡vivo! ¡Qué cambio comparado con su temor y desánimo iniciales!
Al principio Jesús no fue motivo de gozo para sus enemigos, en especial para los que le crucificaron, pero cuando los discípulos le volvieron a ver resucitado, sus corazones no podían sostener semejante gozo. Oh, mis hermanos, mientras más veamos a Cristo, más nos regocijaremos.
III. CONSIDEREMOS EL HECHO DE LOS REGALOS DE JESÚS
a. El Jesús resucitado viene a traer paz (vers. 21)
Dos veces dijo: «La paz sea contigo«: En la noche de ese día, el primer día de la semana, con las puertas cerradas donde estaban los discípulos por temor a los judíos, Jesús vino y se paró entre ellos y les dijo: «Paz a vosotros» (Shalom).
Cuando hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Entonces los discípulos se alegraron cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: «La paz sea con ustedes«. Con esta declaración de Jesús descubrimos que ninguno de nosotros es capaz de iniciar la paz con Dios, sino que él siempre es quien viene y nos da la paz.
El orden aquí es realmente importante. La paz que Jesús da es antes y debajo de cualquiera de nuestras acciones. No iniciamos la paz con Jesús por nuestras acciones. Él inicia la paz con nosotros. El apóstol Pablo, quien escribió 13 de esas 21 cartas del Nuevo Testamento, lo explica así: “Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación…” (Efesios 2:14).
Dios bendiga al pastor Julio, son de gran bendición a nuestra vida sus prédicas, lo saludamos desde Villahermosa Tabasco México!
Excelente sermón del pastor Julio Ruiz, muy edificante y alentador. que Dios lo continúe bendiciendo.
Gracias mi hermano Rafael, el proposito de estos sermones es edificar al cuerpo de Cristo y llevar a los perdidos a los pies de Cristo, si eso lo logramos este trabajo habra dado su fruto.
Dios te bendiga
Gracias pastor Ruiz, que edificantes y consoladoras palabras para mi vida espiritual,y por supuesto para compartir.
Él Señor lo siga bendiciendo grandemente.