La voluntad de Dios es prioridad

David N. Zamora

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La Voluntad de Dios es Prioridad

La voluntad de Dios es prioridad

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Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: La voluntad de Dios es prioridad

Predicas Cristianas Texto Bíblico“Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” (Juan 6:38).

Introducción

Jesús nunca obró durante su ministerio público aparte de Dios el Padre. El vino a hacer la voluntad del que lo envió. (Juan 5:30; 6:38).

Incluso estando en angustiosa agonía, mientras oraba en Getsemaní, el Señor Jesucristo pidió “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” (Lucas 22:42).

Esta oración no fue hecha en un tono de resignación impotente y sin esperanza. No era la expresión de un corazón destrozado que se rendía ante una derrota completa. Tampoco era la oración de alguien a quien se le frustran los sueños y ya nada más espera en la vida. Su oración demostró una confianza perfecta y absoluta en el Dios Padre a pesar de lo que le esperaba en las siguientes horas.

Para Jesús la voluntad del Padre era prioridad. Sólo tres detalles de la vida de Jesús quiero usar para significar que la voluntad de Dios es prioridad en la vida del cristiano y de la iglesia.

I. VOLUNTAD DE DIOS – JESÚS NO SE DEJÓ MANIPULAR POR LA GENTE DE SU TIEMPO

Jesús no vino a complacer peticiones y deseos personales de la gente de su tiempo ni de ninguna época. Él vino a hacer la voluntad del Padre que lo envió.

En una ocasión los fariseos presionaban a Jesús para que hiciera señales del cielo, pero nos comenta Marcos en su evangelio que dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera.” (Marcos 8:13).

Estaba Jesús teniendo su matutino de oración en un lugar desierto, y la gente le buscó, y llegando a donde estaba le suplicaron que no se fuera. “Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.” (Lucas 4:43). Ni la fama ni la popularidad influyeron en su agenda divina; nada impediría que Él hiciera la voluntad del que lo había enviado.

El evangelista Marcos nos cuenta que cuando Jesús estaba colgando de la cruz, “los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.” (Marcos 15:29, 30).

La voluntad de Dios no era complacer a las masas enardecidas

Claro que pudo bajar de la cruz, pero él no vino a complacer a las masas enardecidas, deseosas de espectáculos, el Señor vino a hacer la voluntad de Dios, y esa voluntad incluía morir en la cruz. Así que no complacería aquella turba. Y gracias a Dios porque no lo hizo. Murió por amor a nosotros.

Pablo le advierte a Timoteo que llegará el momento en que la gente no querrá escuchar la verdad, sino que correrán en pos de maestros que les digan lo que desean oír. En vez de escuchar lo que la Biblia dice, correrán ciegamente tras sus errados conceptos. Por eso, mantente despierto, vigilante. No temas sufrir por el Señor. Gana almas para Cristo. Cumple con tus deberes.” (2 Timoteo 4:3-5 NTBAD).

Los que son llamado cumplen la voluntad de Dios

Los que son llamado por Dios a hacer su obra no claudican ante las presiones de las masas. Los que predicamos a Cristo y su evangelio no somos meseros que complacemos a los clientes, ni predicamos para quedar bien con las tendencias del presente. Respondemos a los intereses del reino de Dios, no a intereses personales.

Una iglesia que sabe distinguir los tiempos en que vive (Mateo 16:1-3), que predica con firmeza el evangelio de Cristo, que gana almas y cumple con los propósitos de Dios, jamás cederá ante las presiones y la demagogia de las masas que se buscan maestros que les digan lo que desean oír.

Así como Cristo no se dejó manipular por la gente de su tiempo, la verdadera iglesia de Cristo no debe dejarse manipular por las masas deseosas de oír lo que quieren oír, porque la voluntad de Dios es prioridad para la iglesia.

II. JESÚS NO SE DEJÓ DOMINAR POR EL SECTARISMO RELIGIOSO DE SU TIEMPO ÉL CUMPLIO LA VOLUNTAD DE DIOS 

Jesús censuró las sectas judías que le daban más valor a las tradiciones de los ancianos que a los mandamientos expresos de Dios. Los confrontó en más de una ocasión con el mensaje poderoso y transformador que predicaba.

Jesucristo condenó abiertamente la hipocresía de la religión organizada de su tiempo, que se interesaban más en verse santos ante los hombres que ser santos para Dios. Anhelaban la admiración y la alabanza de la gente. El Señor les dice: “…hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres…” (Mateo 23:5).

Jesús no sincretizó el mensaje del evangelio que predicaba con las tradiciones y reglas de aquellas sectas religiosas (Lucas 5:33-39). No copió sus estilos de hacer discípulos, más bien los cuestionó (Mateo 23:15).

Al igual que Jesús la verdadera iglesia ni mezcla ni sincretiza la verdad de la biblia con la cultura, las corrientes religiosas de actualidad, ni el liberalismo actual buscando popularidad, finanzas y aplausos de la gente.

En este sentido Pablo fue bien directo al advertir que si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara un evangelio distinto del que les hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición!” (Gálatas 1:8 NVI).

El celo de Pablo por el evangelio era tan grande, que prefiere que el juicio de Dios caiga sobre él si llegara a distorsionarlo. Pablo no admitía poner en juego la gloria de la obra redentora de Cristo y el destino de las almas.

Nunca olvidemos que la iglesia es portadora de la Gloria y voluntad de Dios.

El Señor le delegó su autoridad para que predicara el evangelio con poder. La iglesia que predica a Cristo y su evangelio tendrá oposición, sufrirá persecución, porque “Es imposible predicar la verdad sin molestar o estorbar a los que enseñan el error, corrompen la verdad y trastornan los caminos del Señor.” Wayne Partain

Así como Cristo no se dejó dominar por la religión organizada de su tiempo, la verdadera iglesia de Cristo no puede dejarse dominar por las nuevas corrientes religiosas ni el falso ecumenismo global, porque la voluntad de Dios es prioridad para la iglesia.

III. JESÚS NO SE DEJÓ INFLUENCIAR POR LA POLÍTICA NI LOS POLÍTICOS DE SU TIEMPO

No encontramos en los evangelios, ni en ninguna otra literatura extra bíblica, que Jesús buscara protección y apoyo político y financiero en el imperio romano que dominaba durante su ministerio público.

Jesús rechazó la oferta del Diablo de gobernar sobre “todos los reinos del mundo” (Lucas 4:6-8). Él sabía que con la política no se resuelve el grave problema del hombre que es el pecado.

El evangelista Juan nos dice que Jesús “Sabiendo que estaban a punto de venir y prenderlo para hacerlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo” (Juan 6:10-15; 18:36). Jesús se negó a intervenir en la política de su tiempo.

Jesús y sus apóstoles nos enseñaron que la verdadera iglesia nunca pierde de vista el propósito para el que Dios la estableció en la tierra. El objetivo de la iglesia, de acuerdo con el propósito de Dios, no se encuentra en el activismo político.

En ninguna parte de la Escritura se nos ordena invertir nuestra energía, nuestro tiempo, o nuestro dinero en los asuntos gubernamentales. Nuestra misión radica, no en cambiar a la nación a través de reformas políticas, sino en cambiar los corazones a través de la Palabra de Dios. (Juan 18:36).

Si como iglesia (cristianos) queremos que un país cambie, que las familias se vuelvan a Dios, que los jóvenes se comprometan con Dios, la respuesta la tenemos en la predicación de la Palabra de Dios. Es un error pensar que es trabajo de los políticos defender, difundir y guardar las verdades bíblicas y los valores cristianos, esa tarea Dios se la asignó a Su iglesia.

Es indiscutible que un país gobernado bajo principios cristianos fundados en la Biblia es una bendición. La biblia dice: “¡Dios mío, tú bendices al pueblo que te reconoce como Dios! ¡Tú bendices a la nación que te acepta como dueño!” (Salmos 33:12 TLA).

Lo que hace que existan mejores hombres, mejores padres, mejores familias, mejores ciudadanos en el mundo no es la política ni las filosofías humanistas, sino Jesucristo obrando en el corazón de los que lo reciben como Señor y Salvador. Por eso seguiré predicando a Cristo como el único que puede transformar los corazones de piedras en corazones de carne como dice la biblia (Ezequiel 36:26).

Así como Cristo no se dejó influenciar ni manipular por la política de su tiempo, la iglesia de hoy no debe dejarse manipular por la política ni los políticos de esta época, porque la voluntad de Dios es prioridad para la iglesia de todos los tiempos.

CONCLUSIÓN

Si Jesús no se dejó manipular por la gente de su tiempo; ni se dejó dominar por el sectarismo religioso de su época; ni se dejó influenciar por la política ni los políticos de su tiempo, Su iglesia, la que Él compró a precio de sangre en la cruz del calvario, debe seguir su ejemplo.

En un mundo social y políticamente convulso y globalizado, infestado por una filosofía humanista y ecuménica, donde se intenta imponer un nuevo orden económico mundial. La verdadera iglesia de Cristo debe estar alerta, despierta, porque Cristo viene pronto y por lo tanto debe centrar su atención en Jesucristo y Su evangelio.

La iglesia responde a los intereses del cielo, se sujeta a los planes de Cristo, su asignación es establecer el reino de Dios en el corazón de los hombres.  Y por encima de todo, tener siempre presente que La voluntad de Dios es prioridad.

© Pastor David N. Zamora. Todos los derechos reservados.

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David N. Zamora
Autor

David N. Zamora

Ministro Ordenado de las Asambleas de Dios y Pastor Principal de la Iglesia Misionera de Tampa. Con títulos en Teología y Biblia de EDISUB e ISUM. Casado con Raquel Gonzalez

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