La ofrenda de Abel

Debemos entregarlo a Él y esperar que la ofrenda suba hasta su presencia como olor grato, es lo que debemos buscar. No simplemente ofrendar por obligación sino de todo corazón entregarlo a Dios.

3. Características de la ofrenda

a) Ofrendar con fe (Hebreos 11:4)

Como ya hemos visto en Hebreos la ofrenda la debemos entregar con fe. Esta es la principal característica que debe tener la ofrenda. Ya que sin fe es imposible agradar a Dios debemos estar seguros que contamos con fe en Dios. No entregamos la ofrenda a hombres sino a Dios mismo y debemos estar seguros que Él lo recibirá desde el cielo.

Por eso ofrendamos a Él, pues es nuestro Dios y en Él confiamos. Confiamos que nos ama, que es nuestro Padre. La fe en Dios debe ser total, sin ninguna duda en nuestro corazón.

b) Ofrenda en paz (Mateo 5:24)

Dios nos invita para que estemos en paz con todos los hombres. Jesús predicó que si estamos enojados los unos con los otros y traemos la ofrenda a Dios, somos culpables de juicio dice Dios. Por lo tanto debemos primero ponernos de acuerdo con nuestros enemigos y luego traer la ofrenda a Dios.

Hay personas que aceptaran nuestras palabras, pero probablemente existan personas que no lo hagan, en este caso libramos nuestra alma al obrar obedeciendo a Dios. Pero en lo que esté en nuestras manos debemos procurar estar bien con todas las personas.

Obviamente todo debe estar bajo la mirada de Dios. Sabemos que las cosas de Dios son primero y no podemos permitir que se ataque a nuestro Padre. Dios es primero y en Él debemos estar seguros. 

Debemos estar en paz con los hombres, pero principalmente debemos estar en paz con Dios. En Isaías 1:18 Dios nos invita a venir pronto ante Él y ponernos a cuentas. Él ofrece perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Dios es bueno, acerquémonos confiadamente a nuestro Padre Celestial.

c. Ofrenda con Alegría (2 Corintios 9:7)

Debemos dar como hemos propuesto en nuestro corazón. No con tristeza dice su palabra, ni por necesidad. Debemos dar a Dios con alegría de corazón, sabiendo que a nuestro Dios es a quién traemos de las muchas bendiciones que recibimos de Él.

Damos sabiendo que de Dios es todo y lo que estamos dando es de Dios, de lo que nos ha dado. Sus misericordias son nuevas cada mañana sobre nuestra vida. Así que cuando vengamos a Dios debemos entregar nuestra ofrenda con gozo en nuestro corazón.

d. Estar a cuenta con Dios (Eclesiastés 5:4)

Si a Dios hemos hecho promesa y ofrecemos algo a Él, debemos cumplir dicha promesa de forma pronta. Debemos dar a Dios lo que es de Él. Es de Él el diezmo y las promesas que hemos hecho delante de Él. También las ofrendas que entregamos al señor le pertenecen, no podemos disponer de eso ya como algo personal pues a Dios robamos si tal cosa hacemos. 

Dios no se olvida, así que antes que falle nuestra mente y no recordemos una promesa al Señor, debemos cumplir cada una de ellas. Dios se agrada de nosotros cuando cumplimos nuestras promesas. Y nuestra promesa a Dios debe estar cargada de fe, confiando que el Señor provee. 

4. La maldición de Dios (Génesis 4:11)

Caín se enojó contra Abel por haberle agradado a Dios su ofrenda más que la que él había presentado. No sabemos cuánto tiempo pasó, pero Caín busco la oportunidad y mató a su hermano. Vemos aquí una reacción tremenda de Caín al matar a su hermano por no haber presentado él una ofrenda agradable.  Tuvo celos de su hermano.

Dios buscó a Abel y pregunta a Caín dónde estaba, Caín responde que no es el guarda de su hermano. Pero el pecado no queda impune, todo pecado tiene su castigo, es una ley divina. Por lo tanto Dios maldice a Caín, la maldición es grande y Caín debe vivir el resto de sus días con ella. 

Las maldiciones de Dios son grandes, la voz del Rey de Reyes no puede ser soportada y su castigo es insoportable. Caín recibió el fruto de sus actos y por celos recibió la maldición de Dios. La respuesta de Caín fue “grande es mi castigo para ser soportado” Caín se escondería de la presencia de Dios por haber matado a su hermano.

La reacción inicial de Caín no fue el arrepentimiento, sino rebeldía delante de Dios. Seguramente si se hubiera arrepentido y hubiera buscado como traer delante de Dios una ofrenda que le agradara, Dios lo hubiera bendecido. Pero en lugar de eso dejo que la maldad llenará su corazón y dejó que la carne diera a luz el pecado. Por lo tanto recibió maldición.

Conclusión

Dios no busca de nosotros ofrenda que esté fuera de nuestro alcance. La viuda pobre dio una cantidad menor con relación a la que dieron los hombres ricos en el templo cuando Jesús vio. La viuda en los tiempos de Elías sólo dio al profeta una torta de harina. Sin embargo ambas entregaron todo lo que tenían, sabiendo que Dios es nuestro proveedor y no las dejaría morir de hambre.

Debemos ser como Abel y traer nuestra ofrenda con fe, con alegría de corazón, no por necesidad sino en paz con Dios y con los hombres. Debemos buscar entregarlo a Dios y regocijarnos en Él. De todo lo que Dios nos da, nosotros podemos traer a Dios de lo que le pertenece a Él. Si prometemos a Él debemos cumplir la promesa rápidamente.

Dios no solo quiere ofrenda material, lo que sube a su presencia como perfume agradable es que ofrezcamos nuestro corazón a Dios. Dios quiere nuestra obediencia antes que cualquier ofrenda material. 

Demos a Dios del fruto de nuestro trabajo, ofrendas al creador, al dueño del oro y de la plata, con fe, sabiendo que Él es nuestro proveedor.

© Raimundo Linares. Todos los derechos reservados.

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