Vete de tu tierra

Dios no solo le prometió que lo bendeciría a él, sino que lo haría de bendición a todas las familias de la tierra. Así es Dios, no solo nos ofrece bendiciones, sino que los que están alrededor de nosotros serán alcanzado. En el caso de Abram esta bendición alcanzó a toda la tierra.

Pero aparte de bendecirlo, Dios le dice que los que se atrevan a maldecirle Él los maldecirá. Este es el nivel de protección de Dios, nadie te hará frente, nadie te detendrá, cuando a Dios obedeces. Dios quiere que seamos de bendición a los demás y al aceptar ese llamado de Dios, Él nos protegerá hasta que hayamos alcanzado la promesa.

El cumplimiento (Génesis 21:2)

Abram siguió creyendo a la voz de Dios. Él le prometió hacer de Abram una nación grande, y llegó a los cien años y no tenía hijo. Su esposa también era ya anciana. Pero Dios le recordaba a Abram esa promesa y Abram le creyó. Biológicamente era imposible que a esa edad Abram y su esposa tuvieran hijos, pero para Dios no hay nada imposible (Lucas 1:37). 

Aun cuando Abram sabía esto seguía creyendo en Dios. Dios premia esta fe y le cambia el nombre para que ya no se llame más Abram, sino Abraham (Padre de multitud).

Dios nos da un nombre nuevo, ya no se nos llamará condenado, o perdedor, sino se nos llamará linaje escogido, real sacerdocio, nación santa. Dios nos llama y tiene una promesa para cada uno, Dios cumplirá esa promesa. 

Aun con lo improbable que fuera, aun sin poder ver físicamente el cumplimiento de la promesa, Abraham le cree a Dios y Dios cumple cada una de sus palabras. Hoy en día conocemos de Jesús y le hemos recibido, gracias a esa fe que Abraham tuvo.

Dios le dio a Abraham un hijo y luego se formó un pueblo grande. Hoy sabemos que de Abraham salieron naciones enteras y muchos reyes salieron de él. Salieron de esa promesa que Dios le dio. 

Conclusión

La tierra entera hoy es bendecida por esa fe que Abraham tuvo al creerle a Dios y moverse de acuerdo a esa promesa. Dios quiere que todas nuestras acciones sean basadas en las promesas que Él nos ha hecho. Y para nosotros es la promesa, para todos cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 

Sal de tu zona de confort, acepta el llamado y sigue la promesa de Dios. Dios te hará de bendición a las naciones.

© Raimundo Linares. Todos los derechos reservados.

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