Mirando el modelo

Una traducción antigua lo presenta como el pecado que “fácilmente distrae”. Y así es. Si hay algo que aparta nuestra mirada de Jesús es el pecado. Estamos hablando de un pecado recurrente, un deseo desequilibrado, o algo con el que luchamos continuamente por su asedio. Usted sabe de lo que tiene que despojarse ahora.

3. Corramos con paciencia (vers. 1c)

El creyente en Cristo tiene un propósito en su vida: agradar al que lo tomó para convertirlo en su discípulo. Su enfoque no puede ser otro. Esa es su mirada, esa es su única meta. “Poner los ojos en Jesús” implica ir en pos de él y esto tiene que ver con la carrera del cual habla el autor. Pero se nos exhorta que hagamos esa carrera con “paciencia”.

Esto sugiere que no se trata de una competencia de cien metros planos, sino de un maratón largo y de horas. Como el objetivo es mantenerse mirando a Cristo, esto requiere de una perseverancia. En esta “carrera” el autor usa una palabra griega que traduce agonía. Así que esto habla de una competencia que implica esfuerzo y mucha lucha.

Otro significado sería de alguien que está en una competencia constante, por lo tanto, deberíamos traducir esto como que “sigamos corriendo”. ¿Cuál es el sentido de esta oración? Un verdadero discípulo sabe que necesita ponerle un esfuerzo a su relación con el Señor si quiere mantenerse firme y constante en seguir sus pisadas. El sentido de esto es que “en la pista de la fe el corredor no puede desfallecer… necesita correr siempre”

II. POR EL INVALUABLE SACRIFICIO DE JESUCRISTO

1. El gozo del sacrificio (vers. 2b)

Jesús tuvo una inmensa agonía la noche previa en el Getsemaní, pero después de saber que la voluntad de su Padre era la muerte en la cruz, enfrentó ese momento con determinación (véase la manera como se adelante a sus captores) y con valentía.

Él no se amilanó cuando compadeció ante los gobernadores; pero, sobre todo, enfrentó aquel momento con gozo. Los hombres que murieron antes y después en una cruz llegaron a ese lugar con un profundo terror y con una gran carga emocional por querer destruir a quienes le condenaban al patíbulo. Pero el único hombre que se enfrentó a ese momento con gozo se llama Jesús.

Para el judío de su tiempo, Jesús fue toda una contradicción de términos. Mientras ellos esperan a un Mesías guerrero, luchador y vencedor, ahora ven a un hombre que tiene gozo, no por pelear contra el gran imperio romano, sino de morir en una vergonzosa cruz, y saber que fueron soldados romanos a quien se suponía que él vendría a vencer, que lo están matando. Pero así fue.

El discípulo de Cristo debe ver este ejemplo de su Maestro. Cuando todo nos parezca sin sentido, miremos a Cristo yendo con gozo a la cruz.

2. La vergüenza del sacrificio de Jesucristo (vers. 2c)

Cuando la Biblia nos invita a poner nuestros ojos en Cristo es para que veamos que para que él fuera el “campeón de la fe”, que es lo mismo que ser el “autor de la salvación” (2:10), nos está invitando para que no nos olvidemos de lo que ha sido lo invaluable, el más grande y supremo sacrificio de nuestra salvación. Las palabras “menospreciando el oprobio” quiere decir “no considerar” o “no valorar”.

Otra vez, cualquier otro hombre que haya ido a la cruz sí le hubiera importado el oprobio (vergüenza) de lo que significaba morir allí. Así que a Jesús no le importó las vergonzosas acusaciones que se levantaron contra él en aquel momento.

Él no era ni un ladrón ni un criminal, sin embargo, escuchó a todos (incluyendo antiguos seguidores) decirle que él era igual que los otros que estaban muriendo con él. Él no pecó ni había hecho nada malo, sin embargo, a Jesús le acusaron de todo. Por otro lado, este oprobio se ve en la burla a la que él fue sometido. Observe cómo los soldados lo escupieron, lo abofetearon, lo flagelaron y luego lo desnudaron. Él simplemente “sufrió la cruz” de una manera voluntaria.

3. La gloria del sacrificio de Jesucristo (vers. 2d)

Jesús sabía que su muerte tenía dos grandes propósitos. Por un lado, era la salvación de sus seguidores, los que había invitado a poner “sus ojos en Cristo”. Pero, por otro lado, Jesús sabía también que por medio de aquella vergonzosa ignominia estaría glorificando al Padre y después de su resurrección se sentaría en el trono de Dios.

1 comentario en «Mirando el modelo»

  1. Buenos días Pastor Julio, me han encantado sus prédicas, tenemos un grupo de Oración en Colombia y nos encantaría basarnos en sus sermones para llegar a otras personas, si usted nos lo permite, no somos una iglesia, somos un grupo heterogéneo, de diferentes religiones donde nos reunimos una hora al estudio de la palabra, guiados por una persona que lleva 40 años estudiando las escrituras.
    Bendiciones y que el Espíritu Santo le conceda muchos años de vida para continuar llevando el mensaje a muchos hogares.
    Germán Torres.

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