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Confia en Dios

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Predicas Cristianas Predica de Hoy: Confia en Dios

Predicas Cristianas Lectura Bíblica:¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz clamé a Jehová, él me respondió desde su monte santo. Yo me acosté y dormí, desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí. Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste. La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición”. Salmos 3:1-8 

Introducción

Cuando los problemas vienen sobre nosotros, cuando todos, aún los más cercanos se levantan en nuestra contra para destruir nuestra fe, allí es donde más debemos afirmarnos en el Señor, y confiar en Él plenamente. El enemigo tiene por meta la destrucción en primer lugar de nuestra fe, pues sabe que cuando desistamos de ella nos habremos alejado del Señor y no contaremos con una defensa confiable.

Nuestra tarea en el camino del Señor (Mateo 28:16-20)

Nuestra tarea en el camino del Señor es ganar almas para Cristo. Y nuestra mejor forma de predicar es a través de nuestro propio ejemplo, y confiar en Dios. Esto ya lo hemos dicho muchas veces.

Pero una vez más el Señor nos exhorta a mostrar al mundo que a pesar de todas nuestras luchas. A pesar que aún desde lo más cercano de nuestra familia se levante el enemigo para destruir nuestra fe y apartarnos del camino del Señor.

Nosotros sabemos en quien confiamos. Por lo tanto hemos aprendido a buscar a Dios en los momentos de mayores problemas. Hemos aprendido a confiar en Él, y a alabarle cuando más dificultades se nos presentan.

Cuando hemos aprendido a confiar en el Señor, en que Él nos librará de todos nuestros problemas sabiendo que todo cuanto pueda sucedernos en la vida es lo mejor para nosotros aunque no lo comprendamos por el momento, ante las adversidades también hemos aprendido que debemos acercarnos aún más al Señor para que nos reconforte en lugar de alejarnos de Él, despreciando su amor.

El problema de David

Para ubicarnos en el momento de la escritura de este Salmo para obtener la clave del mensaje que el Señor quiere entregarnos en este día; debemos saber que David se enfrentaba con un grave problema.

Se habían levantado todos contra él y querían destruirle. Lo que más le dolía es que su hijo Absalón era quien lideraba el ejército que pretendía su muerte.

David decía como muchas veces decimos los creyentes: “Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios” (vers. 2). Cuantas veces son nuestros hijos, o nuestros parientes más cercanos, los que nos generan dudas. Los que nos hacen problema porque venimos a la iglesia.

Cuantas veces son estos más cercanos los que nos dicen que es en vano seguir al Señor, o darle a Dios lo que es de Dios, a pesar de que también ellos han recibido bendiciones a través de nuestra perseverancia en el camino del Señor, en respuesta a nuestras oraciones.

Persecución de David

David contaba con la mayor estima de todos quienes estaban con él, estima que se había ganado con su buen corazón y su bondad. Pero ahora, a pesar de todo lo que les había dado, se levantaban en su contra. Ellos le perseguían, y para que la situación fuese más extrema, su propio hijo encabezaba la rebelión.

Cuando el enemigo usa a aquellos que más cerca nuestro están, es porque éstos conocen perfectamente todo cuanto hacemos, cómo somos en la intimidad de nuestro hogar. Y por lo tanto no podemos aparentar frente a ellos cómo podríamos hacerlo ante nuestros hermanos de la congregación, o ante nuestros pastores.

El Señor conoce todo de nosotros

Los cristianos muchas veces se olvidan que el Señor, como nuestra familia más íntima conoce todo de nosotros y también pretenden engañarle.

Olvidan que “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y en su postrimería será insensatoJeremías 17:9-11

Creen que lo que consiguen lo hacen por ellos mismos, y por esto no son fieles al Señor. Le da lo mismo estar en la iglesia que no estar. Le da lo mismo leer la Palabra y orar que no hacerlo. Les da lo mismo trabajar para la obra y dar a Dios lo que es de Dios, que no hacerlo.

Sabios en su propia opinión

Creen que los buenos momentos y lo logros de la vida estarán aunque no cumplan con el Señor. Pero “Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y en su postrimería será insensato”. Al final terminan perdiéndolo todo porque han perdido lo más importante, la confianza y el temor a Dios. Aún sabiendo que “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanzaProverbios 1:7.

¿Dios te ha abandonado?

En el caso de David, no solo que le perseguían para matarle, sino que trataban de hacerle creer que Dios también le había abandonado. Y en los cristianos, el enemigo también emplea la misma astucia para que pierdan la confianza en el Señor.

Es así que cuando las dificultades son mayores viene aquellos que se dicen sabios y amigos, pero que en definitiva son como los amigos de Job. Amigos que más que ayuda traen destrucción con sus consejos, sacando maliciosas conclusiones de la situación que atraviesan para que aparten su confianza y su vida del Señor y de su iglesia. Olvidando todo cuanto han recibido de Él.

Olvidando que todo cuanto tienen, incluso su propia vida, se las dio el Señor. En medio de esa desconfianza, lo que sucede es que se olvidan que para los buenos cristiano “Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulacionesSalmo 46:1. Y por esto solamente en Él ponemos nuestra confianza.

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