Persevera hasta el fin

Perseverar es: no desplomarse bajo la tensión de la vida

La presión social y religiosa que se ejerce sobre la iglesia evangélica es incalculable. Ya les he dicho que cuando la iglesia evangélica alza su voz y condena como pecado el homosexualismo, el aborto como infanticidio autorizado, las relaciones prematrimoniales, la injusticia social, la idolatría y toda práctica religiosa extrabíblica, somos acusados de homofóbicos, de ser extremistas en nuestra fe y de no acoger los nuevos estilos de vida del hombre liberal y progresista.

La verdadera iglesia de Cristo NO SE DESPLOMA bajo las presiones ni del gobierno ni de la sociedad ni de la cultura. La obra de Dios no depende de los aplausos del mundo. No los necesita. Jesucristo es suficiente para hacer prosperar su obra en cualquier parte del mundo y bajo cualquier circunstancia. Cuando se nada a favor de la corriente del mundo para evitarse problemas, se corre el riesgo de apostatar de la fe.

Lo que Dios sí necesita son hombres y mujeres comprometidos con el evangelio y rendidos a su voluntad, sujetos a la dirección del Espíritu Santo, dispuestos a servirle bajo cualquier circunstancia o pandemia. Cristianos que sean capaces de decir “…nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe, para preservación del alma” (Hebreos 10:39).

John Wesley el fundador del metodismo dijo en una ocasión: “Dame cien predicadores que no le teman a nada excepto al pecado, y que no deseen nada excepto a Dios. Ellos sacudirán las puertas del infierno y establecerán el Reino de Dios en la tierra.”

Es tiempo de identificarse con Cristo y su evangelio. No es tiempo de retroceder. No es tiempo de vender el evangelio como Esaú vendió la bendición de su primogenitura por un plato de lentejas (Éxodo 25:27-34).

Llamados a perseverar hasta el fin

El evangelio no es negociable. El llamado de Cristo es a resistir Pero el que resista hasta el fin, será salvo.”  (Mateo 24:13 RVC). “Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; más el que persevere hasta el fin, éste ser salvo.” (Mateo 10:22).

En medio de la más grande crisis de fe, los tres jóvenes hebreos (Ananías, Misael y Azarías) se mantuvieron firmes en su fe. No se desplomaron bajo la tensión del momento. No desertaron. Fueron capaces de decirle al mismísimo rey Nabucodonosor:

“He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” (Daniel 3:17-18).

Dios honró la fe de estos tres jóvenes y los libró del horno de fuego ardiendo. Todos los que deseaban la ruina de sus vidas quedaron avergonzados.

La historia de la iglesia recoge que Policarpo, discípulo del apóstol Juan y Obispo en la Iglesia de Esmirna, fue llevado ante el procónsul romano y éste le ordenó: “Pronuncia el juramento y te dejo en libertad. Maldice a Cristo.” Pero aquel anciano alzó su voz y con plena convicción de fe le dijo: “Lo he servido por 86 años y Él jamás me ha hecho ningún mal. ¿Cómo voy a blasfemar contra mi Rey, que me salvó?”

Pablo cierra el capítulo 8 de su carta a los romanos diciendo: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:39).

CONCLUSIONES

Perseverar no es resignarse pasivamente a la suerte, al destino, a como salgan las cosas.

Perseverar es la resistencia activa y enérgica a la derrota, al fracaso, a no parar.

Perseverar es seguir adelante siempre, con firmeza, con constancia, sin desplomarse.

Perseverar es la capacidad de mantener el rumbo frente a la dificultad y negarse a renunciar.

Pensamiento final: “Cuando está lo suficientemente oscuro, los hombres y las mujeres de Dios consiguen ver las estrellas.”

Llamado a Salvación…Con Cristo si es posible sobre ponerse a la adversidad y permanecer firme en medio de las presiones de la vida.

Llamado a confiar en Dios y perseverar…

[1] MacDonald, W. (2004). Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento (571). Viladecavalls (Barcelona), España: Editorial CLIE.

© David N. Zamora. Todos los derechos reservados.

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