Los niños que no han crecido

c. Leche en lugar de vianda (vers. 2)

Pablo al igual que su Maestro era experto en usar las metáforas para ilustrar sus enseñanzas. Él dice que el bebé toma leche, pero el adulto como carne. Pablo les dijo a los hermanos de corintios que, si bien traía carne para darles, no pudo hacerlo. Tuvo que regresar donde había dejado el biberón y la leche porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía”.

El autor de la carta a los Hebreos también habla de una experiencia parecida al decirnos que pudiendo ya ser maestros tenían la necesidad de leche todavía (Hebreos 5:12). El asunto es que hay muchos cristianos que se encuentran en un estado de desarrollo espiritual detenido. Siguen en una infancia prolongada y parece que les gustó estar allí porque pasa el tiempo y llegan los años y siguen iguales.

Lo que esto plantea es que, en lugar de estar caminando solos, hay que seguir agarrándoles porque siempre se caen y no terminan de crecer. El problema de un creyente inmaduro (carnal, niño en Cristo), es que no se le puede dar comida fuerte. Lo único que admite son “compotas espirituales” lo cual tiene que ver con su grado de conocimiento, en lugar de dárseles un trozo de carne porque ya ha crecido. El creyente nació para ser espiritual no carnal.

II. ES INCLINADO A SEGUIR SUS EMOCIONES

a. Esas emociones expresadas en los celos (vers. 3b)

Es interesante que Pablo comience enumerando tres pecados, que no son tan escandalosos como algunos pecados de la carne, para hablar de ese cristiano carnal que está tan lejos de ser espiritual. Y lo primero que menciona es que ese creyente esta dominado por los celos.

No tenemos idea que era lo estaba produciendo celos en aquellos hermanos. A juzgar por lo que viene más adelante, es posible que esos celos tenían que ver con los grupos que ya se habían creado. Mis hermanos, los celos son un pecado muy feo en la vida de un cristiano.

Lo cierto es que Pablo indicó que los celos son evidencia de una mente carnal. Por otro lado, Santiago escribiendo de la pecaminosidad de los celos, ha dicho que quienes viven en ese estado emocional, “allí hay perturbación y toda obra perversa” (Santiago 3:16).

Un escritor religioso describió este celo como “un resentimiento infantil de codicia desvergonzada, lo cual se expresa en la envidia, malicia y malas acciones” (Packer, 1973, p. 189). Los celos no son de Dios porque es desconfianza, pero el cristiano espiritual tiene confianza en todo, lo que no hacen los celos.

b. Esas emociones expresadas en la contienda (vers. 3c)

Esta es otra de las características de un cristiano carnal. La contienda no es nueva en la Biblia, ni es nueva entre los creyentes. Hay hermanos que se enojan con otros y hasta dejan de hablarles o no le contestan sus mensajes o textos.

La persona contenciosa se define como alguien que “por costumbre se disputa o contradice todo lo que otros afirman.” Lamentablemente estos son hermanos, y son hermanos nuestros, pero tenemos que reconocer que están también en el grupo de los “creyentes carnales”, no son espirituales. La palabra para contienda es “peleador” o “boxeador”.

Una de las cosas que se le pide a un pastor es que no sea “contencioso”. Así que Pablo nos muestra que la contienda, sea verbal y hasta física, es un pecado. Quien así actúa es una persona que discute con amargura y produce discordia.

Unas veces este creyente no tiene filtro y puede darle la oportunidad al enojo y hasta una rabia debajo de la superficie. Como quiera que sea, mis hermanos, la contienda es peligrosa. Es una fuerza satánica enviada para destruir. Un cristiano espiritual no caerá en este pecado.

c. Las emociones expresas en disensiones (vers. 3d)

Las divisiones muy visibles que había en la iglesia a los corintios era la parte más contundente con la que Pablo califica a estos hermanos como carnales, a quienes finalmente llama “niños en Cristo” o “niños que no han crecido”.

La iglesia a los corintios estaba dividida en cuatro bandos (1 Corintios 1:12), aunque acá Pablo se concentra más en él y en Apolos. Puedo imaginarme la escena. A los que seguían a Apolos, se sentirían entusiasmados por el verbo y la elocuencia de aquel judío de Alejandría, con nombre griego. Los seguían a Pedro, seguramente eran de una casta más humilde, pescadores o campesinos, pero también entusiasmados por la vehemencia del apóstol.

Los que seguían a Pablo, serían los judíos radicales, quienes veían en el apóstol el hombre con más méritos para seguir. Pero también había entre ellos los que seguían a Cristo. El asunto no podía ser más revelador. En aquella iglesia no había amor, porque no puede haber amor donde hay división.

¿Se ha preguntado por qué Pablo escribió el más grande capítulo del amor a esta iglesia? Mis hermanos, la más visible característica de un “niño que no ha crecido” es ese sentimiento de inclinarse por unos o por otros en la iglesia.

Deja un comentario