¿Por qué nuestras oraciones no pasan del techo?

I. NUESTRAS ORACIONES – JESÚS ORÓ EN PÚBLICO:  

Juan 11:41-4  “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.”

Cuantas veces te has visto en un escenario donde estás en público con personas no cristianas y has sentido un deseo enorme de orar, pero te inundó el temor, la pena  y porque no usar un término real, la vergüenza.

Si, los cristianos, la mayoría por no decir todos,  pasamos por esto en algún momento de la conversión, en los primeros pasos no nos sentimos con la confianza suficiente de hacerlo, por un enfermo, por un accidentado, por alguien que requiere restauración y pueden venir muchos pensamientos. Cuando no es pena o vergüenza, nos invade un sentimiento de que si oro por un milagro Dios no me respalda y podré exponerme a la vergüenza.

Iglesia,  Hay que ser osados,  atrevidos y valientes.

Es que si oro, ¿qué van a decir?, ¿qué van a  pensar?, ¿qué pensaría mi jefe?, quizás me despide del trabajo, no me renueva el contrato.

No tengas temor de orar en público, sabe que muchos cristianos se sostienen en sus puestos por que sus jefes les han escuchado orar, han escuchado de nuestro Dios, y han visto que somos íntegros, responsables y honestos y sus empresas son bendecidas a causa e nuestras oraciones y de nuestro servicio. Y aunque digan ser ateos,  o se aferren a su religión tradicional, aguardan ese momento de conocer a nuestro Dios, al Dios verdadero.

Jesús hizo en público esta oración, para que Lázaro resucitará,  porque es parte de su naturaleza, Él es la vida, la fuente de vida eterna.  Ahora, yo no le estoy diciendo que vaya a orar por las personas que fallecieron y  que Dios los va a revivir a menos que Dios se lo pida.  Jesús oró porque conocía al Padre, era uno con el padre y tenían un plan, y algo que enseñarnos hasta nuestros días.

Y hago un paréntesis, porque sabemos que la muerte es proceso natural, es la vía o el peaje para llegar al cielo,  y ¿Quiénes somos nosotros para impedir que alguien siga su camino?

De cierta forma lloramos nuestros muertos y está bien llorarlos, porque nos harán falta, porque los amamos, porque dejan un vacío; pero de ahí a pedirle  a Dios que reverse el camino; tiene que ser porque en realidad Él nos lo pida y se daría solo para que su nombre sea glorificado, cierro el paréntesis.

Atrévete a orar en público en la empresa, con los compañeros de trabajo, en tu vecindad,  y Dios traerá recompensa en público.   Eso sí,  mira que no estés en deuda con  tu testimonio, ponte a cuentas por Dios  y con el prójimo.

II. NUESTRAS ORACIONES – JESÚS DESNUDO SU CORAZÓN

Juan 12:27-28 “Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he  glorificado, y lo glorificaré otra vez.

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