Jesús se hizo hombre, y vivió como hombre, sin dejar de ser Dios. Pero aun así, no utilizo poderes sobre naturales para librarse de los efectos del sufrimiento y de la muerte conociendo que se acercaba su tiempo.
No por ser Dios, no sufrió, al venir como hombre, vivió como hombre para enseñarnos a vivir y vencer como hombres. Y es por esto que nos dejó ver que en sus emociones había angustia y sufrimiento y en medio de su oración se lo dijo al Padre, y como dijo el apóstol Pablo viene a mi mente el texto que dice: Diga el débil: Fuerte soy.
Pareciera que algunas veces nos olvidamos de que Dios todo lo sabe y todo lo conoce, y nos presentamos ante Él, como si no nos conociera, y cuando nos pregunta ¿Cómo estás?, le contestamos bien de labios para afuera, pero por dentro destrozados.
El Padre conocía el corazón del Hijo, pero aun así, el Hijo desnudo su corazón ante Él y todos quienes le observaban. El Padre, en púbico le respaldo, trajo una respuesta, delante de la multitud.
Atrévete a vaciar tu corazón, saca todo lo que tienes, si hay dolor, angustia o desesperación. Cuando esto sucede, quien está a tu alrededor, te cubrirá, orará por ti, sostendrá tus manos y aún, te dará una mano para que seas levantado
III. NUESTRAS ORACIONES – LAS ORACIONES DE JESÚS FUERON CONFORME A LA VOLUNTAD DEL PADRE
Juan 11:41-42 “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.”
Note que en este instante, Jesús aún no le ha dado la orden a Lázaro de levantarse de su lecho. Entonces ¿por qué le da gracias al Padre por haberle oído? O ¿Qué fue lo que escuchó el Padre de Jesús?
Jesús conocía la voluntad del Padre, y en su paso por la tierra en cada milagro, el propósito era glorificar al Padre para salvación de la humanidad; por esto, no haría nada en nombre propio, camino en los negocios del Padre, hizo la voluntad del Padre.
Igualmente en Juan 12:27-28 “Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.
Aquí la respuesta no fue: Tranquilo, no te afanes, ya no habrá sacrificio; la respuesta fue: “Y lo he glorificado, y de nuevo lo glorificaré”. Estaba dentro de su voluntad.
El secreto de nuestras oraciones está en ser uno con el Padre para entender Su voluntad.
Si oramos en la voluntad del Padre, el resultado de nuestras oraciones independiente de que no sea el mejor, no traerá frustración, sino paz. Este tipo de oración hecha con entendimiento, forma nuestro carácter y glorifica a Dios mismo, puesto que el fruto no puede ser lo que queremos sino lo que el Padre espera