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¿Qué es la gracia de nuestro Señor Jesucristo?

Predicas Cristianas

Prédica de Hoy: ¿Qué es la gracia de nuestro Señor Jesucristo?

Predicas Cristianas Texto Bíblico: La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.1 Tesalonicenses 5:28

Introducción

Gracia es un don, un regalo que recibimos sin merecerlo. La biblia dice que siendo nosotros pecadores, Cristo murió por todos. El Señor llevó en sí mismo el pecado de toda la humanidad y recibió nuestro castigo, no habiendo pecado nunca.

Así es como Dios muestra su amor por la humanidad, cuando vemos a Jesús en la cruz siendo muerto por todos nosotros, quienes merecíamos ese castigo. Pero Él tomó nuestro lugar y sufrió para que nosotros recibiéramos el perdón de Dios. Su sangre nos limpia de todo pecado y tenemos acceso al trono de Dios. 

Es por Su gracia que tenemos esa bendición de ser perdonados de todos nuestros pecados y entrar en la presencia de Dios. Somos aceptados delante de Dios y nuestros pecados borrados por la sangre del Cordero, hemos alcanzado esa gracia de Dios gracias a Jesucristo.

1) La gracia de Dios sea con todos nosotros (Romanos 16:24)

Esta es la despedida habitual en las epístolas del apóstol Pablo. En esta vemos como es el deseo de Dios que su gracia sea con todos nosotros. Pero no solo con nosotros los que nos hemos arrepentido, sino que Dios quiere que esta gracia alcance a toda la humanidad.

La salvación es para todos los que se atreven a humillarse delante de Dios y reconocer que solo Él puede rescatarnos de la muerte eterna. Pero no solo arrepentirnos y volver a vivir en pecado, sino arrepentirnos, pedirle perdón y cambiar toda nuestra forma de vida.

Para que la gracia de Dios esté en nuestra vida debemos aprender a vivir haciendo Su voluntad, cumpliendo con Sus mandamientos y sirviendo con todo el corazón.

Dios tiene un propósito para cada uno de sus hijos, así como el cuerpo tiene muchos miembros y cada uno de ellos cumple con su función, así en Dios cada uno cumplimos una función en particular. Dios nos ha tomado como sus hijos y debemos cumplir esa función para la que hemos sido llamados.

Pero no estamos solos, Dios ha enviado a su Espíritu Santo para que nos acompañe en este caminar con Dios. El Señor no nos deja solos sino que nos fortalece en su amor para que caminemos sin tropiezo en este camino que nos lleva a la vida eterna.

2) La gracia de Dios sea con nuestro espíritu (Gálatas 6:18)

Debemos de reconocer que este cuerpo que vemos perecerá. No sabemos cuándo ni cómo pero dejaremos este mundo material y entramos a un mundo espiritual. Somos espíritu y Dios no solo quiere el bienestar físico para sus hijos, sino principalmente el bienestar de nuestro espíritu.

La gracia de Dios en nuestro ser espiritual se transforma en la salvación de nuestra alma. Nuestra alma es eterna y hay dos lugares donde puede pasar la eternidad, al lado de Dios en el cielo o en el lago de fuego.

Dios nos da la oportunidad de que escojamos la vida a Su lado cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro salvador y reconocemos que su sangre nos limpia de pecado.

Cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo, esa salvación viene a nuestra vida y hemos pasado de muerte a vida. Por lo tanto la gracia de Dios es con nuestro espíritu y tenemos vida eterna.

3) La gracia de Dios a todos los que le aman (Efesios 6:24)

Ya vimos que la gracia de Dios es para todos los que quieran pues Él no hace acepción de personas. Sin embargo, no todas las personas reconocen o aceptan el sacrificio de Jesús en la cruz. Dios no obliga a las personas para que le sirvan y le busquen. 

Dice su palabra que a todos los que le recibimos nos da la potestad de ser hijos de Dios, pero quienes le rechazan no se convierten en sus hijos, sino que son hijos del diablo. Pero a todos los que somos hijos de Dios nos da de su gracia, de su misericordia, nos brinda el regalo de la salvación.

Lo que sí hace el Señor es poner delante de nosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición, cada uno de nosotros debe elegir. A todos los que le amamos nos da entonces la potestad de ser llamados hijos de Dios. Como hijos somos amados por nuestro Padre Celestial y nos cuida de todo mal.

4) La gracia de Jesucristo (2 Corintios 8:9)

Como sabemos esta gracia es por medio de Jesucristo, pues fue Él quien descendió del cielo. Siendo Dios y gozando de una gloria incomparable con el Padre, Jesús dejó su trono de gloria y vino a esta tierra de pecado. Este es el amor manifiesto de Dios por la humanidad.

Cuando el ser humano no tenía oportunidad de alcanzar la vida eterna, vino Dios y se sacrificó para que tuviéramos esa oportunidad de alcanzar la salvación. Jesucristo lo hizo posible, el Señor murió para que esto fuera una realidad y ahora podemos acercarnos a Dios con confianza, como un hijo se acerca a su padre.

a) La gracia de Dios por amor

Todo esto lo hizo el Señor por amor. No lo hizo para castigarnos ni para que continuáramos en la misma vida de maldad, sino que lo hizo por amor, para que tuviéramos vida en abundancia. No ha habido ni habrá un sacrificio mayor que este, el que uno sin pecado da la vida por los pecadores y recibe el castigo de ellos en sí mismo. 

Debemos ser agradecidos y aceptar ese amor de Dios en nuestras vidas y que se manifieste también a otros a través de nuestra misma vida. Ahora que hemos recibido ese amor, debemos proclamar que es real y que está disponible para todo aquel que quiera.

b) La gracia de Dios para transformarnos

Jesús se hizo hombre, se humilló a sí mismo, se hizo pobre para que nosotros fuéramos enriquecidos. También llevó nuestras enfermedades en su cuerpo para que por Él seamos sanados. Llevó nuestros pecados para que por Él fuéramos justificados delante de Dios.

Dios nos transforma y nos da lo mejor, nos regala sus eternas bendiciones pues Jesús ya lo pagó todo, pago por nuestra salvación, pero también por nuestra salud y por nuestra riqueza. Debemos aprender a vivir de esa manera que a Dios le agrada, de la manera que Dios quiere ver a sus hijos, debemos vivir de gloria en gloria y de victoria en victoria.

c) La gracia de Dios para toda la humanidad

Muchos quieren tener bendiciones materiales, quieren tener éxito en la vida, pero no la buscan donde se encuentra la bendición. El mundo busca la bendición en la riqueza, buscan la bendición en cualquier cosa menos donde realmente se encuentra. Toda bendición procede de Dios, por lo tanto a Él debemos buscar y sus bendiciones viene por añadidura.

Cuando buscamos a Dios primero y le damos a Él la importancia que merece, las bendiciones nos seguirán aunque no las busquemos, pues nuestro Padre nos bendice con sus riquezas, con su gloria.

5) La gracia de Dios sobreabunda (1 Timoteo 1:14)

Cuando venimos a Dios la gracia no viene de forma limitada, sino que viene a nuestra vida y está sobreabunda. Sus misericordias se multiplican cada día y cada vez podemos ver nuevas misericordias, nuevas bendiciones que ni siquiera pensábamos que existían. Aspi es Dios nos da sus riquezas y sus riquezas no tienen límite.

a) La gracia de Dios en fe

La gracia del Señor se manifiesta a través de la fe. Sabemos que sin fe no podemos agradar a Dios, por lo tanto es necesario acercarnos a Él confiando en su amor y su misericordia. Cuando nos acercamos con fe es cuando la gracia se manifiesta en nuestra vida.

b) La gracia de Dios en amor

La gracia también se manifiesta en el amor. No hay amor más grande que dar la vida por nosotros, no hay amor más grande que este, por lo tanto debemos amar a Dios porque Él nos amó primero.

En ningún otro hay salvación, nadie más murió por nosotros, nadie más dejó el trono de gloria por venir a salvarnos. Solo Jesucristo dio su vida para que tengamos la vida eterna, por lo tanto solo a Él debemos amar, solo a Él debemos servir, solo a Él debemos adorar por toda la eternidad.

Conclusión

La gracia de Dios se manifiesta a través de la sangre del Hijo, sangre que fue derramada por toda la humanidad para que por medio de ella alcancemos la salvación de nuestra alma.

Sangre que no merecía el castigo que tuvo, pero que así lo decidió en su soberanía el Señor. Sangre que nos purifica, que nos limpia del pecado y nos permite obtener el regalo de la salvación.

Esta es la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el que nos haya dado vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Esa gracia nos transforma y nos permite pasar de la muerte a la vida. Esa gracia nos transforma en nuevas creaturas, engendrados por voluntad de Dios.

La gracia del Señor sobreabundó en los corazones de los que le obedecen, de los que escudriñan su palabra y le buscan cada mañana.

La gracia del Señor es con todos los que le hemos creído y le buscamos con un corazón contrito y humillado. La gracia del Señor sobreabundó en los corazones de aquellos que se rinden completamente a Él y le adoran en espíritu y verdad.

Recibamos la gracia del Señor, recibamos el regalo de la salvación, pues Él ya pagó por nuestros pecados, solo resta recibir el regalo y aprender a vivir para Él.

© Mauricio Alvares. Todos los derechos reservados.

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