El camino del emigrante

Julio Ruiz

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Predicas Cristianas.. El camino del emigrante

El camino del emigrante

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Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Texto Biblico: Rut 1:7-22

INTRODUCCIÓN:

Hoy celebramos el día de nuestra herencia hispana conocido como el “Día de la Hispanidad”. Se trata de reconocer nuestras raíces de origen. ¿Sabias que toda la humanidad lleva sangre de emigrantes?  El tema de la migración está a la orden del día.

Los que vivíamos en países cuyos ciudadanos no inmigraban por las bondades de sus tierras y su condición económica, ponderábamos con asombro la cantidad de gente que ha tenido que dejar al país y aventurarse a vivir en lugares desconocidos.

En el caso nuestro, ahora son millones de nuestra propia patria que están por todas partes. Y es indetenible esto que ni aun la pandemia ha detenido este problema social y mundial.  Pero la migración no es un tema nuevo. La Biblia nos habla de los hombres que dejaron sus tierras donde el mismo de Dios lo permitió para cumplir sus planes.

De hecho, cuando analizamos el origen del pueblo de Dios nos encontramos que Israel fue una nación de inmigrantes. Considere, por ejemplo, que Abraham emigró de Ur de los caldeos a la tierra que posteriormente fue la prometida por Dios.

De esta manera tenemos que Jacob emigró de Beerseba a Egipto y después de 400 años salieron a la tierra prometida. Y esa historia de inmigración bíblica nos encontramos con Rut quien se constituye en una referencia obligada para hablar del “camino del inmigrante” a la hora de salir de su tierra natal y asentarse en un lugar ajeno. A qué se enfrenta el inmigrante.

I. ENFRENTA EL DOLOR DE LO QUE DEJA ATRÁS

a. Salir del lugar de donde se había estado (vers. 7)

La historia de Nohemí viviendo en aquella tierra extraña es una de las más aventuradas cuando se aborda el tema de la emigración. Por un lado, está el hecho en sí que Nohemí viviera fuera de Judá y las mujeres de sus hijos pretendiendo vivir fuera de Moab.

En ambos casos se pone en evidencia el dolor que produce la partida. En el caso de Nohemí, ella tuvo una situación menos complicada para su regreso al hogar de sus padres, por cuanto regresaba a su familia.

Pero en el caso de las dos hijas adoptivas, la posibilidad de salir de su hogar era algo que levantaba el dolor en su más viva expresión. Si bien era cierto que las dos nueras habían aprendido mucho de la cultura judía, por la influencia de la familia de Elimelec, ellas pertenecían a la tierra de Moab. Allí vivieron, allí crecieron y allí se casaron.

Pero llegó el día de tomar una decisión de dejar a su patria. Al final la historia de ellas termina cuando una regresa a con sus padres y la otra, Rut, decide irse a explorar el camino del inmigrante. Ella tuvo que dejar atrás a sus padres y amigos. Esto es el asunto que más duele al momento de salir. Ese es un momento de dolor y de honda tristeza. Dejar nuestra tierra arranca parte del corazón por los que tanto amamos.

b. Alzar los ojos y llorar (verss. 8, 14)

Este texto es conmovedor. Nada es más doloroso que despedirse de un ser amado. Los niños no sienten tanto el impacto al dejar la tierra y la parentela; para algunos de ellos todo es alegría. Pero cuando ya se es adulto, con aquella acumulación de vivencias, el salir de ese hogar que nos vio nacer es un tiempo de profunda tristeza, dolor y hasta impotencia.

Honestamente, nadie quiere salir de su de su gente. Porque no hay tierra como aquella donde nacimos y nos vio crecer. Es cierto que hay países que nos dan la bienvenida. Sus bondades, respaldadas por su progreso y mejor estilo de vida nos hacen los días más llevaderos, pero en el fondo de cada corazón que ha inmigrado existe un vacío que no es tan fácil de llenar.

Uno puede imaginarse el cuadro de esta historia. Nohemí fue más que una buena suegra. Ella fue como la mamá para estas dos mujeres. El llanto prófugo de aquel momento era real. Las entrañas se conmueven ante el abrazo de la despedida. Y es que el pensar que no veremos pronto a los seres que amamos nos constriñe el corazón. Lo que queda atrás está lleno de mucho amor, recuerdos y costumbres.

II. ENFRENTA EL DESAFÍO DEL PAÍS QUE ESCOGE

a. Iremos contigo a tu pueblo (vers. 10)

Si bien es cierto que en el corazón de todo ser humano está arraigado un fuerte nacionalismo, y un incondicional patriotismo, también es cierto que a la hora de tener que enfrentar las duras realidades por las que pasa el país que amamos, la decisión de dejarlo pesa mucho. ¿Qué había pasado en Moab?

Pues al principio fue una tierra que satisfizo las necesidades de Nohemí y toda su familia, pero al final muchas cosas cambiaron. La tierra que los vio nacer ahora es tierra de tristeza y de soledad. Nohemí vino huyendo de su país por falta de pan, pero ahora deja la tierra de Moab pues al parecer oyó que en Belén (“casa de pan”) volvió haber alimento.

Frente a este escenario se plantea la posibilidad del regreso. Así que la ausencia del esposo y las condiciones ahora planteadas hicieron que aquellas mujeres siguieran a su suegra en este nuevo comenzar. La oración “iremos contigo a tu pueblo” es una franca determinación de querer ser parte de una nueva vida más allá del entorno familiar. El inmigrante se prepara para hacer su vida en otro país.

b. Tu pueblo será mi pueblo (vers. 16)

Se ha dicho con mucha justicia que la disposición de Rut de seguir a Nohemí es la historia con las expresiones de consagración más hermosas que hay en toda la literatura mundial, al decidir entrelazar su futuro con el de su suegra a sabiendas que a lo mejor no se casaría otra vez.

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Julio Ruiz
Autor

Julio Ruiz

Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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