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Participantes de Cristo

Prédicas Cristianas

Predica de Hoy: Participantes de Cristo

Prédica Cristiana Texto Biblico: Hebreos 3:12-14

Introducción

Continuando con el tema de la consejería, debemos saber que al recibir una Palabra o un consejo, debemos evaluar cuál es el impacto que éste tiene sobre nuestro espíritu. Esto es lo que se llama aplicar el discernimiento.

El discernir consiste en separar lo verdadero de lo falso, por lo que la falta de discernimiento espiritual nos lleva, al cabo de un tiempo, a un desequilibrio espiritual y por ende  influye también en el medio social donde vivimos.

El hecho de acomodamos con las circunstancias que nos toca vivir, o el decir que con los ojos puestos en Jesús sigo mi vida, sin buscar la verdad del problema, no quiere decir que sepamos discernir, lo que sucede es que a veces pensamos que tomamos decisiones con discernimiento, pero en realidad  solo son decisiones de conveniencia.

Pese a lo que a veces creemos, el discernimiento no es un invento de los cristianos, aunque muchos contribuyeron a que se reconociera su importancia y se difundiera su práctica. Tal vez podríamos decir que el discernimiento es tan antiguo como Adán y Eva, si el árbol de la ciencia del bien y del mal bien lo asumimos como el árbol del discernimiento.

La necesidad de buscar el bien y distinguirlo del mal en este mundo, la necesidad de distinguir entre lo bueno y lo menos bueno a partir de los datos de la realidad y que no son elegidos por cada uno de nosotros; es algo esencial del ser humano a fin de actuar con libertad y responsabilidad en relación con Dios, si es un verdadero creyente.

Vivir actuando cristiana y responsablemente es vivir discerniendo en una u otra forma, por lo que en la vida cristiana, el discernimiento debiera ser una actitud básica y característica ya que lo central en la enseñanza práctica de Jesús es que no debemos regular nuestra conducta por la sujeción a un sistema de leyes morales o de prácticas religiosas, sino por el ejercicio responsable de la libertad que tenemos como hijos de Dios. Esto es algo central en el evangelio como vemos en la crítica que Jesús hace a los escribas y fariseos a causa de su legalismo (Mateo 23:1-4, 13).

Pablo no se cansa de decir que ya no se trata de obedecer a la Ley, sino de vivir el evangelio desde nuestra libertad de hijos, ya que supone que los hijos buscan discernir cuál es la voluntad del Padre. Es decir, se trata de vivir, no del cumplimiento de la Ley, sino de una relación de amor con Dios, a causa de una fuerza interior, a través de Cristo, que es el Espíritu Santo que habita en nuestros corazones (Romanos 5:5).

El discernir correctamente nos servirá para alejar los prejuicios de la vieja vida llevándonos a obrar correctamente, pues la mente pecadora muchas veces lleva a cometer errores que a la larga se convierten en una carga que lleva a pozos cada vez más profundos de pecado, por lo que está en cada uno el tomar la decisión correcta y en el momento apropiado, pero de ninguna manera se trata de acomodar las cosas a nuestro favor, sino de estar atento a la voz del Dios.

La voz de Dios al hombre puede venir a través de signos exteriores, pero también a través del sentir interior y personal, que puede ser reconocido como provenientes de Dios por todo aquél que mantiene una comunión con el Señor en sujeción y obediencia.

En esto hay que insistir, porque hay quienes tienden a pensar que todo lo que Dios ordena en el mundo lo hace exclusivamente a través del nivel religioso o de la Biblia, con lo cual es inevitable que tengamos que entender, interpretar y aplicar a una situación concreta, y si no estamos espiritualmente bien, entenderemos las cosas a nuestro gusto y terminaremos haciendo lo que queramos.

Los cristianos, por cuanto les ha sido prometido que el Espíritu Santo morará en sus corazones, debieran saber que los principios de la ética, los de la moral, o los de la obediencia espiritual, son necesarios, pero no suficientes para un total conocimiento y cumplimiento de lo que Dios quiere de cada uno aquí y ahora, por lo que un cristiano no puede contentarse con cumplir lo mandado ya que Dios puede y quiere manifestar voluntades personales para con Él más allá de la moral o de la lógica cristiana.

En la iglesia de Corinto se comenzó a vivir un cierto problema con los que quería seguir lo que decían sentir en el espíritu, entonces, ¿Qué hace Pablo?

Les dice: Discernid los espíritus distinguiendo lo que pueda haber de Dios en ellos y lo que no. Pero no según a cada uno le parezca, sino ciertos criterios, donde el principal es que esos sentir en el espíritu “edifique” la iglesia, ya que los sentires pueden ser distintos, pero todos deben ser para la edificación de la familia de Dios, y si no la edifican, no son del Espíritu Santo.

El Espíritu es el mismo para todos, pues es el Espíritu Santo, por lo tanto no se puede contradecir en sus sentires, (Gálatas 5:17-18). De allí que el cristiano es el que es guiado por el Espíritu, no el que simplemente cumple con una ley (Romanos 8:13-14).

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