Bendícenos Señor

Esa es nuestra miseria, la muerte espiritual, y no podemos salvarnos a nosotros mismos, y desde esa profunda miseria es que somos liberados cuando Dios nos salva, somos vivificados junto con Jesucristo, somos hechos vivos en Cristo; esta es la salvación, y no solo eso, también podemos sentarnos juntos en lugares celestiales en Cristo, esa es la salvación.

Esa cosa tan tremendamente importante y grandiosa es la salvación que el Señor nos da, y duele ver como muchos no piensan en esto, y simplemente limitan su vida cristiana a pedir bendiciones de Dios, bendiciones materiales, bendiciones espirituales, pero nunca dan gracias por la salvación.

Un almacén de bendiciones

Es triste pensar que para muchos el evangelio solo es un almacén de bendiciones, donde el título de cristiano es la tarjeta que les acredita para pedir que el Señor les envíe a su casa todo aquello que desean o le piden.

Y fíjense que más triste es pensar que muchos de éstos cristianos, como decía, están esperando que el Señor les haga el envío a domicilio pues ni siquiera quieren molestarse a asistir a la iglesia todos los domingos ni participar de las actividades de la congregación; deberíamos pensar cómo se siente el Señor cuando elevamos nuestro monólogo de peticiones y ni insinuamos nuestro agradecimiento por la salvación.

Bueno, pero además de dar gracias por la salvación, necesitamos cosas para vivir, “pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosasMateo 6:32. Y el Señor nos entregó la autoridad y poder al decir: “Os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielosLucas 10:19-20.

Esto es por medio de la palabra de autoridad entregada por Él a todos los cristianos, por es tan importante profetizar y declarar bendición: ya que “del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lenguaProverbios 18:20-21, y Dios no miente.

Y como sabemos que el Señor dijo: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellosMateo 18:18-20, por fe, por esa misma fe con la cual obtenemos nuestra salvación, les invito a que enviemos una palabra profética para nuestra vida.

Les invito a que primeramente demos gracias por esa salvación tan grande que nos diera, y por todos los beneficios recibidos a través del sacrificio en la cruz; y profetiza la restauración de tu familia y establece que la paz de cristo reinará en tu hogar, comprometiéndote a servir todos al Señor.

Conclusión

Profetiza que las cosas pasadas quedarán en el olvido para siempre, y que toda maldición, o hechicería quedan ahora deshechas en el poderoso nombre de Jesús, y con esto sale toda enfermedad de tu familia.

Profetiza ahora que todos tus hijos son alejados de los malos caminos, de los vicios, de las malas amistades y se vuelven a Cristo para servirle con obediencia y alegría todos los días de sus vidas.

Profetiza una unción de cambio para tu vida, unción de servicio que hará florecer y prosperar tu ministerio como nunca antes lo hizo para tener un nuevo amanecer, y todo engaño, toda desilusión, quedan muy atrás, en el poderoso nombre de Jesús.

Recibimos ahora una unción de cambio, para ser transformados, para ser cambiados de tal forma que nuestro ministerio perdure a pesar de los problemas y las pruebas.

Profetiza que la prosperidad divina llega a tu casa y tus finanzas son sanadas, y también recibes sabiduría para administrar correctamente tu dinero para que no te alcance la crisis económica del país y todo lo que tocan nuestras manos prospera, y se van ahora de tu vida la escasez, la pobreza, las deudas, la enfermedad, la depresión,  y la pereza, en el poderoso nombre de Jesús.

© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.

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