Reflexiona, quizá estés cometiendo este error con alguien y ni siquiera te des cuenta, pero los daños que esto puede producir probablemente sean irreversibles.
Redefine tus situaciones, si no puedes hacerlo por ti mismo busca ayuda, pídele al Espíritu Santo que te haga ver las cosas de otra manera, pues al final te esas haciendo mucho daño con esta mala actitud, y probablemente se lo estés haciendo de manera inconsciente a la gente que convive todos los días contigo.
A partir de hoy celebremos tener entre nuestras manos una copa medio llena de la vida que Dios nos ha servido en bandeja de plata. Celebra con tus hijos, celebra con tus amigos, celebra con tus hermanos de la fe, conviértete en el que con su testimonio abre la visión de los hermanos a una forma de convivencia más llena del amor de Cristo.
Lo que sucede es que a veces solo vemos lo que estamos acostumbrados a ver, acostumbrados a las quejas, con miedo de ser conformistas, el pesimismo nos toma y nos elimina todo posibilidad de ver evolución en nosotros mismos, y mucho menos en el resto de la congregación.
Pero hay otros que están realmente mal y tratan de ver sus carencias como formas de superarse, y eso nos deja pensando cuántos vemos la copa medio vacía, en vez de tratar de mirarla a medio llenar; y éstas no son opciones diferentes sino visiones particulares de una misma cosa.
Tiene que ver con una actitud cristiana frente a la vida
Somos conscientes de que ninguno de nosotros está a salvo del sufrimiento, de los problemas y las dificultades, pero hay quiénes se esfuerzan por superarlos tomados de la mano del Señor, y hay quien parece que no necesitaran de nadie y lo único que logran es sumarle a los problemas el pesimismo.
Ser cristiano con la visión del Señor es vivir con una mirada superadora, es esforzarse por ser más sabio que inteligente, y ser sabio implica no criticar ni discutir problemas, sino proponer soluciones para los mismos.
Las soluciones para los problemas surgen del cambio de nuestro punto de vista, es decir que no sólo debemos llamar las cosas por su nombre, sino también por el que nos propone el Señor.
El que miente tiende a tener sentimientos de culpabilidad, pero las verdades a medias resultan especialmente pecaminosas, ya que el mentiroso además pretende salir libre de culpas; elimina de su conciencia el haber mentido (1 Timoteo 4:1-2).
Y con esto, el Señor nos quiere decir que en la iglesia del Señor también existen auténticos expertos en mentir sin que lo parezca, dicen las cosas de manera que siempre puedan interpretarse ambiguamente, y cambiarles el significado cuando interesa y con quien interesa.
Explicar sólo lo positivo pero ocultando lo demás es otra de las formas de mentir, y esto no es otra cosa que plantear la relatividad de las cosas, en presentar la copa media llena, o media vacía según convenga.
Déjame decirte que la mayoría de los cristianos viven en un círculo muy restringido de sus posibilidades a consecuencia de no asumir que, como hijos de Dios tenemos reservas en las que ni siquiera soñamos, es así que si cuidas tu mente, la nutres con la Palabra de Dios, y la cultivas como si fuera un jardín haciéndote hacedor de ésa Palabra, florecerá más allá de tus expectativas.
Pero si dejas que la cizaña del pecado arraigue, nunca podrás alcanzar la paz espiritual de Cristo y la armonía interna con el Espíritu Santo.
No importa lo que te suceda en la vida pues tienes la capacidad de elegir tu reacción, y cuando consigas establecer el hábito de buscar lo positivo en cada circunstancia, (Romanos 8:28-29). Tu vida pasará a la dimensión espiritual que es en Cristo.
Piensa entonces que no hay errores en la vida, sino que solo hay lecciones que aprender. No existe una experiencia negativa, sino que existen oportunidades que hay que aprovechar para avanzar por el camino del Señor.
Conclusión
¿Qué debemos hacer para mejorar las cosas? En primer lugar debemos empezar a vivir aferrados a los sueños y promesas de Dios, y no a los recuerdos. Ya que cuando aprendas a controlar tus pensamientos y sepas imaginar todo lo que el Señor desea que tengas en esta vida terrenal, las fuerzas que el diablo había dormido en tu interior empezarán a despertar. Pero para que esto suceda debes atreverte a soñar que eres mucho más que la suma de tus circunstancias y problemas.
Atrévete a soñar en Cristo y verás que diciendo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Filipenses 4:13. Te sorprenderán los resultados.
Verás que cuando en Cristo te estableces un objetivo importante, un proyecto extraordinario, todos tus pensamientos rompen sus ataduras. Tu mente supera los límites, y te ves en un mundo nuevo, donde las fuerzas, dones y talentos ocultos cobran vida, para descubrir que eres una persona mejor de lo que habías pensado.
© Ricardo Hernández. Todos los derechos reservados.
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