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Toma tu promesa

Predicas Cristianas

Predicas Cristianas Texto Bíblico:Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.” (Génesis 13:15)

Prédica de Hoy: Toma tu promesa

Introducción

Nuestro Dios es maravilloso. Él hace las cosas como bien le parecen y son perfectas. Dios nos sorprende a cada instante con Sus misericordias y nos gozamos en ellas cada mañana. Nos gozamos porque Él es bueno y multiplica Sus bendiciones sobre la vida de sus hijos. Pero muchas veces las bendiciones de Dios no vienen a nuestra vida, no porque Dios no quiera entregárselas a sus hijos, sino porque no hacemos lo que es debido para obtenerlas.

Como hemos dicho constantemente Dios es bueno [1] y quiere lo mejor para sus hijos [2]. Pero existen algunos impedimentos que bloquean la bendición de Dios sobre nuestras vidas. Pero esos impedimentos no provienen de Dios sino de nuestra propia vida.

Muchas veces no sabemos el motivo por el cual no recibimos la bendición de Dios en determinado asunto y el motivo está cerca nuestro. Dios quiere bendecirnos y darnos lo mejor, debemos pues ser obedientes y recibir los regalos del Señor a nuestra vida [3].

I. Una promesa de Dios (Génesis 12:1-3)

Dios hizo una promesa a Abram, una promesa que este creyó y actuó conforme al mandamiento del Señor. Debemos notar en el versículo uno del capítulo doce del Génesis que Dios le da un mandamiento al patriarca.

Ese mandamiento necesita de una obediencia. Abram vivía en la casa de su padre, seguramente tenía tierras que cultivar y ganados que cuidar. Pero el mandato de Dios fue que dejara todo lo que conocía hasta ese momento y se aventurara a lo que no conocía.

Dios nos ha dejado Sus mandamientos, nos ha dejado Sus estatutos y decretos para que sean obedecidos por todos los hombres. Debemos ser obedientes a la voz de nuestro Padre, así como Abram lo fue. Abram obedeció el mandato de Dios y dejó su casa, dejó sus comodidades y se fue a un lugar que no conocía.

a. En tiempo difícil (Mateo 11:28)

Muchas veces las promesas de Dios son declaradas a nuestra vida en un momento que pareciera que no fuera el mejor para nosotros. Tal vez estamos pasando un momento de escasez y Dios nos dice que nos prosperará. Tal vez estamos pasando un momento de enfermedad y Dios nos dice que es nuestro sanador.

Quizá el momento en que la promesa venga a nuestra vida no sea el que quisiéramos, desearíamos ver una esperanza para la situación adversa, pero en lugar de eso parece que no hay salida y que la situación en lugar de mejorar va a empeorar.

Es posible que pensemos que los tiempos no son los mejores para ir tras una promesa de Dios, pero es en esas situaciones adversas en donde Dios se glorifica [4]. No pretendamos ver la obra de Dios con los ojos naturales, sino que debemos verla con los ojos del espíritu.

Así lo hizo Abram, dejó su tierra y se fue al lugar que Dios le indicaría, porque le creyó. Aunque no sabía con certeza el lugar que Dios le daría él ya lo sabía en su corazón.

b. Rodeada de lo imposible

La promesa de Dios para Abram vino acompañada del mandamiento. Dios le dio mandamiento y si se cumplía con este Dios haría de él una nación grande. Dios requiere obediencia de nuestra parte para darnos la promesa de su poder. No podemos pretender que Dios nos bendiga con todas sus maravillas si somos desobedientes a sus mandamientos.

Pero si somos obedientes significa que estamos encaminados hacia la gloria de Dios. Esto no significa que todo el camino será cubierto de rosas y todo irá bien. Muchas veces aunque seamos obedientes estaremos rodeados de lo imposible.

Abram le creyó a Dios pero tuvo que pasar muchos años para ver con sus ojos lo que Dios haría. Dios le prometió hacer de él una nación grande, pero Abram ya era mayor al igual que su esposa y era imposible que pudieran tener hijos.

Cualquiera en el lugar de Abram hubiera renunciado a esa promesa de Dios, porque no tiene lógica el dejar las posesiones e ir a un lugar que no sabe que le ofrecerá. No lo sabe en la carne pero lo conoce en el espíritu, esa es la diferencia entre un cristiano y quien obedece a la carne.

Aunque estemos rodeados de lo imposible debemos reconocer que en Dios las promesas son un sí, son una realidad, son posibles por el poder de su fuerza. Porque no confiamos en la palabra de una persona sino que confiamos en la misma palabra de Dios que hace las cosas posibles desde lo imposible.

II. El camino de la fe (Hebreos 11:1)

Abram recibió una promesa, una gran promesa. Aunque no tenía certeza física de esa promesa, aunque estaba rodeado de imposibilidades para que se cumpliera, él caminó en fe. Esto quiere decir que fue obediente a la palabra de Dios e hizo conforme a Sus mandamientos.

Eso es caminar en fe, el ser obedientes y actuar como si ya fuera una realidad en nuestra vida, aunque sea un momento difícil, aunque lo que veamos a nuestro alrededor sea lo imposible, por la fe vemos a Dios y la obra de sus manos en nuestra vida.

Pero puede ser que nos lleve algún tiempo el aprender a vivir en fe, por eso el Señor nos dijo que pidiéramos que nuestra fe fuera aumentada. Debemos pedirle a Dios que aumente nuestra fe para creer en todas sus promesas y tomarlas en el nombre del Señor.

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