¡Levántate! Tu destino no es el suelo

No tengo quién me meta en el estanque

La respuesta del paralítico puso de manifiesto su frustración. Había perdido toda esperanza de ser sanado, y le explica al Señor todos los problemas que encontraba para llegar a la única solución que él conocía. Después de tantos años de perseverar sin descanso en lo que no solucionaba su problema, había llegado a darse por vencido.

Pero lo más grave es que Jesús se presentó ante él y su frustración le impedía darse cuenta de que tenía delante de sí la verdadera solución a su situación. Muchas veces tienes una puerta abierta ante tus ojos y no puedes verla. La parálisis provoca frustración.

Por otro lado, este hombre también aprovechó la ocasión para dar rienda suelta a su amargura y culpar a otros, No tengo quien me meta en el estanque cuando caemos en esta situación es un denominador común culpar a los demás.

No esperes que otros hagan lo que te toca solamente hacer a ti

Lo cierto es que así somos los seres humanos. En realidad, tal como aquí se nos presenta a este hombre, podemos decir que es un símbolo de la impotencia espiritual de todos los hombres. Porque lo reconozcamos o no, todos nosotros somos totalmente incapaces de ayudarnos a nosotros mismos para cambiar las graves consecuencias que el pecado ha traído sobre nosotros. Muchas veces gastamos la vida confiando en personas y cosas que nunca llegan a aportarnos ninguna solución.

Todos nosotros en algún momento de nuestras vidas nos encontrábamos en las orillas de este estanque esperando alcanzar la solución a nuestros problemas, pero que bueno que Jesús se interesa por todos nosotros, que bueno que el entrego su vida por nosotros.

Así como el enemigo ha venido para matar, hurtar y destruir, el Señor ha venido para darnos vida y vida en abundancia

Así pues, frente a nuestra propia debilidad y la incapacidad de otros para ayudarnos, Cristo se interesa por nosotros.

“Levántate, toma tu lecho y anda”

¡Qué gran desafío para un hombre que acababa de confesar su completa incapacidad! Para quien estuvo paralizado por 38 años escuchar estas palabras, él podía haber dicho, pero como si aún no he descendido al estanque y mucho menos el ángel ha agitado las aguas, pero eso es lo que el Señor nos está diciendo hoy.

Todas Sus promesas se harán realidad en nuestras vidas, no porque podamos hacerlo nosotros mismos, sino porque Él va a hacer que se cumplan. Pero aún falta algo más luego Jesús le dijo:

“Levántate, toma tu lecho y anda”

Cuando Dios nos levanta, nos sacude el polvo nos exhorta a tomar nuestro lecho y andar. Levantarte puede que nos cueste un poco de trabajo, pero es que para hacerlo necesitamos un apoyo que solo lo podemos encontrar en Dios, con tus fuerzas será imposible, pero con su ayuda lo lograremos.

La parálisis trae consigo traumas en los miembros tanto superior como inferior otro ejemplo de paralitico es Mefiboset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, un príncipe, un hombre de ascendencia real cuando él era niño se ve afectado por un accidente y se convierte en inválido la genealogía o la ascendencia no impiden que nos paralicemos, es la relación dinámica con Dios la que te hace permanecer activo Mefiboset el príncipe, heredero del trono, es ahora un hombre avergonzado, colmado de traumas, lleno de frustraciones.

5 comentarios en «¡Levántate! Tu destino no es el suelo»

Deja un comentario