La expresión “para que” debiera recordar que el pecado, aunque es un enemigo formidable, no tiene por qué derrotarnos. Las “palabras persuasivas” tienen la misión de confundirnos en la fe. Pero el auténtico creyente ha sido enseñado en su doctrina de modo que nada pueda perturbarlo o apartarlo de la fe una vez dada a los santos.
II. EL BUEN ORDER – LA MANERA COMO HEMOS PROFUNDIZADO
1. Las raíces son las que sostienen
Los hermanos de Colosa habían echado raíces profundas en Cristo, por lo tanto, eso les había sostenido en los momentos cuando los vientos de doctrina estaban presentes y pretendían que ellos cambiaran su fe. Pablo los anima a mantener sus raíces con las que han crecido pues son ellas las que sostendrán el tronco de su vida para que sus ramas den el fruto esperado.
La palabra “arraigados” significa echar raíces. Y esto era lo que había pasado con estos hermanos. Habían echado de tal manera sus raíces en el Señor que no serían fácilmente movidos por cualquier viento de doctrina. Una de las pruebas que nos permite ver la fragilidad de un árbol es a través de los feroces huracanes que le golpean.
No es sorpresa que después que haya pasado la tormenta ver el desastre que causan los árboles desarraigados a los caminos y a las casas. La destrucción que dejan sus ramas es notoria. Pero en medio de esos vientos de altas velocidades también vemos a las palmeras sometidas a tal furia, y aunque sus hojas se las lleva el viento y su tallo llega hasta rozar el suelo, no se desarraigan. Las raíces de los creyentes no pueden ser menos que esto. Es la falta de profundidad en el Señor lo que nos hace débiles en la fe.
2. Las raíces son las que alimentan
La figura del Salmo 1 es sencillamente elocuente cuando leemos del “árbol plantado junto a corrientes de agua”. El resultado de dar su fruto a su tiempo y que su hoja no caiga se debe a sus raíces que buscan alimentarse del agua y de los nutrientes minerales de la tierra de modo que, al verlo frondoso, sepamos que la belleza de sus hojas y sus frutos están relacionadas con el trabajo que hacen las raíces.
Y esto es lo que pasa en la vida espiritual. El elogio que Pablo hace a los hermanos de Colosa respecto a su buen orden y firmeza tenía que ver con la manera cómo ellos habían creído y crecido en el Señor. Sus profundas raíces en el conocimiento del Señor no solo los hacía estables, sino que a través de ellas alimentaban su fe. Se dice que el árbol de raíces más profundas se llama el “Árbol del Pastor”.
Es capaz de crecer hacia abajo con sus raíces en la misma proporción que crece su tallo y sus ramas. Esto nos ilustra la importancia que tiene para la vida la manera cómo hemos venido profundizando nuestro crecimiento en Dios. Nuestro conocimiento y sabiduría con los que enfrentamos las pruebas y las tentaciones tiene mucho que ver cuán profundas son nuestras raíces.
III. EL BUEN ORDER – LA MANERA COMO HEMOS SIDO EDIFICADOS
1. Edificados sobre el fundamento de la fe.
Pablo es el gran defensor del fundamento que ya ha sido puesto y que no debe ser quitado (1 Corintios 3:11). Y si bien es cierto que los hermanos de Colosa estaban siendo amenazados en su doctrina, Pablo les dice que ellos son la obra de un constructor – nada menos del que aprendió carpintería de su padre terrenal, José – pero especialmente del “arquitecto y constructor” que no es otro sino el mismo Dios creador de todo.
Por lo tanto, Pablo sabía que los hermanos Colosenses tenían un fundamento sólido, pues su discípulo Epafras los había edificado firmemente. ¿Cómo sabemos que ellos fueron edificados sobre este fundamento? Uno de los textos que confirma esta verdad nos dice: “… y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (vers. 10).
Tener el fundamento del Señor es vivir una vida cristiana estable, sin ser movida por ningún tipo de nuevas corrientes que tienen como propósito engañar y apartarnos de la fe en la que nos hemos afirmado con los años. Y es que al tener a Cristo como el fundamento de nuestra fe tenemos acceso a todos sus tesoros (vers. 3), los que no pueden ser comparados con ningún otro tesoro del conocimiento terrenal.
2. Edificando la vida sobre el fundamento.
Cuando Pablo usa la palabra “sobreedificado” está diciéndonos que nuestra vida espiritual se construye encima del fundamento que ya está puesto. Sobreedificar es edificar arriba. El buen orden y la firmeza con la que Pablo elogia a estos preciosos hermanos tuvo que ver con esto. Sus vidas las habían levantado no sobre el fundamento filosófico de los griegos o sobre la vida licenciosa de los romanos, sino sobre la vida, muerte y resurrección de Cristo.
La belleza espiritual de ellos se debía a que habían sobreedificado su fe no en “madera, heno, hojarasca”, sino sobre “oro, plata, piedras preciosas” de acuerdo con el pasaje de 1 Corintios 3:11. Allí Pablo habla del fundamento y lo que sobre este se edifica. Es claro, entonces, que hay dos maneras de construir la vida espiritual.
Le doy la razón , como Iglesia muchos nos hemos preocupados por cosas que no son importantes como luchar por un bien inmueble, autos, lujos entre otros y he descuidado mi relación con mi creador por los afanes de la vida, algo que me impacto es todo lo que está sucediendo y que Dios lo permite, la pandemia el retorno del MÁS a mi país Bolivia, le pregunté en qué fallamos y siento que no es suficiente orar repetir sin tener un corazón verdaderamente quebrantado, creyéndole a pesar de lo que pase, él actúa a su manera y no a la nuestra, me costo y me cuesta esa verdad, quiero volver a mi primer amor
El señor Jesucristo les bendiga estoy haciendo el estudio sobre el diezmo en nuestro tiempo y todas las iglesias predican sobre el diezmo, entonces ¿donde está la iglesia verdadera? ¿Puede una persona después de saber este engaño seguir congregándose en la misma iglesia?